El sujeto ingresó por sorpresa a la vivienda de su víctima, la cortajeó con un cuchillo y le provocó fractura de costillas.
La víctima había admitido ante los jueces al momento de declarar que pese a saber que existía una prohibición de acercamiento de él hacia ella, no le importaba que se violara la manda judicial en la esperanza de que “cambiara”.
El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Norte condenó ayer a Diego Maximiliano Roldán a cumplir la pena de 3 años y 6 meses de prisión por considerarlo autor penalmente responsable del delito de “violación de domicilio en concurso real con lesiones graves doblemente agravadas, por el vínculo y por mediar violencia de género”, cometido en hechos que se remontan a junio de 2021.
Como ya fuera informado, Roldan fue detenido hace casi 11 meses atrás luego que su ex pareja pidiera ayuda a la Policía desde su domicilio en el barrio Chacra XI, en Río Grande. En esa ocasión, la mujer se encontró sorpresivamente al regresar a su casa con su ex pareja en el interior de la misma, suscitándose un entredicho que derivó en una agresión física. En oportunidad de declarar ante el Tribunal, la mujer relató que Roldán la cortajeó con un cuchillo para después empujarla contra la cama, produciéndole fractura de costillas. En la misma ocasión la declarante sostuvo que ese episodio de violencia no fue el primero y que a lo largo de dos años de relación, se repitieron otros similares al punto que existía una prohibición perimetral que el hombre violaba sistemáticamente. La mujer admitió no obstante que ella misma reincidía en el vínculo porque confiaba en que su pareja por ese entonces “cambiara”. Precisamente en ese punto se fundamentó el defensor de Diego Roldán, el abogado judicial Alejandro Nacaratto, quien le pidió a los jueces que absolvieran a su representado y que, eventualmente, se consideraran las lesiones de carácter “leve”. El defensor oficial sostuvo en el juicio que la pareja de Roldán consintió en encontrarse con el imputado pese a saber que la Justicia había ordenado una prohibición de acercamiento y dijo también que le resultaba dudoso lo ocurrido porque el pedido de auxilio no habría sido inmediato. Con respecto a las fracturas en las costillas que quedaron certificadas en el informe médico adjuntado a la causa, Nacaratto se remitió a la historia clínica de la mujer, afirmando que sufre de osteopenia (enfermedad que hace porosos los huesos). En relación a la existencia de cortes en el cuerpo de la denunciante, Nacaratto atribuyó su autoría a ella misma, afirmando inclusive que al intentar su defendido que la mujer cesara en su actitud, terminó por sufrir cortes en las manos.
Finalmente, y luego de atender el pedido del fiscal Jorge López Oribe de aplicarle a Roldán una condena de 3 años de prisión, el Tribunal Oral en lo Criminal del Distrito Judicial Norte, integrado por Eduardo López, con las vocalías de Juan José Varela y Verónica Marchisio, decidió aplicar una condena de 3 años y 6 meses de cárcel. La sentencia también abarca la obligación de recibir tratamiento terapéutico psicológico sobre cuestiones relacionadas con el autocontrol de la violencia.
Cabe destacarse que Diego Roldán, quien a lo largo de las jornadas del juicio intentó aparentar calma y compostura, al escuchar la condena estalló en furia, increpando a la prensa con insultos verbales y gestuales, levantando el dedo mayor, mientras pasaba escoltado por el personal del Servicio Penitenciario, con mirada amenazante.
Diego Maximiliano Roldán se desempeñaba como mimo callejero en las esquinas de las calles céntricas de Río Grande, sonriendo siempre tal vez para ocultar su verdadero y violento carácter.
Tirón de orejas
En una de las jornadas del juicio, la denunciante manifestó ante los magistrados del Tribunal, que pese a haber solicitado ayuda en más de una ocasión, no recibió ningún tipo de asistencia de los entes que cuentan con esa función en Río Grande.
Debido a ello, los jueces ordenaron al Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia que se ocupe de asignarle a la mujer víctima de violencia de genéro, una adecuada contención para ella y para su entorno familiar.
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