Aunque en forma oficial no se informa, ayer en Ushuaia murieron 3 vecinos más por COVID

Aunque en forma oficial no se informa, ayer en Ushuaia murieron 3 vecinos más por COVID

Mientras en la capital fueguina se hace casi una vida normal, en la morgue del HRU se acumulan los cadáveres, el sector de Terapia Intensiva está desbordado, las camas en Sala General son escasas y el personal de salud está cansado y desesperado por la actitud de “a mí no me va a pasar” de muchos vecinos.

 

Mientras los familiares y amigos de los fallecidos expresaban su dolor en las redes sociales, el último comunicado de la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud, omitió mencionarlos. La diferenciación entre víctimas con hisopado post mortem positivo o negativo (negativizados durante la estadía en el nosocomio), altera el número real de personas que si estaban en el hospital era porque al momento de ingresar se confirmó que tenían COVID. La falta de información oficial de calidad contribuye a la conducta relajada de una sociedad que desconoce, niega o desafía la gravedad sanitaria en la que nos encontramos.

Agotados y desesperanzados ante la conducta de una importante parte de la ciudadanía que continúa participando de reuniones sociales, compartiendo el mate y manteniendo formas de saludo pre pandémicos, entre otras acciones riesgosas, como si nada pasara, los trabajadores del Hospital Regional Ushuaia temen que la situación todavía se agrave más si no hay cambios en el proceder social cotidiano.
La falta de información de calidad por parte del Ministerio de Salud Pública, contribuye sin lugar a dudas a crear una falsa y peligrosa ilusión de una normalidad que no existe y que por el contrario nada tiene que ver con lo que está pasando detrás de las paredes del Hospital Regional Ushuaia, de la Clínica San Jorge y del hospital de campaña municipal montado en el polideportivo “Cochocho” Vargas.
Como si tal vez algún encargado de manejar la comunicación de crisis creyera que se debe tratar a la comunidad como si estuviera conformada por niños a los que hay que atenuarles la dureza de los números y de los hechos, la particularidad de la sociedad ushuaiense se encarga de echar por tierra esa pretensión. La escasa densidad poblacional y la abundante interacción en las redes sociales, además del afán de bien informar de algunos pocos medios y periodistas que escapan del “copy paste”, terminan por hacer visibles los datos que se ocultan, omiten, dosifican o niegan desde la órbita oficial, esa misma que pide a los ciudadanos que solo se informe “por fuentes oficiales…”.
Enfermeros, camilleros, médicos, mucamas y una multiplicidad de trabajadores del HRU tienen miedo: por ellos mismos, porque temen contagiarse y contagiar a sus familiares cuando regresan a sus hogares y también por un inminente colapso generalizado del servicio de la salud, para lo que no falta nada si la cantidad de contagios sigue al mismo desbocado ritmo.
Ante esta posibilidad cierta, solo queda reflexionar y modificar conductas. Extremar los cuidados, la higiene, respetar la distancia social, no permanecer en espacios sin ventilación, aceptar que el uso de tapabocas es un hábito de vida que llegó para quedarse, lavarse las manos permanéntemente, usar alcohol en gel al entrar a los comercios, al regresar al vehículo (volante incluído), lavar todo lo que llevamos a nuestra casa y preservar muy especialmente a los más viejos y débiles de la familia. Cada uno sumará además su propio protocolo personal. Se trata de reducir a la mínima expresión la posibilidad de contagiarse de un virus que no provoca una simple gripe como algunos pregonan, sino un abanico de consecuencias que van de menor a mayor, incluida la muerte misma. ¿Alguien acaso quiere jugar a la ruleta rusa sabiendo que al apretar el gatillo puede saltar un chorro de agua o una bala?. Mejor, no lo hagamos.

Positivos y negativizados

Enredados en planillas y modos de registro y conteo de muertos, como se hace en tal o cual lugar del mundo, en el HRU se acumulan los cadáveres fuera de las escasas cuatro cámaras de frío con las que se cuenta en el vetusto sector nosocomial, que recién este año y con la colaboración del Poder Judicial, vio remozadas sus instalaciones.
En solo dos días, el martes y el miércoles, desde Terapia Intensiva y de Sala General se trasladaron en hilera a la morgue, un paciente fallecido tras otro. Todos habían entrado en algún momento con complicaciones respiratorias y contaban con PCR positivos o se los practicaban al trasponer la puerta. Todos tenían COVID porque en el Hospital Regional Ushuaia solo hay personas internadas – en la UTI y sala común de internación – con coronavirus. Pero cuando fallecen se los vuelve a hisopar y entonces comienza un período de espera que lleva a que – por la virulencia de cómo está sacudiendo la pandemia a la capital fueguina – deban permanecer los cuerpos en espera de ese resultado. Si vuelven a dar positivos, entonces el protocolo indica que deberán ser acondicionados y trasladados para su cremación de modo ineludible a Río Grande. Si se negativizaron, lo que suele suceder por el tiempo transcurrido en el hospital y el efecto de los retrovirales, entonces NO SE LOS CUENTA COMO FALLECIDOS POR COVID y se le permite a los familiares sepultar a su ser querido en tierra, salvo que por exclusiva voluntad opten por la cremación.
Continuando la racha fatídica iniciada la semana pasada, entre el lunes 26 de octubre y ayer miércoles 28, fallecieron 9 personas en el hospital: 8 vecinos, R.G, W.S., M.A., P. A., J.M.A.O., M.A.W., D.D.D., y R.S., y una vecina, E.A. El 20 de octubre además murió la antigua pobladora E.C.C y el 22, la vecina E.M.D., ambas estaban alojadas, la primera en Terapia Intensiva y la segunda en Sala General. A ninguna de las dos se las incluyó en el listado de fallecimientos por COVID de Ushuaia, como tampoco a los anteriores.
Ante semejante cantidad de pérdidas humanas, las redes sociales y los medios electrónicos exhibían las necrológicas con las fotografías de los vecinos fallecidos y se multiplicaban las condolencias a sus familiares. En contraste y a contramano de la realidad, el parte oficial de la Dirección de Epidemiología dependiente del Ministerio de Salud, solo reconocía 1 nuevo fallecimiento por COVID entre el martes y el miércoles…

 

Sandra V. Mayor


Diario Prensa
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