Juicio por presunta mala praxis contra dos médicos en Río Grande.
Carolina Miranda, madre de la beba que nació muerta en noviembre de 2015, en el CEMEP, aseguró que los controles de los latidos fetales se le realizaron con un elemento que describió como un cono de madera, mientras que la médica imputada, Valeria Pastori, sostuvo que se utilizó en todo momento un equipo digital.

Carolina Miranda fue preparada para dar a luz por vía vaginal pero luego de varias horas de estar internada fue trasladada de urgencia al quirófano en donde se le practicó una cesárea. Su hija nació muerta.
Carolina Miranda y Ariel Murgia, padres de la beba fallecida en 2015, declararon en la segunda jornada del juicio oral y público que se sigue contra los médicos Rodolfo Guido Pérez y Valeria Pastori, acusados de la comisión de presunto homicidio culposo. La madre contradijo los dichos de la ginecóloga, quien había asegurado que los controles fetales se realizaron con un equipo electrónico.
El juicio oral y público por presunta mala praxis médica en la muerte de una beba nacida sin vida hace diez años en la clínica CEMEP de Río Grande tuvo una jornada clave esta semana, cuando declararon Carolina Miranda y Ariel Murgia, padres de la víctima. Ambos testificaron ante el Tribunal de Juicio, sin la presencia en el recinto de los imputados, el obstetra Rodolfo Guido Pérez y la ginecóloga Valeria Pastori, para que los declarantes no se sintieran intimidados.
En primer término declaró Carolina Miranda, madre de la beba fallecida. La mujer relató su experiencia, respondió preguntas de la fiscalía, la defensa y el tribunal, y dio detalles sobre las circunstancias del parto y la atención recibida.
Luego declaró su esposo, Ariel Murgia, quien al momento de los hechos se desempeñaba como contador del CEMEP. También respondió preguntas sobre lo ocurrido aquella fatídica jornada y sobre los controles médicos previos al nacimiento.

El estetoscopio de Pinard es un cono hueco, generalmente de madera, que se apoya sobre el vientre materno para escuchar los latidos del feto. Su uso persiste en algunos consultorios, pese al reemplazo por equipos electrónicos de monitoreo fetal.
Tras un cuarto intermedio, declaró un pediatra de la clínica que participó en las maniobras de reanimación del recién nacido, seguido por el testimonio de un médico terapista, quien también intervino en el caso.
La jornada estuvo marcada por una fuerte contradicción entre los dichos de Miranda y los de la imputada Pastori. La ginecóloga había declarado el martes ante los jueces y, durante su exposición, mostró un equipo de monitoreo fetal digital, asegurando que fue utilizado para controlar los latidos de la beba “en múltiples oportunidades”.
Sin embargo, la madre negó terminantemente esa versión y sostuvo que los controles se realizaron únicamente con el rudimentario cono de madera que todavía se utiliza en algunas guardias y consultorios. Se trata de una herramienta cónica, por lo general de madera, conocido como cuerno estetoscopio. Según su testimonio, en ningún momento se usó un equipo electrónico, lo que —de confirmarse— reforzaría la hipótesis de un posible descuido o subestimación del sufrimiento fetal.

Los imputados, el obstetra Rodolfo Guido Pérez y la ginecóloga Valeria Pastori, no pudieron estar presentes en el recinto cuando declararon los padres de la beba fallecida, Carolina Miranda y Ariel Murgia.
Esa contradicción no pasó inadvertida para los jueces, dado que la acusación de mala praxis se apoya precisamente en la supuesta falta de respuesta médica ante las señales de alarma que habría manifestado la beba antes del parto.
El Tribunal de Juicio resolvió pasar a un nuevo cuarto intermedio hasta este jueves, cuando continuarán las declaraciones de testigos.