Aparece muerta una yegua preñada cerca de la Planta Potabilizadora

SU DUEÑO LA ATÓ EN UNA PENDIENTE

Ayer a alrededor de las 11.20 se produjo el hallazgo en un sector alto de Ushuaia, en inmediaciones de la Planta Potabilizadora de Agua, de un equino ahorcado.
Al acercarse personal policial alertado por los vecinos se constató que efectivamente una yegua joven, en avanzado estado de gestación, yacía muerta con una soga incrustada en el cuello, producto de haberse deslizado accidentalmente por la pendiente.
En forma absolutamente negligente, el infortunado animal fue atado con una soga corta en la ladera de un monte, pereciendo por asfixia, imposibilitado de liberarse de su atadura por el marcado declive y por el peso del potrillo que llevaba en su vientre.
Horas más tarde se presentó en el lugar, un hombre de apellido Padín y posteriormente otro, quien adujo ser el dueño y de haber dejado al animal pastando en esas condiciones, identificado como Luis Musa, de 41 años de edad.


OTRO CASO DE MALTRATO ANIMAL

Perros primeros en el ranking, seguidos por los caballos

Al igual que ocurre con los canes, desde hace años desde el sector público – la Municipalidad – y del privado – las organizaciones proteccionistas – intentan inculcar conciencia a los dueños de caballos acerca de la inconveniencia de dejarlos sueltos en la vía pública – con el riesgo implícito de siniestros y de perjuicios a terceros – y de cuidarlos adecuadamente si los atan en espacios verdes, para que pasten. Demás está decir que quien tiene un animal debería preocuparse por procurarle el forraje que necesita para alimentarse y mantenerlo en un predio cerrado. La realidad no es así: los atan en cualquier lado en que haya pasto, para no desembolsar ni un centavo, dejándolos a merced de cuatreros, de la nieve y el frío.
Pese a que existen en la ciudad varias asociaciones gauchescas y criadores amateurs, todavía los nobles equinos, símbolo argentino indiscutible, continúan siendo víctimas de trato negligente e inhumano por parte de sus dueños.
Vale recordar el caso del caballo que fue salvajemente ultimado a mazazos en el asentamiento El Escondido, el año pasado y el potrillo que apareció muerto en el Arroyo Buena Esperanza, en la misma época; un poco más lejos en el tiempo, la matanza de caballos y yeguas preñadas que hizo la Dirección del Parque Nacional Tierra del Fuego, el degüello de un caballo joven en el sector boscoso en donde se unen las calles Hipólito Yrigoyen y Alem y de otro en la zona del Río Olivia, en donde además fue denunciado un sujeto que en la precaria casilla existente allí, golpeó hasta cansarse a un pobre caballo inmovilizado por sogas; un hecho reciente de un equino carneado detrás del Hotel Arakur, al que le cortaron las cuatro patas y dejaron esparcidos sus restos y ahora, el ahorcamiento absolutamente evitable de la pobre yeguita que en pocas semanas más iba a dar a luz a su potrillo…
Aunque desde la esfera oficial se intenta instalar la obligatoriedad de chipear a las pobres bestias, para establecer un vínculo directo de responsabilidad con sus dueños, en la práctica los caballos fueguinos siguen sufriendo en silencio el trato cruel de quienes los creen objetos de provecho personal, evidenciando ser más brutos que los nobles brutos de cuatro patas, mansa mirada y aliados incondicionales en la historia fundacional de nuestro país.


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