Río Grande.
Juan José Lera, de 29 años de edad, estaba acusado de desfigurar el rostro de la madre de sus hijos durante una violenta discusión. Llegó al juicio detenido pero recuperó la libertad el mismo día del veredicto, aunque con la obligación de usar una tobillera electrónica.
El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Norte condenó a Juan José Lera, un hombre de 29 años residente en Río Grande, a tres años de prisión en suspenso por haber golpeado brutalmente a su pareja, con quien tiene hijos en común. La agresión ocurrió el 24 de septiembre de 2023, durante una discusión en el ámbito doméstico, y le provocó a la mujer una desfiguración permanente en el rostro.
Lera estaba acusado del delito de lesiones graves, agravadas por el vínculo y por haberse cometido en un contexto de violencia de género. El juicio, que comenzó con el imputado detenido, abordó también un segundo hecho ocurrido meses después, con características similares.
Durante el debate oral, el acusado reconoció haber agredido a la víctima y se mostró arrepentido. Dijo lamentar «el sufrimiento que esto le está haciendo a mis hijos» y expresó su deseo de «recuperar a mi familia». También intentó justificar su accionar al señalar que había ingerido alcohol en el momento del ataque.
Sin embargo, los informes psicológicos que obran en la causa lo describen como una persona violenta y con escaso control de impulsos. Además, tenía antecedentes penales por violencia contra la misma mujer, a quien ya había golpeado y amenazado con un arma.
Juan José Lera se mostró arrepentido ante el Tribunal y dijo que necesita volver a su trabajo para alimentar a sus hijos ya que la víctima, su ex pareja, está desempleada.
Con estos elementos, el Tribunal integrado por los jueces Verónica Marchisio, Juan José Varela y Eduardo López resolvió dictar la pena de tres años en suspenso, lo que permitió que Lera recupere su libertad, de la que se encontraba privado desde marzo de este año, cuando reincidió en las amenazas y agresiones contra su pareja.
Como parte de la sentencia, el imputado deberá cumplir una serie de medidas: no podrá acercarse a la víctima, deberá utilizar una tobillera electrónica para controlar su ubicación y tendrá que asistir a un tratamiento psicológico, informando periódicamente sobre su evolución.
Según trascendió, los jueces habrían tenido en cuenta la actitud de arrepentimiento expresada por Lera durante el juicio, así como el estado de hacinamiento en la Unidad de Detención Nº 1, lo que influyó en la decisión de optar por un control domiciliario mediante dispositivos electrónicos.
Los fundamentos de la sentencia serán dados a conocer el próximo 18 de agosto.