2018: el año que parió un nuevo hito urbano

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En los últimos días fue agregado al paisaje urbano de Ushuaia una estructura sencilla sobre el inicio de la Pasarela Pedro Fique, un área costera cuyas características hemos enumerado en muchas oportunidades desde la tradicional columna que el Instituto de Estudios Fueguinos (I.E.F.) posee desde hace más de cinco años en Diario Prensa.

Se trata del corpóreo cartel de color blanco con la inscripción “Ushuaia”, colocado al pie de la Bahía Encerrada con motivo del plan de embellecimiento costero, que esta semana verá desfilar a los representantes del G-20 en la ciudad capital fueguina. Este cartel promete convertirse desde el mismísimo momento de su colocación en un hito urbano, la próxima fotografía turística que recorrerá paginas webs, diarios virtuales de viajeros e imágenes en diversos soportes y en todas las redes sociales que remitan a la ciudad emblema del “fin del mundo”.

La importancia y significado de los hitos urbanos

Cuando hablamos de hitos urbanos estamos habilitados a pensar, entre otras cosas, en piezas de arquitectura singular diseñadas de forma tal que su esquema se destaca por encima de las edificaciones de su propio entorno. La función de estos hitos suele estar vinculada a servir como elementos de orientación dentro del espacio urbano, pero también definen marcas identitarias, una perspectiva cultural multisentido, constituyéndose en un punto más del entorno ambiental de una costa muy particular, reconocida en su riqueza simbólica y paisajística.

A propósito de todas estas cualidades y sobre la base de nuestras propias definiciones teóricas en las que venimos insistiendo con frecuencia, no podemos olvidar que el hito se levanta sobre la línea de costa de la Bahía, y esto implica una nueva variabilidad del paisaje, un nuevo híbrido en el territorio, una nueva configuración fruto de la intervención de la actividad humana.

Lo cierto es que si se piensa la temática con detenimiento, las ciudades están repletas de hitos urbanos, históricos, turísticos, ambientales, entre otros. Sin ir muy lejos podríamos nombrar el Obelisco en la ciudad de Buenos aires, una foto indiscutida, relacionada a la nostalgia porteña, al tango, al amor de la Buenos Aires querida; o podemos pensar también en el Puente de la Mujer, uno de los más recientes hitos urbanos de aquella ciudad, moderno y esbelto, construido junto con el proceso de urbanización de Puerto Madero y diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava. En fin, el listado es extenso y la mayoría se encuentran grabados en nuestras retinas y han sabido conjugar su inigualable presencia en verdaderas escenografías de la trascendencia.

La representación de un proyecto territorial

Otro punto importante pasa por aclarar que el paisaje cultural y urbano es una aproximación al proyecto territorial, que hace énfasis en la forma y el uso social de un espacio determinado. Así, como hemos advertido, el paisaje aparece como resultado de las modificaciones del ambiente operadas en función del uso que se da a los recursos del territorio.

Es por eso que en estos paisajes dados por la naturaleza, el hombre es capaz de intervenirlos con su impronta de acuerdo con un plan general que suele estar relacionado con la función y significados que una comunidad está dispuesta a transmitir. De lo que se es y de los que se aspira a ser.

Más allá del tipo y lógica de asentamiento, el hacer la ciudad desde hace siglos respeta ciertos esquemas que otorgan improntas al territorio, constituyéndose, muchas veces como un efecto no buscado, en verdaderos activos a los ojos de los lugareños y de los circunstanciales visitantes.

Esta construcción, a lo largo del tiempo, es entonces una transformación intencionada según sean los objetivos políticos, sociales, ambientales y sitúan al hito -el corpóreo cartel de Ushuaia, en este caso- en un lugar preponderante.

Siendo el sitio de implantación del corpóreo cartel de Ushuaia un lugar cuanto menos controvertido, no deberá extrañarnos que genere reacciones de todo tipo, siendo factible que en los próximos días escuchemos objeciones, ópticas encontradas, denuncias y reclamos dirigidos a condenar la intervención costera y también los voceros leales al conservacionismo del paisaje.

Una decisión acertada

Desde nuestra óptica consideramos que es una apuesta interesante. Creemos que se trata de un acierto que se verá traducido en el inmediato nacimiento de un hito urbano, de una nueva imagen que dará la vuelta al mundo y será motivo de que la inconfundible Bahía Encerrada y el Canal Beagle sean aún más reconocibles.

Son esos momentos de lucidez en los que el hombre y la comunidad en la que está organizado, realizan un culto a la simpleza y economía de los materiales, en una combinación de austeridad y trascendencia que imprimen un valor agregado al paisaje urbano.

No habrá ojo humano, sea residente o circunstancial visitante, que no imagine un recuerdo en ese lugar o imagen: una foto individual o grupal, un llavero, una taza, prenda de vestir, calcomanía o postal. Tampoco será un ente ajeno a los portales de internet, que tan importante efecto causan a la hora de ponderar una acción de Gobierno tendiente a difundir las bonanzas de un destino turístico.

Si había algo que le faltaba al paisaje urbano costero de Ushuaia era este corpóreo cartel. Ahora está ahí, a la vista de todos. Seguramente llegó para quedarse, para acompañarnos en nuestra gélida estadía invernal y en esos veranitos que al parecer son cada vez más calurosos. Otros se lo llevarán gravado en sus retinas o estampado en algún objeto.

Un hito urbano nació en los últimos días, para acompañar al Saint Christopher, a la Misión y tantas otras representaciones que nos definen por lo que fuimos, somos y seremos, un pueblo acostumbrado a vivir entre la belleza y las imágenes de nuestro inigualable paisaje urbano.


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Diario Prensa
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