Caza del guanaco: “Esta ley es una locura y no tiene el mínimo fundamento”, dijo Schiavini

Caza del guanaco: “Esta ley es una locura y no tiene el mínimo fundamento”, dijo Schiavini

El investigador del CADIC tomó contacto con funcionarios de medio ambiente, que comparten que la ley no es adecuada. Advirtió que no hay posibilidad de controlar la caza indiscriminada, como no se controla actualmente el abigeato, uno de los principales problemas de los productores.

El Dr. Adrián Schiavini, investigador del CADIC, se mostró “muy sorprendido” por la aprobación de la ley que habilita la caza y comercialización del guanaco en la última sesión legislativa.
“El proyecto se aprobó con un tratamiento ultra exprés y es muy llamativo”, sostuvo en declaraciones a la prensa, a la espera del veto de la gobernadora.
Recordó que al guanaco se lo incluyó dentro de las especies protegidas “hace más de veinte años porque estaba en peligro en toda la Patagonia, precisamente producto de la caza y de la modificación de su hábitat por actividades ganaderas y demás”.
“El guanaco recuperó sus números posteriormente y estamos haciendo un relevamiento con la provincia para tratar de determinar cuántos guanacos hay. Sabemos que hay alrededor de 50 mil entre el Lago Fagnano y el Cabo Espíritu Santo. Decir que hay una superpoblación enorme no es lo adecuado. Chile dice que tiene 200 mil guanacos y nos parece un exceso ese número”, dijo, poniendo en duda la estadística del país vecino.
“Ese número de Chile se extrapola a la Tierra del Fuego Argentina y plantean que, si Chile tiene 200 mil, nosotros tenemos que tener más, pero no es así. Nosotros hicimos un relevamiento en 2017 y el número a grandes rasgos es de 50 mil animales. Junto con el Gobierno de la provincia estamos entrevistando a los productores para ver cuál es su percepción, si creen que tienen muchos o pocos. El guanaco está compartiendo espacios de pastoreo con las especies domésticas que introdujo el hombre, que básicamente son ovejas y vacas. Algunos dicen que hay que reducir la población de guanacos para que haya más pasto para estos animales domésticos, pero la coexistencia es posible”, afirmó.
Aclaró que “no es una herejía intentar aprovechar la carne del guanaco, pero es completamente inviable cómo está planteado en la ley. Dentro de unos años vamos a tener que proteger nuevamente al guanaco porque se nos fue la mano”, anticipó.
Para el científico debe haber un plan, aun cuando el guanaco termine formando parte de la cadena de agregado de valor, como ocurre con otras especies. “Un estanciero sabe cuántas cabezas de ganado tiene, cuántas va a sacar cada año en función de lo que tiene que vender, pero también sabe de la necesidad de sostener los planteles. Si vende todo, se queda sin madres. En el caso de una población silvestre, si no se tiene claro cuántas se van a sacar, se puede afectar seriamente en el corto plazo. No es lo mismo cazar machos que cazar hembras. El guanaco tiene una parición por año y la hembra gesta un solo animal en once meses. Además el chulengo tiene una mortalidad infantil muy elevada, por cuestiones climáticas, por la falta de comida y recientemente por la presencia de perros asilvestrados, porque son una presa muy fácil”, planteó.
“Esta ley es una locura y no tiene el mínimo fundamento”, sentenció Schiavini, que ya trasladó su visión a algunos legisladores. “Les dije que había sido un grave error. Veremos si esto se enmienda y creo que el Ejecutivo tiene que vetar totalmente la norma”, reclamó.
Asimismo, explicó que “utilizar el guanaco para la comercialización implica que el Estado tenga capacidad para controlar, y no la tiene. No tiene capacidad para fiscalizar cuántos animales se cazan, dónde se cazan, y tampoco puede fiscalizar el estado bromatológico de un pedazo de carne que llegue a la carnicería. No puede saber cuánto tiempo pasó en la caja de una camioneta hasta que ingresa al circuito comercial”.
“En el momento que se habilita la caza, aparece un mercado negro de gente que sale a cazar los fines de semana, porque sabe que puede vender una pata de guanaco en una carnicería. Si no hay capacidad de controlar eso, aparece un mercado negro inmediatamente y además se van a cazar más animales de los que se deberían”, sostuvo.
Reiteró que “con la provincia venimos trabajando en conjunto con esto, hablamos con los productores y para algunos el guanaco es un problema, mientras que a otros no les molesta. Algunos productores tienen muchos guanacos y hay un reclamo porque le quitan los pastizales a las ovejas. Esto es parcialmente cierto, pero los principales problemas que hoy tienen los productores son otros: el perro asilvestrado y el robo de ganado, o abigeato. Si el abigeato no se puede controlar, imaginen lo que puede pasar con la caza del guanaco”, enfatizó.
Afirmó que “el abigeato es infernal alrededor de la ruta, como ocurre en la estancia Viamonte, que está a la vera de la Ruta 3. Ahí se producen campamentos, la gente ingresa al monte, se quedan varios días y faenan animales. Las ovejas están dando vueltas por las praderas o se meten al monte, entonces se faenan allí, las tienen guardadas varios días y después las cargan y las llevan a Río Grande, Tolhuin o Ushuaia”, detalló.
“El abigeato es terrible y hace dos años a la estancia Viamonte le costó unas dos mil ovejas. La gente que recorre el campo ve los restos. Ahí el Estado podría hacer mucho, antes que meterse con una especie de la que sabe muy poco respecto del manejo”, recomendó.
Aparentemente el Gobierno estaría de acuerdo con las objeciones, por lo que sobrevendría el veto: “Yo hablé con el Secretario de Ambiente, le dije que esto era una locura y está de acuerdo con que no tiene sentido. También le dije al legislador Blanco que esto era un error, porque nadie va a poder controlar cuántos guanacos se matan, ni el estado sanitario con la que ingresa la carne a las góndolas. El guanaco tiene un parásito muy difundido y, si se cocina bien no hay problema, pero si se cocina mal o se fabrica un chacinado, produce diarreas muy graves”, concluyó.


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