¿Nuevo turismo o informalidad organizada?

TURISMO INFORMAL (Segunda parte)

En la primera parte de esta nota, exhibíamos un resumen sobre las consecuencias negativas del turismo informal, fenómeno que se ha multiplicado, principalmente con el incremento de plataformas de Internet que ofrecen todo tipo de alojamiento e incluso otros servicios turísticos.
Hemos dicho, en reiteradas oportunidades, que un destino turístico exitoso requiere, entre otras cuestiones, saber adaptarse a las demandas del mercado. Seguimos pensando lo mismo pero, dicha adaptación, no debe ser irresponsable, ingobernable y enemiga de la planificación. Por lo que hoy diríamos que, para construir un destino turístico exitoso, es necesario conocer y entender las demandas del mercado, sin dejar de controlar los procesos de crecimiento locales.
Muchos creen, que las recetas necesarias para «desarrollar» turísticamente un destino, pasa por viajar y copiarlas de destinos más experimentados. Si bien conocer otros lugares ayuda en la comprensión del fenómeno del turismo, creemos que todos los destinos son diferentes, como son diferentes sus historias, sus características, sus residentes, sus leyes, economías, etc.
Una planificación adecuada requiere una mirada profunda que permita sumar las nuevas tendencias pero sin disociarnos de nuestra propia realidad y sin abandonar aquellos procesos que ayudan a una genuina maduración, priorizando los beneficios para el residente.
Decenas de plataformas permiten hoy, contratar servicios turísticos sin intermediarios, en todo el mundo. Tratándose de servicios habilitados, respetuosos de las reglas de juego de sus respectivos lugares, no dejan de ser una excelente manera de llegar al cliente potencial. Sin embargo algunas de estas plataformas ofrecen mayoritariamente, servicios no habilitados, no registrados, informales o, para ser más claro, servicios «truchos». Airbnb, Booking, HomeAway, Windu, TripAdvisor, Trivago, Fipkey, Homestay, Kindandkoe, Housetrip, Rentalia, Apartur, etc., son algunas de ellas.
Uno de los ejemplos más emblemáticos es «Airbnb» con un registro de miles de alojamientos de infinidad de destinos, incluido Ushuaia. Se trata de un sitio web que permite a cualquiera de nosotros, ofrecer nuestras viviendas a turistas sin ningún tipo de intermediarios, ello pese a que en nuestra provincia existen leyes que claramente no lo permiten. Con el argumento de responder a la demanda de un nuevo turismo, evitan impuestos, empleados, controles, obligaciones que efectivamente se les exige a la oferta de alojamiento formal. Obviamente que existen empresarios que se benefician con esta modalidad, principalmente los responsables de la construcción, sin embargo una de las primeras denuncias es que este tipo de plataformas generan burbujas inmobiliarias que perjudican a muchos.
La industria tradicional del hospedaje se encuentra duramente amenazada por este nuevo sistema de oferta y contratación de alojamiento. Quienes sustentan la libre competencia y una mayor oferta de servicios, posiblemente no encuentren sólidos argumentos cuando esta modernización los termine afectando también a ellos.
Airbnb «…no solo está creando nuevas pautas de cómo debe ser un hospedaje, también está cambiando el turismo y definiendo la sustentabilidad de las ciudades…» (Paz Peña, de Le Monde Diplomatique). Basta preguntarnos si este cambio realmente nos conviene o si es que no termina estandarizando nuestra, ya no muy sólida, autenticidad. Nos llenamos la boca hablando de «crecimiento o plan estratégico» y resulta que estas plataformas son las que terminan conduciendo o condicionando nuestra planificación turística.
Según un informe elaborado por la Cámara de Turismo de Tierra del Fuego, la totalidad de los alojamientos comercializados a través de Airbnb, son ilegales, no se hallan habilitados. Mientras que el 50 % de los ofrecidos por Booking son también informales.
Dichas empresas podrían estar incumpliendo leyes como la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor, 22.802 de Lealtad Comercial, 25.156 de Defensa de la Competencia y las del orden provincial y municipal, al no hallarse correctamente habilitadas.
Menciona también dicho informe que: «…los alojamientos ilegales en general: no pagan impuestos nacionales, provinciales ni tasas municipales por la actividad comercial turística, no cumplen con las normas sanitarias y de seguridad, no cuentan con los seguros obligatorios, ni empleados registrados, pagan tarifas domésticas de servicios públicos en lugar de las comerciales, no pagan derechos de propiedad intelectual (Sadaic, AADI-Capif, Sagai, Argentores, DAC) …»
Finalmente es necesario mencionar que varios destinos importantes del mundo, han comenzado a actualizar su legislación, imponiendo ciertos límites a estas plataformas, incluso aplicando duras multas al propiciar una competencia desleal respecto de aquellos servicios correctamente regulados.
En el caso de Airbnb, ha sido tan exponencial su crecimiento y el poder adquirido, que se ha lanzado a la oferta de «Trips» (excursiones) calificándolas de «experiencias premium», con la misma modalidad. Cualquiera de nosotros puede organizar excursiones y recibir turistas compartiendo la propia experiencia. Claro que Airbnb se quedará con el 20 % de lo que cobremos al visitante…


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