“La India Varela”, la mujer que tallaba la memoria del sur

“La India Varela”, la mujer que tallaba la memoria del sur

Una guardiana del espíritu fueguino.

“La India Varela”, la mujer que tallaba la memoria del sur

Conocida por todos como “la India Varela”, aunque ese apodo no le agradaba, fue una de las últimas descendientes directas del pueblo selknam. Desde el ventanal de su casa de madera y chapa sobre la calle San Martín, en Ushuaia – en donde actualmente funciona un restaurante que conservó la fachada casi original – ella talló en lenga las huellas de su historia y de su pueblo, transformándose en un símbolo de identidad fueguina.

Enriqueta Gastelumendi, tal su nombre, nació en 1913 en la estancia Viamonte, en la zona rural de Río Grande, hija de madre selknam y padre español. Su vida transcurrió en tiempos en que los ecos del genocidio indígena aún resonaban en silencio, cuando la población ona había pasado de miles a apenas unos pocos centenares de sobrevivientes refugiados en las misiones.

En Ushuaia, doña Enriqueta se volvió parte del paisaje urbano y del corazón cultural del pueblo. Todos la veíamos en aquel entonces, sentada frente a la ventana de su casa, entre jaulas de canarios y herramientas de tallado, dando forma a hojas, animales, canoítas y tantas otras creaciones en madera, que parecían devolverle voz y cuerpo a su linaje.

Se la recuerda, a ya 21 años de su partida, con su figura menuda, su tez oscura, el rostro curtido por los años una dura experiencia de vida, las manos laboriosas, modos amables y poco hablar. Fue sin dudas artífice de un sello identitario que trascendió los tiempos. Enriqueta talló más que madera: talló la memoria de los suyos, de los vientos y los silencios del sur.

La querida India Varela murió en 2004, a los 91 años, dejando nueve hijos y un legado que sigue latiendo en cada rincón de Ushuaia.
En su homenaje, el poeta Jorge Andrés Lobato la recordó en estos versos que mantienen viva la presencia de una mujer que supo hacer del arte una forma de resistencia y ternura.

INDIA VARELA

Vive en Ushuaia, serena junto a la ventana soleada como aquella enamorada que olvidar quiere una pena.

Es la pena de su raza que fue dueña peregrina de la ínsula fueguina donde levantó su casa.

Ella esculpe con madera las figuras de otros tiempos que enfrenaron a los vientos con altiva faz sureña.

La lenga toma en sus manos alma y expresión sincera como homenaje en madera ofrecido al indio hermano.

Hermano que es también nuestro aunque en el olvido esté.

Nos lo recuerda la fe manada en el Padre Nuestro.

Mentira que el indio ha muerto como Lázaro. En tus manos revive desde el arcano en maderero concierto.

Es el milagro del arte, humilde pero sincero por el que mi pueblo entero seguro siempre ha de amarte.


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Diario Prensa
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