Deportes invernales: ¿sólo para ricos?

Ushuaia, como pocas ciudades en Latinoamérica, se caracteriza por aprovechar aquello que en otras latitudes representa un verdadero fastidio: el invierno.
Y no hablamos de un invierno con sólo bajas temperaturas, sino con un sinfín de características que hacen de esta ciudad un lugar único.
Pese a que los cambios climáticos mundiales han provocado que los períodos estacionales sean cada vez menos crudos y violentos, en la capital de la provincia siempre esperamos lo mismo: nieve, escarcha, hielo y bajísimas temperaturas que rozan lo inhóspito e inhabitable.
Rodeados de un paisaje sobrecogedor en todas las estaciones del año, es durante el invierno donde se desarrollan las actividades deportivas más comunes, típicas de lugares con montañas y grandes valles, donde el sky y el snowboard son las estrellas.
Lamentablemente, y porque un Dios supremo así lo ha decidido, estos deportes sólo son accesibles para las clases pudientes que pueden concurrir al único centro invernal que existe, concesionado por una empresa que cobra tu peso en oro para el pase invernal de cada año. Es algo así como: “Si me das un pedazo de tu riñon y siempre y cuando la nieve lo permita, podrás subirte a nuestras aerosillas hasta las distintas bases del cerro..”. Ni hablar del costo de los equipos si no tenés los tuyos y obvio, si no tenes una buena chata 4×4 para llegar hasta el centro invernal. O sea, dicho de otra manera menos sutil, sólo los miembros de la casta aristocrática fueguina tienen acceso al deseado pase.
Aclaro que la pista del Glaciar Martial dejó de operar ¡por abandono!. La dejaron sin mantenimiento y obvio la aerosilla dejó de funcionar. Dicho de otra manera, no les importó porque a la pista del Glaciar Martial iban los pobres.
Sí señores, en Ushuaia al invierno lo disfrutan unos pocos, mientras que el resto de la población sólo se conforma con deslizarse por la Pista de los Pobres, que está sobre la Ruta 3, a escasos kilómetros del Cerro Castor; o utiliza algunas de las calles que son clausuradas por la Municipalidad debido a su excesiva pendiente.
Hace algunos años, a algún intendente cráneo se le ocurrió la brillante idea (no discutiremos aquí su idoneidad) de aprovechar esta característica y potenciarla, construyendo la única pista de patinaje olímpica que existe en toda Latinoamérica para hacer del patinaje sobre hielo, un deporte al que pueda acceder la clase media, la que no tiene vehículo, la que no tiene ni tabla ni bastones propios, o sea, la clase trabajadora. Y lo hizo pensando en eso, en darle la oportunidad de disfrutar también del invierno, a miles de niños y familias completas, como un modo de equiparar esta disparidad social que caracteriza a este pueblo: lo que pueden hacer los ricos y lo que no puede hacer la gente de menos recursos.
Lo cierto es que ni siquiera a los residentes el precio para esquiar en el Cerro es más cómodo; no, así como esquiar no es para cualquiera, ir al Cerro tampoco.
Después de años de desidia, abandono, falta de recursos, la pista, repito, única en su tipo en toda Latinoamérica, ha sido finalmente concesionada a la empresa Gastronomía del Sur. Lástima que el común de la gente no la podrá disfrutar sino solo aquellos miembros selectos de la sociedad que pueden afrontar desde el elevado costo del alquiler de los patines hasta el uso de la pista.
Una de las pistas “naturales” de Ushuaia era la clasica Laguna del Diablo, que la administraba el Club Andino. Al inaugurarse la nueva pista, el mismo ente se hizo cargo de la administración del local, añadiendo el bar Yámana a su servicio.
Pero la falta de interés por parte de la Municipalidad de Ushuaia, sumado a la desinversión de la entidad que era responsable del predio, logró lo que muchos temíamos: después de la llegada del nuevo intendente, la pista municipal fue cambiada de administrador, junto con el bar del mismo nombre y por ende, quedó en claro que el acceso a la misma ya no iba a ser para todo el mundo.
Justificando el hecho de haber realizado grandes mejoras en el predio, esta empresa traslada los costos al consumidor final.
¿Que los patines son nuevos? ¡Mentira!, Son los mismos de hace cuatro años, sólo que los rotos fueron sacados del stock. La pista, bueno, la pista es la misma, solo que enrejaron el perímetro para que supuestamente el disco del hockey sobre hielo no golpee a ningún espectador (aunque me dejo invadir por la idea de que la enrejaron para evitar “colados” que no paguen el pase diario…). Y en cuanto a la máquina que hace el hielo, también es la misma, sólo que se repararon los caños de conducción del frío, que rompieron los mismos ineficientes administradores que alquilaban la pista en el verano para la práctica de roller, y/o patinetas, destrozando la delicada capa de cemento que cubre la plataforma.
Resulta que todo esto se combina para que hoy, para una familia tipo que reside en Ushuaia, que no tiene patines propios, represente casi 600 pesos deslizarse una hora sobre el hielo, no habiendo consideración alguna en cuanto a lo que se le cobra a los chicos. Todo muy sectario, en vez de popular; tal y como fue pensada la pista desde sus inicios.
Sólo los miembros del Club Andino, los que pueden pagar el espacio durante un fin de semana o los que tienen patines propios, pueden recrearse allí. Y no exagero. ¡Los invito a ver cuánta gente hay patinando los fines de semana!.
Y como insultando la memoria de los orígenes del patín sobre hielo, la pista se sigue llamando “Tachuela Oyarzún” quien otrora marcó un hito patinando con grampas en la Bahía Encerrada. Seguramente al eximio vecino no le hubiera gustado que las cosas estén como están.
Teniendo en cuenta los tiempos que corren, la Municipalidad de Ushuaia debió incluir en el contrato con la empresa concesionaria, una cláusula fijando precios acordes a lo que la gente de clase media pueda pagar, para que no se transforme en otro deporte de invierno más al que no pueden acceder las personas comunes.
¿Y todo esto por qué? Simplemente porque la pista no la construyó ni Gastronomía del Sur ni New San. La pista es municipal, fue construída con los impuestos y contribuciones de toda la ciudadanía.
Pero … a no confundir. No digo que sea gratis, porque por historia sé que lo gratis para unos, otros lo pagan. Digo que se deberían cobrar precios racionales para el laburante común, para el papá separado que lleva los pibes un domingo porque es el único día libre que tiene. Y hablo con conocimiento de causa. El dia de la inauguración había gente sólo porque el pase para los que antaño pudimos comprar patines, era sin costo y para los que no tenían patines, era de 60 pesos.
Fue el único día en el que vi brillar ese hielo magnífico en medio de un paisaje conmovedor. El único día que me choqué codo a codo con otros patinadores. Después, sobra pista, falta voluntad y hay ausencia del Estado. El deshielo mismo…


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