Testigos de la historia del Monte Cervantes.
Con toda seguridad no existe en nuestra provincia y seguramente en el mundo, un trabajo más profundo sobre el naufragio del Monte Cervantes que el efectuado por el amigo Héctor Monsalve, archivos fotográficos, documentos inéditos, imágenes del estado actual de sus restos en el fondo del Canal Beagle, entrevistas a descendientes de las autoridades del barco, a los buzos que formaron parte de las tareas de reflotamiento a cargo de la empresa Salvamar de Dn. Leopoldo Simoncini, etc. Es en esa tarea que Monsalve se ha contactado con el hijo de este valeroso empresario, el Dr. Pedro Simoncini, quien manifestó su voluntad de enviar a Ushuaia algunos elementos rescatados del crucero de bandera alemana naufragado un 22 de enero de 1930, próximo al paso Les Eclaireurs. Coincidieron en que el Museo del Fin del Mundo era la institución donde deberían ser depositadas estas piezas consistentes en dos platos hondos de loza, una jarra de vidrio, una taza de barbero, dos enormes ensaladeras y hasta una tuerca de bronce perteneciente a la hélice de la nave.
La Fundación Ushuaia XXI informada de esta cuestión, y ante la imposibilidad del Dr. Simoncini de viajar a Ushuaia trasladando estos elementos y realizar los trámites exigidos por el Museo, se ofreció de intermediaria haciéndose cargo de recoger estas piezas en Buenos Aires, embalarlas y trasladarlas a Ushuaia, realizar los trámites locales y llevarlas hasta la sede del Museo del Fin del Mundo. Es justo agradecer a quienes colaboraron en estas tareas: Alicia Martinez Porto y Adriana Toninski, responsables de los 
movimientos en la ciudad de Buenos Aires y su posterior traslado a nuestra localidad.
El pasado viernes 6 de octubre, finalmente, se llevó a cabo la entrega formal de estas reliquias en perfecto estado, con la presencia de autoridades de la Secretaría de Cultura de la Provincia y del Museo del Fin del Mundo.
Para nuestra Fundación ha sido motivo de una enorme alegría que, tanto Leopoldo Simoncini como Héctor Monsalve, confiaran en nuestra intervención y luego de varias semanas, entre traslados y trámites, pudiéramos cumplir con el objetivo de que estas piezas, que forman parte de una de las historias más ricas y atrapantes de Tierra del Fuego, se integren al patrimonio histórico del Museo del Fin del Mundo, es decir, de todos los fueguinos.
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