Blanco: “No me arrepiento de nada y lo haría de nuevo…”

PIDIO A LA JUSTICIA EL BENEFICIO DE LA PROBATION PARA NO IR A JUICIO PERO AUNQUE SE LO CONCEDIERON, NO SE CONDOLIO POR EL DAÑO CAUSADO A LA COMUNIDAD FUEGUINA, DE LA QUE ES NATIVA.

La actitud de la actual directora de la Caja de Previsión Social de Tierra del Fuego podría obstaculizar la concreción de la probation porque sus dichos demuestran que el pedido de omisión de juicio solo obedece a una cuestión de conveniencia personal y no a un sano y genuino acto de reconsideración de sus actos, como plantea el espíritud de la medida. Algunos funcionarios de la Justicia Federal se molestaron también por la pretensión de la procesada de cumplir las horas de trabajo comunitario en lugares a elegir por ella misma.

“La Justicia considera que por lo que hice en la lucha que llevamos adelante los jubilados con el corte de la Ruta 3, tengo que estar en el banquillo de los acusados y ahora debo hacer tareas comunitarias. El lunes (- por hoy – ) tengo que ir con mi abogado para ver los horarios y cuántas horas van a ser. Yo puedo hacerlas en un centro de jubilados, en el hogar de día, e inclusive anoche me llamó Stella Lavenia para que vaya al centro de recuperación de adicciones “Reencontrándonos”. No me asusta hacer tareas comunitarias y no me arrepiento de lo que hice. Por más que me digan lo que me digan, no van a cambiar mi manera de pensar ni me van a callar tampoco, porque el reclamo era justo”, disparó Patricia Blanco al ser entrevistada por la prensa, haciendo notar – para disgusto del juez Federico Calvete, que la benefició con una probation – que ella será quién determine en dónde cumplirá las horas de trabajo comunitario.
Sin precisar nombres, en tácita actitud de tirar la piedra y esconder la mano, Blanco se despachó con sus habituales diatribas: “A mí me juzgó la Justicia pero a otros los juzga la sociedad y tienen que andar a escondidas. Si lo tuviera que hacer de vuelta, lo volvería a hacer. Los que se llevaron todo, los que desvalijaron la caja, la provincia, la obra social, están sentados en grandes sillones. Los entes de control ven lo que quieren ver y se acomodan al color político de turno”.

LOS TESTIMONIOS DE ALGUNOS DE LOS AFECTADOS

“Fue terrible que nos impidieran ir a ver a nuestro hijo hospitalizado”

Aunque una parte importante del gremialismo estatal fueguino reivindica el corte de la Ruta Nacional Nro 3 como un acto de lucha laboral que se extendió por once días, impidiéndo la circulación de vehículos desde y hacia Ushuaia, en realidad fue un hecho que se constituyó en una muestra del atropello de los derechos ciudadanos por parte de un sector de la sociedad.
Diario Prensa publicó en aquel mes de marzo de 2016 numerosos testimonios de los afectados, algunos de los cuales recordamos por el impacto que la prohibición de salir o entrar a Ushuaia, significó en sus vidas.

Juan: “Esto es terrible. Nos hicieron perder la posibilidad de trabajar a muchos que tenemos como fuente de subsistencia la actividad turística privada. La Semana Santa se perdió completamente porque no nos permitieron nunca pasar con los colectivos hacia el norte, hacia los puntos paisajísticos ni tampoco a los que venían del norte, a conocer Ushuaia. Una pérdida terrible. Esta gente solo se miraba el ombligo y creían que perjudicándonos a los privados se iban a salvar. Egoístas de mierda”.
Américo y Sylvia: “Volvíamos de vacaciones y nos encontramos con este corte. No podíamos creer que a nuestros 77 años tuviéramos que permanecer largas horas en el vehículo esperando a ver si esta gente se dignaba a levantar el pulgar para que pudiéramos pasar o no. Finalmente nos tuvimos que volver a Rio Grande porque se hacía insostenible estar tanto tiempo sentados sin saber si ibamos a poder pasar o no. Estuvimos tres días haciendo un gasto de hotel que no teníamos previsto hasta que al fin, pudimos volver a nuestra casa en Ushuaia. Una vergüenza. En otros autos había gente con bebés y chicos pequeños pero los que cortaban la ruta jamás se conmovieron”.

María Eugenia y esposo: “Nosotros teníamos que ir sí o sí a Rio Grande porque nuestro hijo que vive allá se había accidentado y estaba internado en el hospital. Les explicamos a los sindicalistas que estaban cortando la ruta lo que nos pasaba pero fueron indiferentes a nuestra desesperación. Tuvimos que tomar un avión de Aerolíneas a El Calafate y desde allí a Rio Grande. Fue terrible y nunca nos vamos a olvidar de lo que tuvimos que pasar por culpa de gente que lo único que pensaba era en sus derechos sin importarles pisotear los de los demás”.


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