POR LAS HUELLAS DEL CALZADO UTILIZADO DURANTE EL ILICITO.
Entre la noche del domingo 12 y la madrugada del lunes 13 de agosto, alguien rompió el vidrio de una de las aberturas del edificio ubicado en la esquina de las calles Karukinká y Walanika, ingresó al establecimiento educativo y después de abrir los cajones de los muebles de oficina, se apropió del contenido de una caja, en la que habían tres mil pesos destinados a gastos corrientes.
En el lugar funciona el CAAD y la Fundación Un lugar en el Mundo, instituciones abocadas a contener educativa y recreativamente a personas con distintos tipos de discapacidades.
Radicada la denuncia en la Comisaría 2da de Ushuaia, inmediatamente su personal se abocó al esclarecimiento del hecho, logrando al cabo de algunas horas dar con el autor del ilícito.
LA INVESTIGACION
Ni bien se tomó conocimiento del ilícito contra la propiedad, personal de la dependencia policial de la calle Concejal Rubinos del Río, se abocó a tratar de dilucidarlo.
Material fílmico de las cámaras de seguridad instaladas en proximidades del escenario del robo permitió determinar la contextura física del ladrón y la ropa que llevaba puesta en ese momento y el cuidadoso relevamiento de huellas de pisadas, por parte de personal de la División Policía Científica, completó el trabajo de los uniformados de la Comisaría 2da.
Así fue que se logró localizar y detener a Daniel Alejandro González, en la esquina de las calles Concejal Rubinos del Río e Intendente Torelli, alrededor de las 14 del 16 de agosto último.
González se encontraba en ese lugar muy alterado y se resistió a la detención. En ese momento, se procedió a requisarle una campera de color claro con la inscripción “Cerro Castor”, un pantalón oscuro y un par de borceguíes cuya suela se correspondería con la del autor del robo en el CAAD.
La jueza interviniente, del Juzgado de Instrucción Nro 2 del Distrito Judicial Sur, Dra. María Cristina Barrionuevo dispuso que se notifique a González de derechos y garantías procesales y actualización de su legajo prontuarial. Sometido a una revisación médica se le encontró al hombre una herida cortante en uno de sus brazos, presumiéndose que pudo haberla sufrido al romper el vidrio del CAAD.
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