El fiscal y la querella pidieron 13 años de cárcel mientras que el defensor oficial solicitó la nulidad de la causa o la pena mínima para este tipo de delito.
Concluida la etapa de alegatos -en el juicio seguido Franco G., en el Tribunal de Juicio de Río Grande – imputado del delito de abuso sexual con acceso carnal, en concurso real con abuso sexual, gravemente ultrajante doblemente agravados, el debate se retomará el martes 28 de septiembre.
En su alegato, el fiscal Jorge López Oribe pidió al Tribunal una pena de 13 años de prisión por abuso sexual con acceso carnal en un número indeterminado de veces, en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante, en concurso ideal con promoción de corrupción de la menor.
En tanto, el defensor del imputado Alejandro Naccarato solicitó la nulidad de las acusaciones por falta de precisión en la circunstancia de tiempo, discutió la calificación legal respecto de la materialidad y autoría, para solicitar finalmente la absolución o en caso de considerarlo culpable se aplique el mínimo de pena.
El Tribunal pasó a un cuarto intermedio para el martes 28, a las 10.30 oportunidad en la que el imputado podrá pronunciar sus últimas palabras previo a conocerse el veredicto.
El Tribunal de Juicio está integrado por el juez Daniel Cesari Hernández y las juezas Marina Paola Montero y Natalia Buitrago.
En tanto, el Ministerio Público Fiscal está representado por Jorge López Oribe y la querella, a cargo de Fernando Lapadula, mientras que la defensa del imputado la ejerce el Defensor Público Alejandro Naccarato.
Los hechos
Los hechos expuestos en el juicio se remontan a los años 2014 y 2015, habiendo ocurrido en una vivienda de la Margen Sur, en Río Grande. Allí, el individuo enjuiciado habría sometido reiteradas veces durante el año 2014 y 2015 a su hermanastra, en oportunidad de tener él 20 años y la menor, 9. Durante el juicio se pudo saber que al enterarse los integrantes de la familia de lo que estaba ocurriendo, excluyeron al sujeto de la casa, pero tiempo después decidieron darle “una nueva oportunidad”, permitiéndole regresar. Durante el juicio, quedó claro que la familia sabía además que el hermanastro de la nena era portador de VIH. Al retomarse la convivencia, la niña continuó siendo abusada hasta que en 2015, tomó intervención la Justicia.
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