La educación de nuestros hijos y el desafío de no naturalizar lo inadmisible

La educación de nuestros hijos y el desafío de no naturalizar lo inadmisible

UN HECHO DE GRAN TRASCENDENCIA PARA LA NIÑEZ Y JUVENTUD FUEGUINAS: CULMINO EL SEGUNDO AÑO CON 180 DIAS DE CLASE.

El orden social no es un producto de la naturaleza, es un producto de la política a través de la cual las sociedades democráticas deciden cómo vivir y son las instituciones las que lo deben hacer posible.
Esta idea de pensar el orden social como un producto de la naturaleza suele entusiasmar a quienes por tal razón suelen no casualmente atacar a la política y considerar la inutilidad del Estado frente al mercado auto-regulador.
Pero sucede que muchas veces sin darnos cuenta, la sociedad en general tiende a dar como naturales muchos hechos y procesos de la vida organizada. Allí es donde aparece la necesidad de la política para lograr “lo que natura non da”.
Habría muchos ejemplos para mostrar cómo la política nos hace ver que estamos frente a desigualdades que se basan en mandatos sociales y culturales y que hasta ese momento nos parecían naturales. La igualdad de género es sin dudas uno de ellos y de cómo la política juega en favor de la construcción de igualdades impensadas en otras épocas.
Lo mismo podemos decir, particularmente en torno a la vida social en Tierra del Fuego, con relación a la educación pública. Frente a un conflicto recurrente que en los últimos años llegó a salirse de su cauce institucional, los fueguinos llegamos a pensar que la imposibilidad de cumplir con un calendario escolar de 180 días de clase era un hecho natural.
La imposibilidad de que nuestros niños, niñas y jóvenes tuvieran en Tierra del Fuego el tiempo educativo necesario para el aprendizaje, hizo que la bronca inicial se fuera convirtiendo en resignación, y por último a verlo como un hecho natural de la vida social en Tierra del Fuego.
A lo largo de una década y por situaciones que hemos vivido las familias fueguinas, llegamos a perder un año completo de clases.
De los tres años de gestión que lleva el Gobierno de Rosana Bertone, ha sido posible y de manera consecutiva cumplir en 2017 y 2018 con un calendario de 180 días de clase, recuperando un activo valioso que no debemos volver a perder. Este logro solo puede comprenderse a partir de otros valores conquistados, que tampoco debemos volver a resignar como lo son de manera visible el ordenamiento de las cuentas públicas y la pacificación social a través del pleno funcionamiento de las instituciones.
No estamos frente a un hecho de la naturaleza. Estos logros son la consecuencia de haber recuperado a las instituciones de la política y entre ellas, la de un Gobierno responsable que desde el primer día se propuso resolver las cuestiones prioritarias cuando se trata de la calidad de vida de los fueguinos. El ordenamiento fiscal y la recuperación de la paz social y del diálogo institucional están entre las razones que han hecho posible recuperar el tiempo de la educación pública lo que nos pone en mejores condiciones para dedicar mayores esfuerzos en la calidad del servicio y del proceso pedagógico. Lo que natura non da, la política y una gestión responsable lo han hecho posible.


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