Desconcertante episodio en Ushuaia.
Una vecina perdió su teléfono al descender de su auto y, al rastrearlo, descubrió que estaba en poder de la conductora de una camioneta negra. El aparato no fue devuelto pese a los llamados y hasta fue apagado. Personal de la Comisaría Segunda lo recuperó y lo restituyó a su dueña. Resultó ser una docente.
Un hecho insólito se registró el domingo 24 de agosto en Ushuaia, cuando una vecina perdió su teléfono celular y, tras rastrearlo, descubrió que se encontraba en poder de una mujer que realizaba viajes mediante la aplicación UBER.
El episodio comenzó cuando la damnificada llegó en su auto a la zona de Gobernador Valdez y Augusto Lasserre para visitar a un familiar. Al descender del rodado no advirtió que el dispositivo que llevaba en el regazo cayó a la calle. Al advertir la pérdida, la vecina regresó sobre sus pasos para buscar el celular, pero no lo encontró. En ese momento alcanzó a observar una camioneta tipo pick up marca Nissan Frontier, de color negro que parecía estar dejando a una persona en las inmediaciones, alejándose enseguida.
Al cabo de varios minutos de continuar buscándolo, la dueña del aparato decidió activar la localización remota, pudiendo constatar con sorpresa que su celular se hallaba a varias cuadras de distancia y en movimiento. Desde su reloj inteligente intentó inclusive llamarse varias veces, sin obtener respuesta, hasta que luego el dispositivo figuró como apagado.
Ante la situación, se dirigió a la Comisaría Segunda, donde personal policial se dispuso a acompañarla en la búsqueda. A través de una computadora observaron cómo la señal del teléfono se desplazaba primero por las calles 1er Argentino y 12 de Octubre, hasta detenerse en la intersección de Kuanip y Perón. Al llegar a ese punto el patrullero, los uniformados hallaron al mismo rodado que la vecina había visto anteriormente. El vehículo debió detenerse en el semáforo, situación que los policías aprovecharon para interceptarlo. Al requerirle el teléfono, la conductora se mostró renuente al comienzo, intentando negar que lo tuviera, pero finalmente accedió a devolverlo, sin dar ninguna explicación.
Finalmente, en la dependencia se labró una exposición y la damnificada se retiró agradecida por la rápida intervención policial que permitió recuperar su dispositivo en tiempo récord. Sin embargo, el hecho dejó un sabor amargo para todos: detrás del intento de apropiación indebida se encontraba una persona dedicada a la docencia, rol al que la sociedad confiere la gran responsabilidad de transmitir valores a niños y jóvenes.
(Diario Prensa Libre reserva la identidad de las personas intervinientes, a pedido de la damnificada, quien optó por no radicar una denuncia penal contra la docente al considerar suficiente la recuperación de su dispositivo).