Sigue sin aparecer quien estafó al juez Loffler ni la camioneta de alta gama, timada

UN SUJETO DE BUENOS AIRES LOGRO ENGAÑAR AL JUEZ DE CAMARA DE RIO GRANDE,  EXHIBIÉNDOLE UN SOLVENTE PASAR.  UNA VEZ QUE SE GANÓ SU CONFIANZA, LE “PAGO” ALREDEDOR DE 800 MIL PESOS EN CHEQUES DE FIRMAS DE RENOMBRE, DENUNCIADOS COMO ROBADOS.

Luego de que Diario Prensa publicara en su edición de ayer que el camarista riograndense Ernesto “Nené” Loffler había sido víctima del “cuento del tío”, al vender su camioneta por OLX a un sujeto que se la pagó con cheques de terceros denunciados como robados, numerosos medios replicaron la noticia, sumando algunos datos más que se filtraron desde la órbita judicial.
Quien no dijo nada al respecto fue el damnificado, quien off the record se limitó a manifestar su disconformidad con la difusión de la noticia y a descalificar a la prensa.
Lo que no hizo Loffler fue desmentir el hecho, en el que además de haber resultado directamente afectado, también hay un efectivo policial provincial implicado por presunta estafa, identificado como Tomás Fuentes.

  LOS HECHOS

Hace algunas semanas atrás, el juez de la Cámara de Apelación de Río Grande, Ernesto “Nené” Loffler, publicó en venta en el sitio de clasificados a nivel nacional, su camioneta de alta gama. Pronto apareció un interesado que hábilmente habría trazado un plan para ganarse la confianza del vendedor y timarle su rodado.  Lo primero que hizo el sujeto – según declaró la víctima – fue transferirle una suma estimada en los 25 mil pesos para que el propietario le reservara el bien mientras él viajaba personalmente a Río Grande, a negociar el pago del automotor.  Así lo habría hecho, alojándose en uno de los hoteles más importantes de la plaza.  Según se pudo saber, el individuo habría permanecido varios días en la ciudad, exhibiendo siempre ante el magistrado, un holgado pasar.  Con una personalidad evidentemente seductora, convincente y persuasiva, el “comprador” habría conseguido que Loffler accediera a tramitar ante el Registro del Automotor, una cédula azul  – (permiso de manejo)  -documento que le permitiría al nuevo dueño de la costosa camioneta estimada en un valor superior a los 800 mil pesos – trasponer las fronteras de la provincia, transitar por Chile y reingresar la unidad al continente, con supuesto destino final Buenos Aires.
En su estadía en Río Grande, el individuo habría pactado con el dueño del rodado, abonárselo con varios cheques a fecha, de firmas nacionales prestigiosas.
Finalmente el feliz “dueño” de la unidad abandonó por vía terrestre la provincia.
Al llegar la fecha de pago del primer cheque, Loffler lo presentó en el banco y entonces sobrevino la mala noticia: no solo ese si no todos los demás cheques que había recibido, estaban denunciados como robados…
Entonces el camarista radicó la denuncia correspondiente y comenzó una investigación que se extendió en dos brazos: uno en la provincia de Buenos Aires, en donde hasta la fecha no se ha podido dar con el estafador ni con la camioneta astutamente sustraída y en Ushuaia, adonde el pasado martes fue detenido en carácter de incomunicado y luego excarcelado,  un integrante de la División Servicios Especiales, el agente de Policía Tomás Fuentes, a quien algunos testigos dicen haberlo visto en compañía del timador.


LA INVESTIGACION
Puntos oscuros y preguntas sin respuesta

Una vez que el ilícito que lo tuvo como damnificado se materializó en una denuncia formal ante la Justicia, el camarista “Nené” Loffler se encontró en una incómoda situación al plantearle los magistrados a cargo de la investigación, algunas preguntas sobre cuestiones básicas de precaución al momento de vender un bien automotor, que él – inexplicablemente – no tuvo en cuenta.
Resulta para el juez de instrucción inadmisible que Loffler, por ejemplo, haya tramitado a favor del comprador de su camioneta de alta gama, una cédula azul, sobre todo porque el camarista niega tener vínculos familiares o de amistad con el timador y admitió que por el bien apenas  tenía algunos cheques.
Al poner en manos del sujeto ese documento, no solo le facilitó manejar el rodado libremente – dado que la cédula verde estaba vigente –  si no que asumió con él, de modo solidario, la responsabilidad civil y penal por cualquier tipo de siniestro que el vehículo protagonizara.  ¿Por qué el juez Loffler decidió asumir semejante responsabilidad que podría poner en riesgo su patrimonio y su tranquilidad?.
Otro punto sin respuesta por parte del damnificado es cómo obró con tanta imprudencia con alguien que hasta lo engañó en su identidad, dado que el DNI que le facilitó para tramitar la cédula azul no se condice con la descripción del “comprador” y corresponde a un argentino domiciliado actualmente en Miami.
Estos aspectos de la investigación llegan a una vía muerta cuando se espera una respuesta de un damnificado que además de ser adulto, abogado y juez, cuenta con un familiar directo que es titular del Registro Automotor Nro 3 de Río Grande – el Dr. Guillermo Daniel Loffler – adonde sin ningún lugar a dudas hubiera obtenido asesoramiento sobre los recaudos básicos que los ciudadanos deben observar al momento de efectuar una transacción de un bien automotor.

SIN VERGÜENZA

Sin vergüenza y con valentía, es de esperar que los ciudadanos timados, estafados, burlados en delitos para cuya comisión suele resultar indispensable la inocencia e imprudencia de las víctimas, adviertan a otros sobre las mil y un artimañas de las que se valen los amigos de lo ajeno.
En este caso particular, en atención a los datos suministrados por el magistrado, se está ante un sujeto o una organización que está dispuesta a “invertir” primero, para ganar después.  Esto se refleja en el hecho de que el individuo que habría estafado a Loffler le pagó efectivamente una seña de unos 20 mil pesos; pagó un tramo Buenos Aires – Río Grande por una empresa de aviación, vía por la que arribó a la ciudad; pagó una habitación de lujo en un hotel y se desenvolvió por alrededor de una semana – ante la vista de Loffler – con un nivel de vida de gran solvencia.  A cambio de todo ello, se llevó con el pleno consentimiento de la víctima, un bien automotor rayano en el millón de pesos.
Por lo dicho es de esperar que el integrante de la Cámara de Apelaciones riograndense, deponga su actitud de silencio y de agravio a la prensa por haber difundido un hecho cierto y sin vergüenzas de ningún tipo, se avenga a exponer su caso para advertir a otros incautos, a modo de generoso ejercicio de la docencia en bien de la ciudadanía.

LAS HIPOTESIS

Al cierre de la edición, en fuentes tribunalicias no se alentaban demasiadas esperanzas sobre la posibilidad de dar rápidamente con el estafador del juez Loffler ni con su camioneta de alta gama, sospechándose que el vehículo pueda haber  sido sacado del país o desguazado.