El regreso de “El Pulpo Negro”

El regreso de “El Pulpo Negro”

Arturo Leblanc: “Yo soy el autor, el director y el protagonista de la mejor obra del la historia del teatro: El Pulpo Negro.

Sr. Gadé (Crítico de teatro): ¡Está usted loco!

Arturo Leblanc: Es posible. El mundo está lleno de locos geniales y yo soy uno de ellos.

Sr. Gadé (Crítico de teatro): ¿Qué pretende?

Arturo Leblanc: Algo muy sencillo. Usted me asesinó para el mundo del teatro y yo voy a matarle para el mundo de la crítica.

*Fragmento del Guión de El Pulpo Negro. 1985.

El otoño de 1985 auguraba un comienzo de invierno escalofriante para los televidentes argentinos. En el mes de mayo de aquel año se estrenó por Canal 9 de Buenos Aires la mítica miniserie de suspenso llamada “El Pulpo Negro”, una obra protagonizada por uno de los actores más identificado con el género del terror de habla hispana del siglo XX: Narciso Ibáñez Menta.
Fueron 13 episodios semanales emitidos los días jueves a partir de las 22:00 que el autor de esta columna pudo ver a los 8 años de edad en el viejo ITT Drean color de 20 pulgadas, después de cenar, debajo de la mesa, abrazado a las rodillas de su padre.
El autor intelectual de “El Pulpo Negro” fue el guionista español Luis Murillo, quién ideó una trama perversa de venganza en el mundo del arte, estafas megalómanas y víctimas dadas a conocer desde una guía telefónica de la recordada empresa estatal ENTel.
La miniserie causó tanta adhesión que fue capaz de superar en cantidad de televidentes a la taquillera División Miami, que constituía la serie estrella a nivel mundial. Y un dato no menor para los tiempos que corren, fue producida y dirigida por una mujer: la prolífica Martha Reguera a quién Alejandro Romay (El Zar de la Televisión) había nombrado directora artística de su canal en 1984.

La trama:
un asesino a medida para cada víctima

La serie comienza con una cena en un antiguo caserón de la zona del Tigre. Encabeza la velada el enigmático Héctor de Rodas (Ibáñez Menta) quien a través de una característica voz de ultratumba, encomienda a cuatro asesinos la muerte de cuatro personas elegidas supuestamente “al azar”. derece una excelente paga y les solicita que una vez consumado el crimen, dejen sobre los cuerpos de las víctimas un pequeño pulpito de juguete hecho en goma. De esta forma, el señor De Rodas les confiesa a sus cuatro asesinos que toda serie de crímenes merece ser bautizada y que los que ellos cometerían pasarían a la historia con el nombre de “El Pulpo Negro”.
Según De Rodas, necesitaba esos crímenes para contar con documentación que le permitiera redactar el capítulo final de una novela sobre crímenes sin un móvil aparente entre asesino y víctima. Pero la realidad ocultaba un móvil más siniestro y menos delirante.
De Rodas era en realidad el alter ego de Arturo Leblanc, un joven director y actor de teatro que había sido enviado a la ruina por el señor Gadé, un crítico de arte protagonizado por Walter Soubrié, quien había publicado injustamente demoledoras críticas sobre la obra de Leblanc, porque su amante deseaba estrenar en el teatro donde aquel se encontraba trabajando.
Luego de la quiebra, el joven y brillante Leblanc enloqueció y decidió cobrar venganza a cualquier precio. Estafó millonariamente a ocho personas (que serán las víctimas de sus cuatro asesinos contratados para eliminar a los testigos del atraco) y con ese dinero se operaría el rostro para envejecer en apariencia 25 años, sustentando así la maquinaria infernal de su venganza.
Mientras tanto, la prensa tomaría nota del toque de distinción de los juguetitos que iban a acompañar a los cadáveres hasta que en el tercer asesinato, ya nadie dudaría en denominar como “El Pulpo Negro” al asesino serial que pergeñaba los crímenes perfectos. De ese modo, LeBlanc (el líder de esta cooperativa de asesinos a sueldo) iba despistando a la Policía una y otra vez, asegurándose un crimen a medida para cada víctima.

Una trama cautivante

Con el correr de los capítulos y un elenco de lujo que contó con la presencia de actores de reconocida trayectoria como Oscar Ferrigno, Beatríz Día Quiroga, Cristina Lemercier, Juan Carlos Galván, Villanueva Cosse, Juan Carlos Puppo y Alfredo Iglesias, entre otros, el Pulpo Negro se posicionó quizá como el asesino serial más intrigante y genial de la historia de la pantalla chica argentina.
Lamentablemente su epilogo no estuvo a la altura de lo que había sido el grueso de la tira. En opinión del autor de esta columna, debieron haberse suprimido las últimas escenas, totalmente descontextualizadas de la calidad fílmica y el guión que traía el resto y dejar como final abierto el macabro desenlace de Arturo Leblanc.
Existe una versión recortada en Internet que omite muchos detalles importantes de la trama, pero que pueden visitar si están interesados en recordarla o conocerla.
Por lo demás, el Pulpo Negro fue una serie genial, cautivante como pocas, en la era de los tiempos largos de la televisión, en la que había que esperar una semana para ver cómo continuaba una ficción, sin posibilidad de volver a ver quizá nunca más la escena que uno se perdía por ir al baño, prepararse un té en la cocina o prenderse un cigarrillo en el balcón.
Y si por alguna circunstancia no podías ver algún capítulo, debías recurrir al buen televidente, aquel que no se perdía detalles y que tenía la capacidad de contarte con detalles qué había pasado.

¿Será capaz de regresar de la muerte el temible Pulpo Negro?

Para los amantes del género, para quienes recuerdan en especial a Narciso Ibáñez Menta y sobre todo, para aquellos que no pudieron verlo porque aún no habían nacido en el mundo de las obras maestras del terror, les tengo muy buenas (o quizá muy malas) noticias.
En el último Festival de Cannes que se realizó en 2018, se anunció que pronto comenzará a rodarse una película y una nueva miniserie de “El Pulpo Negro” adaptado a los nuevos tiempos que corren. Ya no contará con la presencia de Ibañez Menta, quien falleció en 2004, pero para sorpresa de muchos fieles seguidores de este género, contará con la privilegiada pluma de su autor original Luis Murillo (¡que esta vivo!).
Demás está aclarar que existimos muchos que nos morimos de las ganas de volverlo a ver…


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