María Angélica Ojeda comparte con la comunidad su historia de superación y agradecimiento.
Con la palabra “gracias” muchas veces repetida, la vecina de Ushuaia reconoció, a través de las páginas de Diario Prensa Libre, a quienes la acompañaron a lo largo de un difícil tratamiento oncológico, destacando la fe, el amor familiar y el apoyo del personal médico y sanitario que le permitieron transitar la enfermedad con esperanza y fuerza.
En una emotiva carta, María Angélica Ojeda expresó su afecto y reconocimiento a quienes estuvieron a su lado en una etapa muy difícil de su vida. Con su característica alegría y palabras de agradecimiento, destacó el acompañamiento incondicional de su familia, médicos, enfermeras y todo el personal de salud que hicieron que enfrentar el cáncer fuera un poco más llevadero.
“Quiero agradecer en esta etapa especial de mi vida a algunas personas que hicieron que la enfermedad doliera menos. Antes que nada a Jesucristo que nunca me soltó la mano y me guió en cada momento.
Muchas gracias a mis hijos Lisa, Roberto y Romina y a mi esposo Juan Carlos por cuidarme y acompañarme en cada lucha.
Gracias enormes a la Clínica San Jorge y especialmente al doctor Carlos Sánchez Posleman. Fue quien bregó por mi salud, abrió todas las puertas y acompañó en todo momento.
Muchas gracias a mi querida oncóloga Florencia Sarru, quien junto a la Dra. Verónica Baró no se dieron por vencidas y me guiaron para salir adelante.
Muchas gracias al personal de LUCCAU.
Muchas gracias a todos los médicos clínicos y especialistas que consulté, que con mucho amor me acompañaron: cirujanos, endocrinólogos, hematólogos, neurocirujanos, entre tantos otros profesionales con los que me crucé en el camino.
Muchas gracias a las nutricionistas Andrea y Barby y a los kinesiólogos (en casa Leti y en la clínica, Lautaro y Lucas).
Muchas gracias a todas las enfermeras de la clínica que son todo amor.
También muchas gracias a las técnicas del Banco de Sangre.
Muchas gracias también al personal de limpieza, cocina, camilleros, etc.
Todos hicieron que esta palabra prohibida “cáncer”, doliera menos.
Ahora, voy a seguir adelante con fe y mucha convicción de que la vida es eso… luchar por ser feliz”.