¿Negociación de dólares por soberanía?.
El presidente Javier Milei avanza en un pacto que habilitaría la presencia militar estadounidense y una dársena para submarinos nucleares, en la Base Naval Integrada que se está construyendo en Ushuaia, a cambio de un crédito de 30.000 millones de dólares para afrontar vencimientos de deuda. Diputados y Senadores deben aprobar el acuerdo, por lo que el Gobierno intenta obtener la mayor cantidad de bancas el próximo 26 de octubre.
4 de abril de 2024. Javier Milei da muestras concretas a EEUU – al abrir todas las puertas a la comandante Laura Richardson para que recorra la vieja y nueva Base Naval – sobre su predisposición a sellar una alianza geopolítica – financiera, con EEUU, a un costo impredecible.
La reunión entre Javier Milei y Donald Trump en Nueva York abrió una negociación de alto voltaje que combina finanzas, soberanía y geopolítica. Según trascendió de fuentes cercanas al encuentro, Argentina accedería a un crédito de 30.000 millones de dólares proveniente del Tesoro estadounidense, a cambio de permitir la instalación de fuerzas militares norteamericanas en la Base Naval Integrada que se está construyendo en Ushuaia, con una dársena inclusive para submarinos de propulsión nuclear.
El acuerdo contempla que los fondos se utilicen para afrontar vencimientos de deuda inmediatos: 4.000 millones de dólares en enero y otros 4.500 millones en julio. En la Casa Rosada reconocen que uno de los pedidos centrales de Washington es la cancelación del swap – acuerdo entre el Banco Central de la Argentina y el de China – al tiempo que se busca bloquear avances tecnológicos y científicos vinculados a ese país, como el Radio Telescopio Chino-Argentino (CART) instalado en la provincia de San Juan.
Los pobladores fueguinos saben que la hoja de ruta comenzó a trazarse en abril de 2024, cuando la entonces jefa del Comando Sur, Laura Richardson, visitó la Base Naval de Ushuaia, en donde una al lado de la otra, se hizo flamear la bandera argentina y la estadounidense. Es más, Milei en persona abordó un avión y llegó en horas de la noche a la capital fueguina, para estrecharse en un abrazo con la funcionaria norteamericana, a la que le rindió honores y habilitó a recorrer todo el espacio militar austral.
Un año más tarde, su sucesor, el almirante Alvin Holsey, repitió la agenda en Tierra del Fuego e insistió, en esa oportunidad, en la intención de contrarrestar la influencia china en el Cono Sur. El propio Milei lo recibió en la Casa Rosada en una señal de alineamiento que hoy cristaliza en este entendimiento con Trump.
La comitiva que acompañó al presidente en Estados Unidos incluyó al ministro de Defensa, Luis Petri, y al secretario de Asuntos Internacionales, Juan Battaleme. Fuentes oficiales señalaron que el objetivo es “profundizar la alianza regional militar con Estados Unidos”, lo que también se traduce en compras de equipamiento como vehículos blindados Stryker, fragatas y submarinos para la Armada.
Abril de 2025. El comandante del Área Naval Austral (ANAU), comodoro de Marina Guillermo Alberto Prada, entrega una plaqueta al jefe del Comando Sur de los Estados Unidos (SOUTHCOM), Almirante Alvin Holsey, durante su visita a Ushuaia.
Entre los puntos más sensibles de la negociación figura el pedido de la Armada norteamericana de contar con abastecimiento y mantenimiento para sus submarinos en la base ushuaiense, un esquema que se asemeja a la base española de Rota, donde EE.UU. mantiene un sector exclusivo para operaciones en el Mediterráneo.
El Gobierno nacional también impulsa su incorporación plena a la OTAN —hoy solo mantiene estatus de “extra OTAN”— y busca reforzar su proyección antártica, con un ojo puesto en el crecimiento del tránsito por el pasaje de Drake, entre el Cabo de Hornos y las Islas Shetland del Sur.
En su declaración ante el Comité de Servicios Armados del Senado de EE.UU., el almirante Holsey fue claro: “Nuestro objetivo es evitar que China se arraigue aún más en el aparato militar de un socio clave”. También subrayó que la aprobación de un paquete de sostenimiento de 941 millones de dólares para los aviones F-16 argentinos fue “esencial” en ese mismo sentido.
Por fuera de la esfera militar, el acuerdo alcanzaría incluso al CONICET y a universidades nacionales, que deberían revisar su cooperación con entidades chinas como el Observatorio Astronómico Nacional de China y la Universidad de San Juan.
Mientras tanto, los equipos técnicos del ministro de Economía, Luis Caputo, avanzan en las negociaciones con funcionarios del Tesoro norteamericano encabezados por Scott Bessent. En la Casa Rosada esperan definir la “letra chica” del convenio que, de cerrarse, podría darle oxígeno financiero inmediato al Gobierno, pero a un costo político e institucional de enorme trascendencia.
Las próximas elecciones del 26 de octubre, que reformularán la composición de las cámaras de diputados y senadores, son importantísimas para el Gobierno nacional porque para habilitar formalmente la presencia de tropas extranjeras en suelo argentino será necesario que el tema sea debatido por los parlamentarios.
Así las cosas, Ushuaia se perfila ahora como “la joya de la abuela” para la gestión de un presidente que parece no medir las consecuencias del altísimo costo a pagar para acceder al crédito pretendido. Y que no son intereses ni dólares precisamente.