El hecho hizo recordar a lo ocurrido en el galpón de Ingeniería Guerra, hace casi 22 años atrás.
La firma LOGANT, Logística Antártica S.A. en cuyas instalaciones se encontraban trabajando cuatro empleados ayer alrededor de las 16, comenzó a arder y a desprender elevadas columnas de denso humo negro mientras la explosión de tubos de oxígeno y acetileno se escuchaba a varias cuadras de distancia. Al cierre de la edición no se había determinado el origen del fuego.
El martes 11 de enero a las 16 aproximadamente, personal policial con jurisdicción en la zona, con la colaboración de las demás comisarías de la ciudad, integrantes bomberiles del Cuartel Central 2 de Abril, La Cantera y Ushuaia, fueron convocados al galpón de la empresa de logística y transporte LOGANT S.A., sito en calle 17 de octubre al 200, en el barrio San Vicente de Paul, en donde se estaba produciendo un descomunal incendio.
La existencia en el interior del galpón de neumáticos y tubos de oxígeno y acetileno, entre otros elementos altamente combustibles, tornó muy difícil el accionar de los bomberos, quienes debieron luchar contra el denso humo negro, la elevada temperatura reinante y las ensordecedoras explosiones.
Fue necesario cortar avenida Perito Moreno en su intersección con las calles Eva Perón, 17 de Octubre y Vito Dumas, para que el personal bomberil pudiera extender una línea de mangueras entre el galpón en llamas y la costa del Canal Beagle, para aprovisionarse de suficiente agua.
Recién después de dos horas y media de intensa labor, el ígneo pudo ser controlado y el trabajo continuó con la remoción y enfriamiento de escombros a fin de que el fuego no se reavivara.
Recién en esa instancia se pudo descartar la existencia de víctimas.
Los cuatro empleados presentes señalaron que cuando se percataron de la emergencia dentro del galpón, el fuego ya se había extendido en el sector del baño y la situación se había tornado inmanejable.
Por su parte, el propietario de la firma, Darío Loreto, de 46 años de edad, consignó que las instalaciones se encuentran aseguradas, que no tenía cámaras de vigilancia instaladas y que desconoce cómo se pudo iniciar el siniestro.
Personal policial de la División Policía Científica realizó tomas fotográficas y ejecutó otras medidas periciales, mientras que en la Comisaría 3era se tomó declaración a las personas presentes en el edificio al declararse el incendio, a fin de determinar las causas del mismo.
Hace casi 22 años, a la misma hora y en el mismo lugar
Al igual que ocurrió el martes, hace casi 22 años atrás, los habitantes de Ushuaia se sobresaltaron ante el desplazamiento de patrulleros y autobombas que iban raudas hacia la zona del parque industrial. Gruesas columnas de humo y fuego se podían divisar a la distancia mientras que los vecinos del barrio San Vicente de Paul y La Cantera, estaban en pánico. Los vidrios de sus casas como los de la Escuela 15 se habían roto a causa de dos fortísimas explosiones y el olor a humo hacía irrespirable el aire.
En una de esas explosiones, registrada a las 15.16 del 13 de marzo del año 2000 en el galpón de Ingeniería Guerra, murió el bombero del Cuartel Zona Norte, Diego Sánchez, de 20 años de edad y los responsables de la empresa, Ceferino Guerra de 60 años y Daniel Canderle.
El edificio estaba emplazado en la calle Vito Dumas 280 y se dedicaba a construcciones viales, y almacenaba en forma clandestina, sustancias explosivas como trotyl y gelamón. Para colmo, al lado funcionaba un depósito de garrafas y de tubos de gas. Cuando un operario de Guerra prendió una máquina para hacer una soldadura, inició un incendio que quedó para siempre en la memoria de Ushuaia.
Además de las tres muertes, se sumó medio centenar de heridos, algunos de ellos de gran gravedad. Como el jefe de bomberos del Cuartel 2 de Abril, Daniel García, quien debió ser internado en terapia intensiva por la inhalación de humo caliente y quemaduras en el cuerpo; el bombero Carlos Alberto Molina, víctima de un traumatismo craneoencefálico con daño neurológico y el bombero Isaías Jara y el camarógrafo Juan Acuña, ambos también con traumatismo de cráneo.
Por eso el martes por la tarde las explosiones de los tambores de materiales combustibles y oxígeno, el olor a humo, el sonido de las sirenas y los gritos, retrotrajeron a muchos a esa tarde del 2000, cuyo saldo se llora hasta hoy.
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