Argentina: una sociedad sin anticuerpos

Las sociedades son organismos vivos, y como tales, pueden ser afectadas por gérmenes o bacterias que les producen enfermedades. Al mismo tiempo, cuentan con anticuerpos que les dan la posibilidad de curarse de esas enfermedades.
A lo largo de la historia podemos ver muchos casos de sociedades que han estado enfermas pero que se han curado. Un ejemplo es Alemania. La Alemania nazi estaba enferma, y la Alemania moderna de hoy es una sociedad que encontró los anticuerpos necesarios para curarse de las atrocidades cometidas.
Nosotros hace mucho tiempo, muchas décadas ya, que estamos enfermos. Estamos enfrentados entre relatos, farsas y mentiras. Desde el advenimiento del peronismo en la Argentina y con la simple frase “combatiendo al capital”, el dilema del mercado o el estado encierra a la Argentina.
Desde que la globalización derrumbó el modelo de industrialización por la sustitución de importaciones, la Argentina entró en una discusión que ya había sido resuelta tiempo antes por Willy Brandt (Herbert Ernst Karl Frahm) el canciller alemán y líder de la reconstrucción alemana, quien en la década del 60 dijo “tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”. La de Brandt es una ecuación que resuelve décadas de discusiones en Argentina: ¿Cuánto de mercado y cuánto de Estado? ¿Cuánto de neoliberalismo y cuánto de socialismo? La Argentina necesita equilibrio, los argentinos debemos entender que mercado y Estado son dos caras de una misma moneda, que hay un equilibrio entre ambas, y que las dos son necesarias para que la Argentina frene esta caída que atraviesa, se cure y crezca.
Necesitamos encontrar nuestros anticuerpos. ¿Dónde quedaron?, ¿por qué nos cuesta tanto resolver nuestra crisis?, ¿por qué nos cuesta tanto entender que la salida no es administrando la crisis?. Lo cierto es que estamos cada vez peor.
Necesitamos entender de una buena vez por todas que la salida no es seguir haciendo las mismas cosas que venimos haciendo hace décadas, sino tomar decisiones, enfocarnos en las soluciones y trabajar en conjunto sin descanso para lograr el país que soñamos. Sin esfuerzo, sin mérito, sin sacrificio, el éxito es solo un sueño.
Son nuestros anticuerpos los que nos van a permitir resolver esta cuestión.
Nuestros anticuerpos pueden ser: un shock, una Argentina donde la mayoría de la clase dirigente se siente a trazar el rumbo, se siente a acordar cuáles son esas cinco o seis directrices que el país no debe abandonar para resolver sacarnos de encima las bacterias y los gérmenes que nos han traído retraso y pobreza. Sin duda, una de esas directrices es la profunda reforma del Estado que necesitamos. Otra, es una reforma impositiva, otra una reforma laboral y otra una reforma educativa. Sin estas reformas estructurales no hay Argentina posible. Solamente seguiremos administrando una crisis convencidos de que en algún momento la resolución del problema aparecerá como por arte de magia. Seguiremos sumergidos en el relato a merced de condiciones que no manejaremos y que se agravarán con el correr del tiempo.
Necesitamos encontrar y activar los anticuerpos de la Argentina y ponernos a trabajar en el diseño de soluciones.
La Argentina como sociedad viva posee esos anticuerpos. Es el tiempo y nuestra responsabilidad como dirigentes, encontrarlos y ponerlos a trabajar.
*Diputado nacional PRO.


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