El escándalo pesquero provocó una nueva renuncia “indeclinable” en el equipo del presidente Javier Milei. Se trata del ahora ex coordinador general del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Pablo Ferrara Raisberg.
Tras la polémica suscitada por supuestas presiones de la Cancillería Argentina para favorecer al empresario chino, Liu Zhinjang y a su buque arrastrero, trascendió que la captura, cuya venta ascendería a los 5 millones de dólares, permanecerá en sus bodegas hasta que se defina si se la decomisa, se dona a entidades de caridad o se permite su exportación.
Mientras que el buque Tai An, denunciado por pescar merluza negra de manera ilegal, llegaba este miércoles al puerto de Ushuaia, en Buenos Aires continuaban produciéndose renuncias “indeclinables” de funcionarios nacionales.
A la renuncia del director de Control y Fiscalización Pesquera, Julián Suárez, responsable de controlar la pesca furtiva de especies marinas se sumó en las últimas horas la de Pablo Ferrara Raisberg, coordinador general en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Antonio Cazorla, subsecretario de Pesca de la Nación, arribó a Tierra del Fuego para evaluar la situación.
En principio, luego del amarre del buque de 104 metros de eslora al muelle ushuaiense, las autoridades intervinientes decidieron autorizar, por cuestiones de logística y conservación, que las 163 toneladas de merluza negra que efectivamente están en el barco, permanezcan en las cámaras congeladoras. Mientras tanto, deberá decidirse si se las decomisa para luego ser donadas a entidades de caridad o si, aquí no ha pasado nada, se le permite al dueño de la embarcación, exportarlas.
El caso tiene múltiples implicancias y las referidas a la ecología, no están ausentes. Lucía Castro, titular de la Organización Ambiental “Sin Azul no Hay Verde” sumó su voz al polémico hecho, afirmando que “acá es evidente que están mirando para otro lado. Alguien tiene que ponerle una multa mínimamente por el ecocidio que generó esta empresa. Esa cantidad de juveniles de merluza negra no se pesca incidentalmente. Sabían que estaban haciendo un desastre y siguieron adelante».
La conservacionista se refiere precisamente a unas 60 toneladas de merluzas negras en etapa de desarrollo, denominadas “juveniles”, cuya pesca está estrictamente prohibida para evitar la extinción de la especie. Al respecto, los responsables de la empresa Prodesur S.A., de capitales chinos, silban bajito y responden: “Todo ese volumen de merluza negra fue pesca incidental”. Dicen simplemente que echaron la red y salieron sorpresivamente juveniles de merluza en cantidades inesperadas.
Al descontento de las demás empresas que pescan en la zona representadas por CAPECA, la cámara que agrupa a las empresas con permiso para la pesca de la merluza negra – Argenova, Pesantar y Estremar – se suma el desconcierto de algunos referentes políticos como el senador fueguino Pablo Blanco, quien ya confirmó que impulsará un pedido de interpelación para la Canciller Diana Mondino y el secretario de Bioeconomía de la Nación, para que expliquen lo sucedido en un caso teñido de sospechas de tráfico de influencias.
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