Dos rescatistas se cayeron al río y estuvieron a punto de perecer

Casi una tragedia sobre otra tragedia: la búsqueda del joven baqueano desaparecido en las aguas del Río Bueno sigue realizándose bajo rigurosas condiciones climáticas.

 

Mañana viernes se cumplirá una semana del momento en que “el flaco”, como se lo conoce a Oscar Andersen, de 27 años de edad, fue visto por última vez por los baqueanos que lo acompañaban en la zona de San Pablo, más precisamente en el Río Bueno, al que intentaban vadear.

Dos rescatistas se cayeron al río y estuvieron a punto de perecer
Según relataron, Oscar estaba cruzando el río a lomo de caballo, en el sector de la desembocadura, en donde se une con el mar, cuando ambos – hombre y bestia – se precipitaron a las heladas aguas sin que sus acompañantes pudieran auxiliarlos. Del muchacho no se supo más y el equino apareció ahogado el domingo siguiente.

Inmediatamente se activó el protocolo de emergencias, constituyéndose como central de operaciones las instalaciones de la estancia María Luisa. Por tierra con voluntarios, policías, buzos y agentes de Defensa Civil encabezados por el intendente Daniel Harrington en persona y por aire, con helicópteros, el avión Arava de la Gobernación y una aeronave del Aeroclub de Río Grande colaborando, se continúa buscando al tolhuinense extraviado.

Dos rescatistas se cayeron al río y estuvieron a punto de perecer
El equipo de rescate conformado entre otros integrantes por personal de Defensa Civil municipal, se encuentra encabezado por el intendente de Tolhuin Daniel Harrington, en persona, quien reparte su tiempo para estar en la localidad mediterránea, sede de sus funciones, y en el foco de la búsqueda del vecino Oscar «el flaco» Andersen.

La jornada del miércoles 3 de junio, especialmente complicada por la hostilidad del clima, estuvo a punto de teñirse de luto al caerse del cuatriciclón en el que se desplazaban un miembro de Defensa Civil cuya identidad no trascendió y un médico de la localidad de Tolhuin, Michel Orellana, al mismo río al que se precipitó Andersen. El resto de los rescatistas debieron actuar con rapidez para lograr con gran dificultad salvarlos de una muerte inminente por hipotermia, lo que afortunadamente no ocurrió, encontrándose ambos en buen estado de salud.

 

MAS MEDIDAS

Además del rastrillaje de la zona con caballos y cuatriciclones, unica manera de continuar la búsqueda dado que la operatividad de las aeronaves resultaba imposible por el clima imperante, se sumó la tarea de buzos expertos que colocaron redes en el sector de la desembocadura del Río Bueno, a fin de evitar que en el caso de que el joven haya perecido ahogado, su cuerpo no migre hacia el mar. Pese a las repetidas inmersiones de los buzos en la profundidad del río, con su caudal crecido por las lluvias de la época, no lograron dar con el cuerpo del jinete.


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