Fiestas de fin de año con un éxodo fueguino diferente

En seis días tendremos nuevo presidente. También nuevo gobernador. Alberto Fernández, un presidente de la nación tan inesperado como los siete días en que Juan Carlos Arcando quedará inscripto en los libros de la historia provincial como el noveno gobernador  fueguino, compartiendo similar destino que Miguel Ángel Castro y Hugo Cóccaro, quienes originariamente detentaron el cargo de vicegobernadores para terminar apareciendo en la bitácora de la máxima magistratura provincial (uno por suspensión y el otro por destitución de los gobernadores electos José Arturo Estabillo y Jorge Colazo).

La historia argentina marca que este fin de año estará lleno de acontecimientos porque Mauricio Macri, a pesar de la dura y triste realidad de las góndolas, se convertirá en el único presidente constitucional no peronista en terminar íntegramente su mandato desde la presidencia de Agustín P. Justo (1932-1938). Este es un hecho valorable si se tiene en cuenta la historia de intermitencias institucionales por las que pasó nuestra República.

En América «pasaron cosas»

La verdad es que no sólo se palpita un fin de año especial para nosotros. Allende las fronteras, Sudamérica en su conjunto parece inmersa en un péndulo de agotamiento de modelos políticos. Con resultado favorable a la derecha regional, el saldo momentáneo está arrojando que de la vieja guardia de la primavera populista iniciada con la asunción de Hugo Chávez en febrero de 1999, sólo quedan en pie la Cuba post Fidel Castro, la siempre tensionada Venezuela bolivariana de Nicolás Maduro, y pronto a estrenar, la Argentina «neokirchnerista» de Alberto y Cristina Fernández.

El resto de los países del Cono Sur se encuentra transitando experiencias exorbitantes de la derecha vernácula, como Brasil y Colombia, conservadores reaccionarios asediados por tensionantes disputas populares, como le pasa a Ecuador, Chile y Bolivia; y un posible y expectante desencuentro de masas en Perú y Ecuador. En tanto en Uruguay, a pesar de gobernar el siempre descafeinado Frente Amplio, hoy estaría camino a gravitar en la propuesta disruptiva del Brasil de Jair Bolsonaro.

Claramente el péndulo geopolítico regional se encamina a consolidar un escenario en el que la derecha va imponiendo una nota tendencial y el progresismo retrocede a la sombra del desplome de los precios de los bienes primarios que exporta suramérica. Alguna vez lo advertimos desde esta columna: el progresismo debe sustentarse desde los superávit fiscales o el crecimiento económico. No existe el progresismo democrático si no hay plata ni recursos para repartirle a la gente. Porque cuando sobreviene la escasez, la nota común suele divisar o el surgimiento de una férrea dictadura del capital o bien se gira hacia el socialismo revolucionario, exceptuando, desde ya, la extraña y trágica experiencia en la historia latinoamericana del Chile de Salvador Allende, que logró ensayar el socialismo gracias al voto popular en pleno sistema de dominios y organización burguesa.

Otro fin de año en el fin del mundo

En Tierra del Fuego todo está por verse. Si las cosas cruzando el Estrecho de Magallanes están complicadas, nuestra provincia no constituye el amparo de ninguna penuria. Si bien aún pueden verse al pujante sector del turismo salvar las ropas del enflaquecido poder adquisitivo de la media salarial isleña, este sector está casi exclusivamente circunscripto a la ciudad de Ushuaia.

Una parte de los fueguinos invertirán esta semana el salario y medio aguinaldo en comprar lo necesario para que nada falte en estas fiestas. Nadie sabe sinceramente qué podrá ocurrir a partir del 11 de diciembre en este bendito país. Brindaremos a las 00:00 del miércoles 1ero con los últimos destellos de luz solar. Promediando la madrugada esa tenue luz de la medianoche se elevará como las esperanzas del porvenir al punto de quemar la piel. Un nuevo año habrá comenzado.

A partir de la segunda quincena del mes de diciembre otra buena parte de los fueguinos emparentados con la gran familia estatal y los operarios de las características fábricas, emprenderá el folclórico viaje a sus orígenes. Allá los esperan sus seres queridos, como si en la isla dejaran a sus hermanos en armas, pero el amor original se encuentra, para ellos, cruzando el bravo mar continental del estrecho al norte.

Sus padres, hermanos, amigos y vecinos los esperan. Será un regreso menos espectacular que los de antaño. Nadie seguramente podrá llegar con el último modelo importado y es probable que aquellos viajes programados al exterior se reduzcan a una buena casa de fin de semana en la fría costa Atlántica o el río o laguna más cercana del barrio que los vio nacer.

El sueño de la isla de los milagros una vez más está en crisis. Llegados al norte no podrán hablar de un 2019 de bonanzas sino regocijarse al menos que están resistiendo la crisis con relativo éxito. No invitarán a vecinos ni familiares ni crearán falsas expectativas. Vender todo en el norte y venirse a probar suerte no es una opción segura hasta nuevo aviso. Así lo comprobó amargamente mucha gente que realizó la osadía en este año y a los tres meses tuvo que regresar con saldo negativo.

Deseos de fin de año

Por lo demás, Maradona volvió a dirigir en la Argentina, retorna la célebre tira cómica de Casados con Hijos (pero al teatro), River perdió la final de la Copa Libertadores de manera increíble con Flamengo en los minutos finales y aparecieron en los comercios las decoraciones de fin de año. Sobre gustos no hay nada escrito, dice el reconocido refrán. Quizá mejor recordar este 2019 que se va por estos tópicos.

Resta mirar el horizonte, regocijarse con el futuro que siempre tiene senderos que atravesar.

El ser humano creación o surgimiento evolutivo genial, es un ser espléndido, capaz de enamorarse, de soñar y de dar todo de sí por el prójimo, por una idea, por un valor.

El cuerpo humano no es sólo un cúmulo biológico que funciona en base a líquidos, músculos y tejidos vitales; es, al mismo tiempo, una máquina sentimental espléndida. Cuando el mundo material se opaca, allí están los abrazos, las miradas, las caricias y las palabras de aliento.

Por eso, para este fin de año tan especial, propongo que brindemos por esa capacidad innata del ser humano, de encontrase en la mirada cariñosa del otro, que nos desea lo mejor, que nos quiere bien y esa tiene que ser la última imagen de este año que se va.

La mañana siguiente al 31 nos espera para reconstruir esta Argentina como podamos. Que sea desde las mejores intenciones. Lo merece el país, lo merece nuestro paraíso fueguino y por sobre todo, lo merecen nuestros hijos. Ellos más que nadie merecen un país, una provincia y un futuro mejor.



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