EL CHISTOSO/A ASCENDIO EN AEROPARQUE Y DESCENDIO EN EL AEROPUERTO ISLAS MALVINAS SIN QUE SE PUDIERA IDENTIFICARLO.
Uno de los numerosos vuelos que arriba a Ushuaia en la misma franja horaria del mediodía, el Nro 1880, no pudo ayer finalizar su viaje desde Buenos Aires como es habitual. Es que ante el temor de que se pudiera producir una explosión de magnitudes desconocidas, por una supuesta bomba oculta, las autoridades responsables de la seguridad aeroportuaria decidieron ordenarle al comandante de la nave que se detenga lejos del edificio y de otros aviones.
El piloto así lo hizo y mientras el pasaje descendía rápidamente y era transportado en colectivos hacia la terminal, en otras unidades y en sentido contrario, se dirigían expertos en explosivos a revisar minuciosamente el avión.
Una vez sin pasajeros ni tripulación, la aeronave fue conducida hacia el sector de hangares en donde fue exhaustivamente inspeccionada, sin que se hallara ningún artefacto explosivo.
Al cabo de unas horas, la unidad volvió nuevamente a despegar de la pista de Ushuaia, rumbo al que fuera su punto de partida, el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery.
El “bromista” no pudo ser identificado, aunque dado que el vuelo no tuvo escalas, quedó confirmado que era uno o una de los 150 que ascendieron en Buenos Aires. El o ella, con todos los demás, debieron permanecer algunas horas en la terminal, hasta que finalmente se les entregó el equipaje.
EL HALLAZGO EN EL BAÑO
Uno o una, de los aproximadamente 150 pasajeros que transporta el avión de Aerolíneas Argentinas en el que presuntamente había un artefacto explosivo oculto, fue el responsable de escribir “Acá hay una bomba”.
Según se pudo saber, la persona habría utilizado el baño de la aeronave, dejando un papel con la leyenda mencionada. Otro pasajero lo encontró y le dio inmediato aviso al comandante, ante la posibilidad de que se tratara de un hecho cierto.
Sin posibilidades de descender, el principal responsable del avión tomó la decisión de continuar el vuelo hasta Ushuaia y no decirle nada al pasaje hasta el momento de aterrizar. A fin de que no existiera alarma él mismo les anunció lo que estaba ocurriendo, antes de que ascendiera por la escalerilla el personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Fiscal Federal Juan Soria, quien personalmente se dirigió al lugar al enterarse de lo que pasaba.
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