Don Máximo, el anciano con coronavirus que traspuso 3 barreras sanitarias

Don Máximo, el anciano con coronavirus que traspuso 3 barreras sanitarias

Se trata de un artesano que unió salta con Ushuaia, infectado. Llegó el sábado y el lunes fue internado en el hospital porque no podía respirar.

Sin proponérselo, el hombre de 79 años de edad puso en evidencia la fragilidad de los testeos médicos de Salta, Buenos Aires y de su destino final. Llegó a la capital fueguina en el vuelo de repatriación del 23 de mayo y permanece hospitalizado en sala común con asistencia ventilatoria externa.

Don Máximo Ramón Cardozo protagonizó allá por el 24 de marzo, un video que circuló por los medios y las redes sociales en el que se lo veía sentado en una estación de servicio de Salta, desamparado e imposibilitado de regresar a Ushuaia, por falta de recursos y por la pandemia.
Un remisero se conmovió al verlo día tras día siempre en el mismo lugar y se le acercó para preguntarle en qué podía ayudarlo. Así, al enterarse de su situación, decidió hacer un video con su teléfono celular y lo publicó en las redes, pidiendo ayuda para el septuagenario de pocas palabras y aspecto humilde.
A dos meses de aquella filmación, don Cardozo logró desplazarse desde Salta a Buenos Aires y desde allí al lugar donde reside, a bordo de un vuelo de repatriación que aterrizó en el aeropuerto internacional Islas Malvinas, el sábado 23 de mayo último.
El solidario trabajador del volante le preguntó algunos datos al anciano, quien tímidamente le reveló que él es artesano y que había viajado a Salta para llevarle unas flores a su padre, enterrado en el cementerio de su ciudad natal norteña.Don Máximo, el anciano con coronavirus que traspuso 3 barreras sanitarias
Sin comida ni cama en donde descansar don Máximo expresó que hacía dos días que estaba deambulando por las estaciones de servicio, esperando ver acreditada su jubilación el 30 de marzo para hacerse de dinero y poder regresar a Ushuaia.
“Yo soy salteño pero estoy trabajando en Ushuaia. No tengo familiares acá ni tampoco allá”, se lo escucha decir, con desánimo, aportando un dato que después de su arribo se convertiría en un punto polémico entre algunos medios de prensa y el Gobierno provincial.
Don Ramón explica también que sin recursos con los que sostenerse y con apenas un poco de dinero que fue racionando al extremo para llegar al momento de cobrar su jubilación, intentó pedirle ayuda a la Policía “pero solo me decían que me fuera”.
Entre ese 24 de marzo y el 23 de mayo en que logró volver a Ushuaia, se ignora qué le pasó. Lo que sí es un hecho es que sin saberlo se convirtió en la prueba viviente de que pese a todos los controles sanitarios implementados para “filtrar” el ingreso de infectados a la isla, el sistema es falible.
Dos días después de pisar Máximo Cardozo suelo ushuaiense, el lunes 25 de mayo, empezó a sentirse tan mal y con tanta dificultad para respirar que debió ser hospitalizado. Sometido al hisopado de rigor, el resultado fue positivo: está infectado con coronavirus.
También sin saberlo, don Cardozo quebró una esperanzadora meseta de 15 días consecutivos sin ningún caso en toda la provincia y se constituyó en el enfermo Nro 149 con COVID 19. Las preguntas entonces se precipitaron: ¿Cómo logró este hombre salir de Salta y traspasar los controles sanitarios implementados en esa provincia? ¿Cómo logró sortear los testeos que se efectúan en el aeropuerto de Buenos Aires antes de ascender al avión? Y peor aún… ¿cómo superó el cuestionario y la revisación médica, con toma de temperatura incluida, que oficialmente se ha informado que se le realiza a cada pasajero que vuelve a Ushuaia en los vuelos de repatriación?. Es un hecho que la liebre se escapó y que pese a la fuerte inversión y capacitación para evitar que ningún infectado ingrese a Tierra del Fuego, eso ocurrió.
Y las preguntas siguen viniendo a la mente de una población que observa expectante cómo evoluciona la curva de contagios y cómo las camas del Polo Sanitario están ahí, listas para albergar enfermos en caso que los números se disparen, justamente por situaciones generadas por personas como don Máximo. Sobrados son los casos en los que un solo infectado logró desbalancear el precario equilibrio que se puede tener en una pandemia por la exponencial manera de transmisión que caracteriza al COVID 19.
Fue hasta providencial que el pasajero del último vuelo experimentara síntomas que requirieron asistencia hospitalaria. Al menos así se lo visibilizó y se pudieron tomar las medidas de prevención y detección con todo el pasaje y con todas las personas que tuvieron algún tipo de contacto con él, en Salta, en Buenos Aires y en Ushuaia.
El personal de Salud de Tierra del Fuego está indignado y ante el ingreso del anciano al nosocomio, en donde se habían comenzado a flexibilizar algunos protocolos con la apertura de algunos consultorios para atenciones presenciales, expresan por lo bajo: “Acá tendrían que rodar varias cabezas. Esta persona ya estaba enferma cuando llegó a Ushuaia por lo que hay que pensar que no fue controlado adecuadamente en el continente ni tampoco en el aeropuerto de Ushuaia. ¿Esta es la manera en que nos cuidan?”.
Hoy el infectado 149 está internado en sala común, sin familiares que llamen para saber sobre su estado de salud, porque como él mismo lo dijo, está solo. Don Cardozo también se constituyó en el único paciente internado actualmente en el nosocomio capitalino. Su avanzada edad lo ubica entre los grupos de riesgo que requieren de una atención y dedicación especial, tal como la que se le está suministrando. Desde el momento de su hospitalización, el septuagenario está recibiendo el tratamiento de rigor para neumonías severas – antibioticos anti retrovirales y corticoides – y asistencia ventilatoria por mascarilla.

 


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