Anécdotas de aislamiento relatadas por jóvenes fueguinos.
Docente incentiva a sus alumnos a escribir cuentos cortos en la cuarentena
La docente María Brítez explicó a Diario Prensa Libre, orgullosa de la veta creativa puesta de manifiesto por sus alumnos, cómo se le ocurrió incentivarlos para que plasmen por escrito sus vivencias en tiempos de coronavirus: “El trabajo realizado con los estudiantes de 4º 1era del colegio “Dr. Esteban Laureano Maradona, consistió en la producción de textos narrativos. Esto ocurrió a partir de la lectura de una obra titulada “Un cuento sobre el coronavirus” del escritor y editor Francisco Rodríguez Criado.
Entre las consignas del trabajo constaba el reconocimiento del tipo de narrador, la elaboración de la macro estructura del cuento y la reflexión sobre la problemática planteada, ya que en el texto uno de los personajes, un anciano, no quería respetar las medidas de aislamiento y surgió así una discusión entre sus familiares, entre los que pretendían dejarlo salir, respetando los últimos deseos del abuelo y, los que se preocupaban por su salud. Finalmente este personaje termina saliendo de su hogar y contrayendo el virus, situación que lleva a reflexionar a los que apoyaron su decisión de salir. Como trabajo final, los estudiantes debían inventar un título, seleccionar integrantes de su familia y convertirlos en los personajes de sus cuentos, así contar a través de ello, de qué manera se comportaron sus familiares ante las medidas de aislamiento en esta cuarentena.
“El cuento de Rodríguez también invita a reflexionar sobre la vida, a respondernos a nosotros mismos si estamos conformes con lo que hemos logrado hasta el momento. Invita a pensar, además sobre nuestro desempeño con las demás personas, en especial en el modo de actuar con familiares y amigos, preguntas que los alumnos debieron responder en esta propuesta” – concluyó señalando la docente.
EL ENEMIGO INVISIBLE
Buenas, somos estudiantes de 6° año del colegio Provincial Alicia Moreau de Justo y queremos hacerles llegar este mensaje a toda la comunidad fueguina, ante la situación de público conocimiento que nos está tocando atravesar y en la cual no nos debe invadir el miedo, para no causar temor en los otros, sino que debemos estar más unidos que nunca. 
Sabemos que son días complicados para todo el mundo porque estamos peleando con un virus invisible. Lo que podemos decir es que intentemos no violar la cuarentena, evitemos contagiarnos, llevando a cabo las medidas de prevención y recomendaciones propuestas por el Ministerio de Salud de la Nación, como, por ejemplo; lavarnos las manos con jabón frecuentemente, estornudar y toser en el pliegue del codo, ventilar los ambientes de la casa, permanecer en el domicilio durante el aislamiento, reducir el contacto físico con otras personas, etc.
¿Tanto nos cuesta reducir el contacto físico? Estamos acostumbrados al saludo, al abrazo, etc., pero estando lejos nos cuidamos.
¿Y qué sabemos actualmente sobre la transmisión de humano a humano de este nuevo virus? Hay mucha información, pero aconsejamos que sean precavidos a la hora de informarse. Por ejemplo esto es algo importante; “Si todos usan una máscara quirúrgica fuera del hogar, aquellos que son pre sintomáticos o infectados, tendrán menos probabilidades de transmitir la infección a otros”, aseguró un experto en medicina de EEUU, el Dr. Fineberg en su publicación. ¿Qué nos cuesta hacernos un tapa boca casero? Es la mejor manera de protegernos cuando salimos a la calles por necesidad.
Sabemos que estamos viviendo algo único, pero no hay que entrar en pánico porque si ayudamos y obedecemos, esto mejorará. Hay que estar calmados y solo nos queda esperar a que se encuentre una solución.
Y no olvidemos que estamos separados pero unidos. Pronto todo volverá a la normalidad. Estamos seguras que así será. Saludos.
Tiempos de cuarentena
Mi papá Juan y mi mamá Claudia son los únicos que salen de casa en esta cuarentena. Mi hermano Sebastián, los perros y yo, la cumplimos al 100%.
Mi hermano Sebastián no recibe a su novia porque vive en un barrio muy alejado del nuestro, se saludan por Skype o por el celu.
Papá es el encargado de hacer las compras, de ir a la farmacia a buscar los remedios para mí, y de hacer los trámites propios de la casa; es el único que maneja, pero trata de hacer todo en el barrio. Mamá limpia mucho, la casa huele a lavandina más de la cuenta, se lava más seguido la ropa de cama, y se controla más la higiene de todos.
Ayer papá salió por razones de fuerza mayor. A un amigo de la familia, un hombre mayor, viudo y que vive solo, se le murió una de sus cuatro perras y papá fue a su casa a ayudarlo en esa situación. Yo le mandé un mensaje de ánimo por el celu.
A mí me gusta mucho estar en casa pero veo que papá extraña las actividades sociales y se siente muy encerrado. Mi hermano que va a la UNI también extraña no solo a su novia, sino también a sus amigos y compañeros de estudio.
Lo que me pasa es que me pierdo con el tiempo, las horas… a veces papá me pregunta por qué estoy en la compu, qué hora es, el día que es, la hora en que tomé mi medicación o en qué semana estamos. Antes de la pandemia hice los trámites de renovación del DNI y nos quedó pendiente averiguar si llegó. Cuando termine todo esto, papá seguro preguntará al Registro Civil.
Seguimos cuidándonos y con la esperanza que los esfuerzos colectivos nos saquen adelante.
¡Ahh… me acordé! El pasado 2 de abril fue muy especial. Esperamos las 24 para cantar el himno, la marcha de Malvinas y aplaudir a nuestros veteranos. Frente a casa vive Bernardo, un vecino que es un VGM. Pusimos banderas en las ventanas del departamento, también aplaudimos a las 21 a los médicos, enfermeros y cuando pasan los chicos de la basura los saludo con un pulgar de OK. Todos ellos como papá y mamá nos están cuidando.
“Cuidados encubiertos”
Él es mi papá, un hombre por demás precavido. Mucho antes del virus exigía, al buscarnos en la escuela, que nos pusiéramos alcohol en gel en las manos, que siempre llevaba en la guantera de su auto. Yo siempre lo miraba con una cara de ¡uff …que pesado!, aunque lo hacía sin decirlo con palabras. 
Cuando comenzamos a ver en las noticias que el Covid-19 había llegado a la Argentina, la paranoia en mi hogar se incrementó: mi casa parecía un consultorio, mis papás baldeaban, se sacaban las zapatillas al llegar y se bañaban, y no nos permitían salir a la calle a mi hermana y a mí.
Mi papá estaba prendido a la tele mirando noticias, enterándose de síntomas nuevos y compraba más lavandina cuando podía. Al llegar el virus a Río Grande, él ya no quiso trabajar, decidió cuidarse y cuidarnos, y solo salir lo estrictamente necesario. Aunque perdimos el contacto físico se incrementó el virtual porque él siempre quiere saber cómo están sus familiares que viven lejos de la provincia. Además permanentemente les habla sobre los cuidados que enseñan los infectólogos entrevistados en los medios de comunicación.
Finalmente todos comprendimos que la mejor solución para que el virus deje de circular es quedándonos en casa, rodeados de nuestros familiares y respetando las medidas de prevención. Esto en mi caso es muy fácil porque los hábitos de higiene los tenía incorporados casi como un ritual. ¡Si cada uno hace la parte que le toca, juntos vamos a poder erradicar por fin algo que nos hace tan mal!.
De esto nos queda la experiencia para la vida cotidiana de saber que estamos rodeados de bacterias o virus que no vemos, por eso es primordial cuidar la salud y procurar que los ambientes estén limpios para que las enfermedades no se propaguen.
También creo que cada día alejados de nuestros seres queridos nos hará apreciar las pequeñas cosas, de eso estoy segura y, cuando al fin volvamos a encontrarnos recordaré la voz de mi papá con todas sus medidas de prevención. Ahora entiendo que lo único que siempre quiso y quiere hacer es cuidarnos.
Diario Prensa
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