Entusiasta de la vida y buen cultor de las pasiones que le daban felicidad – su familia, la actividad bomberil en el Cuartel Zona Norte, las artes marciales, los tatuajes, la pesca y la amistad, entre otras – se fue Francisco “Pancho” Medina, dejándonos a todos los que tuvimos la suerte de conocerlo, desconsolados.
Fran estaba justamente realizando una de las actividades que más le gustaban, el sipalki, la noche del sábado último en la ciudad de Río Grande, cuando una impensada descompensación obligó a trasladarlo al Hospital Regional, en donde dejó de existir.
Francisco fue parte del plantel de Diario Prensa, se desempeñó en la imprenta de la Casa de Gobierno y en El Diario del Fin del Mundo, entre el ruido de las máquinas gráficas y el olor de la tinta. El supo hacer de sí mismo una edición impresa única y limitada, con el cuerpo lleno de tatuajes que le gustaba mostrar y contar acerca de su significado.
De franca sonrisa, buen amigo de sus amigos y siempre dispuesto a dar una mano a quien la necesitara, Pancho deja un vacío y un sentimiento de angustia entre quienes lo vamos a extrañar mucho y recordar siempre.
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