OCURRIO EN EL SKATEPARK DE USHUAIA
Otros sujetos observaban y los arengaban a continuar peleando, como si se tratara de un espectáculo, en medio de risotadas.
El fenómeno de la violencia que por estos días se puede ver en todos los noticieros nacionales con el emblemático caso de Fernando Sosa Báez, el estudiante de abogacía de 18 años de edad que fue ultimado a patadas por un grupo de 10 rugbiers a la salida de un boliche bailable de la ciudad balnearia de Villa Gesell, a las 5 de la madrugada del pasado 18 de enero, no es el único.
En las últimas horas, vecinos del barrio 245 Viviendas enviaron a Diario Prensa Libre un video en el que se puede ver a dos jóvenes agrediéndose en el Skatepark, ubicado entre las calles José Omar Retamar y Pablo Imboden, en Ushuaia, episodio que comentaron es habitual también en otros sectores de esa zona.
Dos muchachos en evidente estado de ebriedad, uno de los cuales parecía estar mucho más afectado por el alcohol, otras sustancias o por la conmoción de los golpes sufridos, se enfrentaron a trompadas y patadas mientras otros los alentaban a continuar peleándose desde el sector de tribunas, con expresiones como “¡Dale guacho! ¡Representá bien al barrio!, entre carcajadas.
Completamente a salvo de la mirada de transeúntes o de los efectivos policiales de la Comisaría 1era que realizan patrullajes de control, y cuya sede se encuentra a pocas cuadras de ese espacio recreativo, los dos contendientes se propinaron duros golpes, terminando uno de ellos con todo el rostro ensangrentado.
Uno de los jóvenes resultó particularmente afectado por una certera patada en el bajo vientre y un fortísimo golpe de puño en la mandíbula, cayendo pesadamente sobre el piso de cemento. Tambaleante, al volver a levantarse, recibió de su contrincante una “patada voladora” que impactó de lleno en su sien, haciéndolo caer nuevamente. Finalmente, quedó a merced en el suelo debajo de su oponente, quien a horcajadas esperaba que admitiera la derrota. Apretándole el cuello lo conminaba a rendirse bajo la amenaza de “te rompo la garganta, te tiro una piña”.
Los divertidos espectadores entonces se alarmaron y comenzaron a decir “ya está… ya está” al ver que el más violento parecía dispuesto a cumplir con su palabra, e intervinieron para separarlos.
Los vecinos del barrio 245 Viviendas pidieron muy conmocionados: “Vivimos muy intranquilos porque hechos como éstos ocurren con frecuencia. Los jóvenes son los de siempre. Uno los cruza en la calle y parecen estar alcoholizados o drogados a cualquier hora. Pedimos a las autoridades que controlen más seguido el lugar y al Municipio que tome los recaudos para que el skatepark permanezca cerrado porque esta no es la primera vez que lo usan para hacer este tipo de desmanes, sabiendo que desde la calle no pueden ser vistos”.
Diario Prensa
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