La Iglesia Católica celebró en Ushuaia la boda de un hombre y una mujer trans

La Iglesia Católica celebró en Ushuaia la boda de un hombre y una mujer trans1

La capital fueguina volvió a marcar un hito en lo que respecta al colectivo LGBTIQ, sigla que significa Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Transexual, Travesti, Intersexual y Queer (Agénero).

 

En la nave de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, en la capital fueguina, fue bendecida la unión de Victoria Tavieres Castro, de 46 años y Pablo Gustavo Daniel López Silva de 54, por  el párroco Fabián Colman. Los contrayentes se unieron en el Registro Civil hace una década, son padres de tres niños adoptados y ambos son funcionarios del Gobierno provincial. El traje de la novia fue negro y el ramo tenía una cinta con los colores que representan el orgullo gay.

 

“Si esta familia que tenemos con Pablo no fue construida desde el amor y con la mano de Dios, entonces que me digan dónde está Dios. Porque Jesús miraba a las personas más allá de su condición. Esa es la iglesia que queremos», manifestó Victoria, quien conoció a su esposo cuando era Juan.

Victoria Tavieres Castro, de 46 años y Pablo Gustavo Daniel López Silva de 54, se casaron en el Registro Civil el 8 de diciembre de 2011, y a pesar de ser ambos religiosos practicantes, fueron alejándose de la Iglesia a medida que les impidieron actividades como comulgar o confesarse.

En diálogo con Télam, Victoria dijo que su casamiento se trató “de un momento  muy significativo para el colectivo LGBTIQ porque la Iglesia es un lugar que se nos venía negando, como tantas otras cosas.  Fue un acto de reconciliación y un regreso a casa, en este caso la casa de Dios.  Mi condición no implica perder la fe ni dejar de ser hija de Dios».

Vestida con un traje negro, en contraposición al blanco que prefieren en general las novias, Victoria explicó que escogió ese color “en homenaje a tantas compañeras que no pudieron cumplir este sueño que yo hoy estoy viviendo”. Un ramito de flores, enlazado con una cinta de seis franjas de colores rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta, que reproducen el orden de los colores del arcoiris, representaba simbólicamente el orgullo de ser gay.

 

Primero Juan y Pablo, y después Victoria y Pablo

Victoria Castro contó que vive en la ciudad de Río Grande desde febrero de 2011, cuando arribó desde Buenos Aires junto a Pablo.  En esa época él era Juan y vestía ropas masculinas.

Recién en 2013 decidió «comenzar su proceso de transición» y optar por mostrarse según características del género femenino, con prendas, maquillaje y peinado de mujer.

Ella comenzó a trabajar en el municipio de Río Grande donde llegó a ser coordinadora de Desarrollo Humano y directora de Participación Vecinal, mientras que él es psicólogo y docente.

Ambos tienen tres hijos: dos de 16 y uno de 19 años que adoptaron cuando tenían 9 y 11 años.

«Logramos una construcción familiar maravillosa, con todas las dificultades y cosas lindas de cualquier familia. Estamos en una época donde la realidad social pasa por arriba de ciertos dogmas. No importa con quién uno duerme, sino su capacidad de amar al prójimo», reflexionó Castro.

Tanto Victoria como Pablo se desempeñan actualmente como funcionarios del Gobierno de Tierra del Fuego: ella es la subsecretaria de Diversidad de la provincia, y él es el secretario de Educación.  Por ese motivo, uno de los asistentes a la ceremonia fue el propio gobernador provincial, Gustavo Melella, además de varios de los integrantes de su gabinete.

Entre los asistentes se vio también a la ex gobernadora Fabiana Ríos, quien impulsó durante su mandato la celebración civil del primer matrimonio en el país y América Latina, entre personas del mismo sexo.

 

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El Obispado en desacuerdo

La ceremonia celebrada pocos minutos antes de las 7 de la tarde en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, incluyó el ingreso de la novia con los acordes de la Marcha Nupcial. Después de la promesa de fidelidad, se rezó el Padre Nuestro, el Ave María y los novios y varios de los presentes comulgaron.

Durante la homilía, el párroco Fabián Colman, dejó en clara su opinión: “La Iglesia es de todos, y cuando digo todos, son todos».

«Hablamos con el padre Fabián con la idea de hacer esta ceremonia, y aceptó. El nos dijo que solo evalúa de las personas su capacidad de amar. Por supuesto hizo consultas con el Obispado y personalmente siempre se mostró predispuesto», sostuvo Victoria.  No obstante el obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego, monseñor Jorge García Cuerva,  afirmó 24 horas después de realizada la boda,  que desde la sede episcopal de la diócesis de Río Gallegos “no se autorizó la celebración” y que el sacerdote Fabián Colman “ya fue advertido convenientemente».

 

El obispo García Cuerva consignó al respecto que «acompañamos a todas las personas sin excepción alguna en su legítimo deseo de recibir la bendición de Dios pero dejamos constancia que en este caso no se trata del sacramento de matrimonio tal como lo cree y sostiene la Iglesia».

La boda no fue inscripta como un matrimonio en los documentos eclesiásticos porque las normas del Derecho Canónico todavía lo impiden, aunque se trató de la primera de estas características en la historia provincial, y una de las primeras del país, según precisaron fuentes del clero.