Los asentamientos poblacionales emplazados en el bosque de la zona alta de la ciudad constituyen un punto vulnerable, sin solución hasta ahora.
El igneo registrado el 14 de febrero en Las Raíces puso nuevamente de manifiesto el peligro de que se produzcan incendios que se extiendan del bosque a la zona urbana como está ocurriendo en otros lugares del país. Sobre Tierra del Fuego pesa el antecedente del fuego que consumió más de 10 mil hectáreas en el corazón de la isla, iniciado en noviembre de 2022 y que pudo ser controlado recién 5 meses después.
Un nuevo incendio de interfase, originado por negligencia en el manejo de un líquido combustible, dejó como saldo una vivienda destruida en su totalidad y una importante franja de bosque. La esforzada intervención de los bomberos de los tres cuarteles evitaron consecuencias mayores, aunque la comunidad sigue expuesta a este tipo de siniestros.
El viernes 14 de febrero, un incendio de interfase puso en alerta a Ushuaia, al extenderse rápidamente desde una vivienda hacia los árboles circundantes. A las 13:06, personal policial de la Comisaría 5ta. fue solicitado para intervenir en un siniestro ocurrido en la casa N° 274 de la calle Las Raíces, en la zona alta de la ciudad.
Al llegar al lugar, los efectivos se encontraron con los moradores de la casa, Rosana Coronel, de 42 años, y sus dos hijos, de 15 y 13 años. La mujer había estado manipulando un líquido combustible cerca de una salamandra encendida. Afortunadamente, los tres ocupantes habían logrado salir rápidamente y por sus propios medios de la vivienda, la que quedó en minutos envuelta por altísimas llamas. Los dos chicos resultaron ilesos, mientras que Coronel sufrió una leve lesión en su mano derecha.
Aunque bomberos de los tres cuarteles de la ciudad acudieron, la vivienda quedó completamente destruida, y la estructura colapsó debido a la celeridad con que el fuego se extendió, avivado por el viento imperante.
El incendio se propagó rápidamente hacia los árboles aledaños, lo que mantuvo en vilo a las fuerzas intervinientes, ante el riesgo cierto de que cobrara dimensiones mayúsculas imposibles de combatir. La intervención de los equipos de emergencia demandó un gran esfuerzo, con el empleo de numerosas autobombas y miles de litros de agua, logrando afortunadamente el personal bomberil que no ardiera el bosque circundante.
Este hecho vuelve a exponer el riesgo constante al que están expuestas las zonas de interfase en Ushuaia, donde las viviendas se encuentran ubicadas en pleno bosque, inaccesibles o solo conectadas por senderos empinados y angostos. La proximidad de vegetación seca y el uso de salamandras alimentadas con leña y kerosene, o artefactos con envases de gas, aumentan significativamente la probabilidad de que los incendios se propaguen con rapidez y causen daños impensables.