Grooming.
«Es un delito que crece cada vez más, la pandemia nos ha dejado un residual muy grande. En Tierra del Fuego estamos un poco más altos que la media nacional. Hay nuevas modalidades y no solo han aumentado la cantidad de niños, sino que bajó la edad de promedio», contó el especialista.
El profesor en Investigación Criminal y especialista en prevención del grooming, Aníbal Lazzaroni, advirtió sobre la situación actual de la provincia y comentó que «El acoso se da principalmente por acceso a plataformas de juego. El chateo de la aplicación hace que el chico acceda a intercambiar algún beneficio por fotos. Estamos pasando por eso, sobre todo por la plataforma Roblox».
En diálogo con la prensa, Lazzaroni comentó que «a medida que el chico va creciendo, tiene acceso a las redes sociales y en esa transición, se ve que manejan bien Youtube. Pensamos que no hay riesgo, pero ahí adentro siguen a los youtubers, que una vez al mes hacen encuentros en otras plataformas y los migran a sitios en los que la exhibición sexual es la primera línea. Son conferencias en vivo».
Asimismo, expuso que «en el grooming, la legislación tipifica a un adulto que contacta a un menor y comete el crimen de perversión. Tenemos el problema por la aparición de sitios que permiten gestionar la comercialización de sus propias fotografías. Desaparece el adulto corruptor».
«Por ejemplo, en plataformas como Onlyfans y otros similares o cobrando a través de cafecito o matecito.com. La mayoría de las personas desconoce la operativa y cuando ve las fotos diciendo ‘cafecito’, piensan que es inocente. Pero es una manera de avisar que venden las fotografías por esas plataformas», agregó.
Respecto al uso de los dispositivos, Lazzaroni explicó que «la Organización Mundial de Pediatría recomienda que de 0 a 3 años no debe haber pantallas. De 3 a 6 años, no tiene que tener conexión a internet, ni juegos. De 6 a 9 no puede tener red, pero en un máximo de 60 minutos al día. De 9 a 12 tenemos que hacer que aprendan el uso responsable de la navegación con uso parental. Para que no puedan acceder de forma engañosa. Recién a los 12 pueden tener un equipo propio, con navegación, pero siempre con controles parentales hasta los 16 o 17 años».
Y aclaró que «no le estamos dando un teléfono, sino una conexión a todo el mundo. Hoy detectamos los inconvenientes que esto trae: cambios de conducta, falta de conexión y demás. Cuando una madre le da el pecho a su hijo, se genera un contacto visual muy importante, en ese momento se genera oxitocina. Es la que produce el vínculo y la fortaleza que se va teniendo en la crianza. Cuando una madre está con el teléfono dando el pecho, no se produce la oxitocina».
En esta línea, el licenciado advirtió que esta práctica «se ha desvirtuado por parte de la prensa y la comunicación visual. El trabajo que hacen algunas figuras mediáticas como Florencia Peña, Candela Tinelli o India Fernández. Se ve con muy buenos ojos la cantidad de dinero que hacen con exhibición. Nosotros tenemos problemas para llegar a fin de mes y decimos ‘me hago un Onlyfans’. Los chicos ven esto y lo absorben. Si se dice que ganan cierta cantidad de dólares al mes, un chico o una chica van y lo hace».
Además, precisó que «tenemos un 47% de los chicos que afirma haber tenido contacto con personas adultas, por chat o por encuentros. Se llega al contacto personal, ha aumentado mucho el encuentro virtual. Hay tres fases: virtual, relación y encuentro. Antes teníamos el encuentro físico, pero el virtual ha aumentado muchísimo. La confianza tarda en gestionarse unos dos meses para llegar a esto».
Sobre los perpetradores, Lazzaroni narró: «Siempre a mis alumnos les hago un juego de sociología. Cuando hablamos de pedófilos nos aparece la imagen del típico viejo verde, baboso, en un lugar oscuro. Tenemos victimarios de entre 19 y 30 años. No solo son hombres, sino que hay mujeres. Este cambio se da porque no solamente hay una patología de abuso sobre un menor, sino un negocio: el de la pornografía infantil. Ya no son viejos verdes babosos, son jóvenes que se mimetizan, están en un ámbito de relación».
«El problema más grande que tenemos es que no llegamos al 50% de cada aula con control parental. Los que lo tienen, son los raros dentro del aula. Los papás todavía no tomaron la debida conciencia del riesgo que se está teniendo», expuso.
Y manifestó que «podemos apostar a tener aulas con el 70% u 80%. Con esto lograríamos que no haya distracciones dentro de las aulas, que el acceso a determinados sitios no se pueda realizar y que los padres sepan qué hacen los chicos con los equipos».
Por último, el especialista reflexionó sobre la importancia de repensar las prácticas y contó que «todo es progresivo, no se trata de pensar que le vamos a entregar un equipo para ser más inteligentes. La tecnología no es estimulación temprana. Esto que hablamos, es una cuestión de salud pública».
«Tenemos muchos daños que se generan y después lo canalizamos por la salud pública. Yo les digo a los papás: ‘si queremos preparar a los chicos para un mundo online, tenemos que mantenerlos en un mundo offline, real’. Los humanos aprendemos de humanos, a una determinada velocidad, no a la de un procesador», cerró.
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