Un caso judicial que conmociona a Tierra del Fuego.
El hecho ocurrió en Río Grande, pero la abogada del caso advirtió que hay antecedentes de casos similares también en Ushuaia y Tolhuin. Un hombre fue detenido y luego absuelto al comprobarse la maniobra. La investigación reveló que la banda de menores planificó el ardid sexual para obtener dinero de hombres adultos.
Las extorsionadoras resultaron ser cinco chicas de 11 a 15 años de edad, que no solo extorsionaban a hombres adultos sino que también producían ellas mismas parte del material pornográfico que les enviaban como señuelo.
Un caso judicial conmociona a Tierra del Fuego por la participación de cinco niñas y adolescentes de entre 11 y 15 años, que organizaron un ardid delictivo con connotaciones sexuales y económicas. La maniobra se desarrolló en Río Grande y se habría extendido a otras ciudades de la provincia.
Según reveló una de las abogadas que lleva el caso, la investigación comenzó en la órbita de la justicia cuando un hombre, miembro de una fuerza de seguridad, fue denunciado por acoso sexual –grooming–. Esto le costó la inmediata expulsión laboral y afectó gravemente a su familia. Sin embargo, la información recabada durante la causa reveló que el presunto victimario en realidad era víctima de chantaje por parte de una banda de chicas que orquestó una maniobra que incluía material sexual, tanto de elaboración ajena como propia.
La estrategia de la trampa, dirigida a hombres mayores de edad, preferentemente con familias constituidas y cierto estatus social, consistía en contactar a las víctimas a través de redes sociales mediante perfiles falsos. Las menores se hacían pasar por mujeres adultas y, mediante mensajes e imágenes, generaban confianza. Tras algunos intercambios, comenzaban a extorsionar a los destinatarios de los envíos, amenazando con divulgar el material en redes sociales y a sus parejas.
Durante la investigación, los teléfonos de las menores fueron incautados y peritados, hallándose evidencia de las extorsiones y del material utilizado para cometerlas. Una de las adolescentes finalmente admitió la maniobra, lo que permitió esclarecer los hechos y la absolución del hombre acusado.
La abogada particular del hombre absuelto, Sandra Arenas, señaló que el caso evidencia un patrón de conducta que no es aislado, mencionando antecedentes similares en Río Grande, Tolhuin y Ushuaia.
Ante la inimputabilidad de las autoras de la maniobra delictiva, Arenas pidió que se examine el rol de los adultos responsables de las menores. La gravedad del hecho llevó a la letrada a insistir en que deben involucrarse de manera activa el Ministerio Público Fiscal y el Juzgado de Familia, y no dar por cerradas las actuaciones sin más.
El episodio adquirió mayor gravedad al comprobarse en los peritajes técnicos que parte del material pornográfico enviado a los adultos era producido por las propias menores.