¿Cuánto más soportará el Parque Nacional Tierra del Fuego?

¿Cuánto más soportará el Parque Nacional Tierra del Fuego?

¿Cuánto más soportará el Parque Nacional Tierra del Fuego?
Marcelo Almirón, Lic. en Ciencias Biológicas e intendente del Parque Nacional Tierra del Fuego.

Todos aquellos que visitamos el Parque Nacional Tierra del Fuego – PNTDF – en temporada estival, somos testigos del permanente incremento de visitantes a tal punto que nos estamos comenzando a preguntar: ¿cuántos más resistirá?, ¿cuál es el número máximo de visitantes que puede contener este atractivo antes de comenzar a mostrar un deterioro ambiental o cultural?. Y siendo más técnicos: ¿acaso no está disminuyendo notablemente la calidad de la visita a tan emblemático lugar?.
Aunque no encontramos actualizada información, seguramente las tendencias no deben ser muy diferentes a las de años atrás. Éstas deben decirnos que 9 de cada 10 visitantes recorren el Parque Nacional y si a ello sumamos el porcentaje de residentes, los números justifican la preocupación.
Seguramente para los vecinos que organizan un paseo a ese bellísimo lugar, incluye averiguar antes si hay cruceros en el puerto de la ciudad, tratando de hallar más tranquilidad o por el contrario, la cúspide del caos. En cambio, para quienes vienen del resto del país o del mundo es cada vez más difícil encontrarse con “el fin del mundo”, tal como debería responder dicho espacio al imaginario turístico.
Es necesario aclarar que no es ésta una crítica, en todo caso intenta ser la descripción de una cuestión que, de no asumirla como un problema, garantizará la disminución de la calidad de la visita para los turistas y un creciente malestar en los residentes, además de un progresivo deterioro del atractivo natural y cultural.
Claro que ya hemos hablado de la capacidad de carga del destino y hasta hoy, parece no preocuparle absolutamente a nadie. No estamos diciendo nada nuevo. Traspasar los umbrales de esta capacidad es esencialmente, propiciar el declive de la calidad de los servicios, del atractivo, de la visita y, no menos importante, generar una descompensación de la relación entre calidad y precio y la consecuente búsqueda de destinos alternativos.
No sigamos esquivando al debate, porque de eso se trata de asumir que tenemos un problema y comenzar a analizarlo en profundidad e ir diseñando nuevas estrategias que ayuden a mitigar estos inconvenientes, antes de vernos en la obligación de imponer más duras restricciones, como de hecho ocurre en otras partes del mundo.
Seguramente no resulta agradable a los operadores de turismo locales hablar de estos temas y tampoco a los funcionarios de turismo del orden provincial y municipal. Claro que es mucho más grato y sobre todo beneficioso, hablar de crecimientos, de records y de ingresos.
En importantes encuentros nacionales, en los que se ha abordado esta cuestión, se ha coincidido en que este fenómeno impondrá, en pocos años, la imposición de límites. Los cinco parques nacionales más visitados de Argentina, entre los que se encuentra el de Tierra del Fuego, se hallan en riesgos similares.
Las características particulares de nuestro destino hacen más compleja la realidad mencionada, ya que debemos sumar el incremento de cruceros cuyos pasajeros disponen de un corto tiempo de estadía. Así se produce la visita simultánea de miles de personas que, aunque no se sientan incómodas por la masificación ya que conviven con centenares o miles de individuos en la misma nave, seguramente manifestarán cierto grado de frustración al tener que hacer cola para sacarse una foto.
Asumir estas cuestiones hoy quizás ayude a planificar estrategias y a evitar la implementación de cupos diarios que, seguro chocarán con las pretensiones de aquellos visitantes de muy corta estadía.
Obviamente que entre tantos visitantes existen diferentes expectativas. Están aquellos que simplemente “quieren llegar” para ver la bahía Lapataia como a un trofeo; también están quienes desean observar con mayor detalle y experiencia los atractivos allí protegidos y los que observan al PNTDF como un sitio para la recreación. Bueno, permítasenos decir que estos disímiles intereses chocan.
Esto viene al caso porque lo que hoy está ocurriendo en el Parque Nacional, como ocurre en los senderos más promocionados de Ushuaia, es la sobrecarga de visitas en algunos de estos atractivos en contraste con la subexplotación de otros. Todos sabemos que hay importantes atractivos de nuestra provincia que no disponen de mayor infraestructura que facilite su visita.
En una grata charla con Marcelo Almirón, el intendente del PNTDF, pudimos conversar sobre todas estas cuestiones, informándonos respecto de algunas estrategias que la institución a su cargo prevé en el corto y mediano plazo.
Se coincide en la situación mencionada respecto a la sobrecarga en determinados sectores del PNTDF en alta temporada, aunque el intendente prefiere pensar en alternativas como el “direccionamiento de flujos”, lo que podría evitar demasiada concentración alentando la visita en diferentes horarios. Hoy la mayor densidad se da en el horario de 10 a 13 horas, de igual forma se prevé el armado de casillas diferenciadas en el ingreso al PNTDF además de orientar a los grandes ómnibus evitando la superposición en los itinerarios de los diferentes atractivos, como por ejemplo las bahías Ensenada y Lapataia, el lago Acigami, etc. La idea siempre es evitar que haya demasiada concentración en los mencionados sitios. Se evalúa también, como buena alternativa, la de mejorar la información pública a través de diferentes medios y principalmente las redes sociales, comunicando la densidad de visitantes. Obviamente que para estas ideas u otras en desarrollo hará falta un trabajo y acuerdo del que deberá participar el sector privado, el gobierno provincial y la Municipalidad.
Mientras tanto el intendente del PNTDF ha confirmado que están por firmar un convenio con el Municipio de Ushuaia que incluye la toma de datos a los visitantes. Se llevarán a cabo encuestas en sitios estratégicos con el objeto de comenzar a evaluar alternativas de mitigación o el ya mencionado direccionamiento. También se confirmó la próxima licitación para una nueva concesión del Centro de Visitantes Alakush, se incorporarán cuatro nuevos guardaparques, se instalarán antenas a fin de mejorar servicios e información a través de códigos QR, se tiene previsto recuperar el sector lindante a la antigua “Casita del Bosque” y previendo el tema seguridad se mejorarán los fogones. También está prevista una intervención en el sendero que conduce a la cascada del Río Pipo. Por otra parte, otras obras ya licitadas como la playa de estacionamiento en el cruce de la Ruta Nacional Nro. 3 y el acceso a bahía Ensenada, serán postergadas y seguramente ocurrirá lo mismo con la pavimentación hasta la portada del Parque Nacional que inclusive ya había cumplido con su etapa administrativa.
Finalmente, y ante la consulta respecto a las dificultades que se presentan en el sector de estacionamiento vehicular en bahía Lapataia, la autoridad pertinente aclaró que el mismo no puede ser ampliado debido a los yacimientos arqueológicos allí existentes y protegidos por ley. No obstante se evalúa la posible construcción de plataformas sobre elevadas, aunque a un costo muy diferente.
A fin de evitar medidas más restrictivas y antipáticas, coincidimos con el intendente del PNTDF en trazar un plan de manejo que ayude a descongestionar la visita en horas pico, distribuir más equitativamente al público y propiciar con la provincia la puesta en valor de atractivos sub explotados.
En conclusión, la sobrecarga que amenaza a uno de los más importantes atractivos turísticos de nuestro destino, sigue latente mientras no se asuma que no solo se trata de vender sino además de proteger y preservar lo que se está vendiendo. Es un alivio comprobar que las autoridades de nuestro Parque Nacional están considerando estas cuestiones.


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