“Las únicas presiones que tengo son la Ley Penal y mi conciencia”, dijo el juez Cesari Hernández

El magistrado que dictó el procesamiento del comisario marcelo guerrero por omitir la custodia de 24 horas a una víctima de violencia de género, enmarcó en la “chicana” los cuestionamientos de los abogados Giménez y Lapadula.

El juez de la causa que tiene procesado y con prisión preventiva al comisario Guerrero, por no cumplir con la custodia de 24 horas a una víctima de violencia de género, se defendió de las acusaciones de presiones recibidas para dictar la sentencia, ahora apelada.
Se trata del Dr. Daniel Cesari Hernández, quien dialogó con la prensa, en la jornada en que se conocieron los fundamentos del fallo. Guerrero fue procesado por “incumplimiento de los deberes de funcionario público” y sus defensores, el Dr. Francisco Giménez y el Dr. Fernando Lapadula, adelantaron un pedido de jury, basados en una conversación que habrían mantenido en la que el juez les expuso las presiones recibidas para avanzar con el procesamiento.
“Lo que tengo que decir del caso está escrito en mi sentencia. Las únicas presiones que tengo o el único marco condicional, es la Ley Penal y mi conciencia. Yo soy un juez abierto, no soy de la vieja época que se encerraba en su despacho y no hablaba con nadie. No solamente no me encierro en mi despacho sino que concurro a la mayoría de los actos que se desarrollan. Mi despacho está abierto a quien requiera hablar conmigo, sea un fiscal, un defensor, una víctima, un imputado, un denunciante o un periodista. Yo escucho a todos y después las decisiones las tomo en soledad, condicionado solamente por el marco legal y mi conciencia”, subrayó.
“Recién estoy cumpliendo un año en la gestión, porque me hice cargo el 10 de agosto de 2017, y yo no llegué con bajada de línea ni condicionamiento de nadie, como dije entonces”, afirmó.
Se le preguntó si los defensores inventaron lo que dicen, sobre la conversación que mantuvo con ellos: “Sería muy poco profesional si emitiera juicio de valor sobre lo que dice una persona u otra. Lo único que puedo decir de los dos abogados, del señor Giménez y el señor Lapadula, es que los conozco por transitar tribunales en los cuatro años que hace que estoy acá y sus antecedentes jurídicos son impecables. Son dos muy buenos abogados y las pruebas están en los resultados que van teniendo en sus distintas gestiones”, destacó.
“En este caso puntual lo que tengo que decir es que a mí no me presiona absolutamente nadie, y nadie abarca a todos. Un abogado recurre a muchísimos elementos e instrumentos, y muchos de ellos reciben el calificativo de chicanas. Mientras se mantengan dentro de los marcos legales y el respeto, todo es válido”, consideró.
“Si yo no fuera juez, podría opinar que me parece tal o cual cosa lo que alguien dijo, pero siendo juez me tengo que limitar a la sentencia que he emitido. Además, cuando aparecieron estos mensajes todavía la defensa no había leído los fundamentos del fallo”, observó.
Asimismo, cuestionó a los medios que no se interesen por la víctima, si bien para los defensores “inventó” una violación y no convocó a la custodia porque quería encontrarse con su ex pareja. “Nadie me ha preguntado cómo está la señora que fue violada en razón de que la custodia que debería haber instrumentado el señor Guerrero en su domicilio no estaba. Todos se han olvidado de esa señora. Es válido que me cuestionen, pero acá tienen un juez que labura, que se rompe el lomo todos los días, que se va a veces a las 12 de la noche y que desde que estoy en la isla no me tomé más de un mes de vacaciones a lo largo de cinco años. Yo laburo para la gente, voy a comprar al mismo supermercado de todos y tengo la misma bronca de todos cuando la leche pasa de estar de 20 pesos a 24 pesos. Ayer fui a cambiar combustible y vi el litro a 30 pesos cuando acá en la Patagonia teníamos el 50%, y ahora estamos prácticamente igual que en Buenos Aires. Sufro lo mismo que todos, pago mis impuestos, tengo que hacer cola en el hospital, me embarro, patino en la rotonda. La diferencia es que trabajo de juez. Yo aprecio mucho a Giménez, conozco a su familia desde hace mucho tiempo, lo respeto mucho igual que a Lapadula. Son dos grandes abogados y me sorprende esto, me duele, me ofende, pero no los voy a cuestionar porque tienen que hacer su trabajo”, dijo.
“Por otra parte, lo que hizo el señor Guerrero no lo cuestiono como humano, porque a Guerrero también lo conozco como policía desde mucho tiempo antes y me tocó ir a procedimientos en medio del hielo y trabajar juntos. Siempre trabajó muy bien conmigo y yo no tengo presiones -reiteró-. Podemos decir que con el señor Giménez teníamos muy buena relación y eso no me condiciona para nada. El señor Guerrero tenía una excelente relación laboral conmigo y no me condicionó para nada. El fiscal Tepedino, que fue jefe mío en la fiscalía, no me condiciona para nada. Si tengo que tomar una decisión, la tomo convencido”, remarcó.
Aseguró que “la defensa tuvo todas las chances para aportar prueba y no me han aportado elementos de defensa que me permitiera contrastar toda la prueba que inculpaba al señor Guerrero. El señor Lapadula, defensor de Guerrero, estuvo en la indagatoria y presenció la declaración, que avaló con su firma. Todas las chances estuvieron dadas, pero la consecuencia directa de ese incumplimiento me presenta a una señora violada, maltratada y golpeada. La causa la elevé a juicio y este señor está con prisión preventiva”.
Ante el reclamo social por el comisario Guerrero, conocido por su cercanía con los vecinos de la margen sur y apodado “el comisario whatsapp”, por tener una comunicación directa por las redes sociales para dar respuesta inmediata, pidió “no focalizar todo en la simpatía. Seamos lo más objetivos posible. Eso es lo que ha guiado mi decisorio y, por ser objetivo, decidí procesar”.
El juez contó que la víctima “continúa a la fecha con tratamiento psicológico y estuvo con tratamiento psiquiátrico, y en su declaración señaló que, si ese día hubiera estado la custodia policial, su atacante no entraba. La violencia de género no es una cachetada, una patada, también es maltratar, los insultos, los empujones, la gestualidad, el maltrato laboral, y todo esto está contemplado en la ley como violencia de género. La parte más grave, por la trascendencia visual, muchas veces es la violencia física, pero toda la violencia en su conjunto deja marcas en la psiquis de las personas. Todas esas cicatrices yo las aprecié en esta señorita, que fue muy valiente, porque tuvo que venir ante un juez a declarar, sabiendo que lo que dice perjudicaba la suerte del imputado que tenía que cuidarla”, señaló.
“Por supuesto Guerrero es importante, como todo ciudadano, y a ningún juez le gusta procesar, embargar, condenar. Yo puedo entender lo que puede estar pasando Guerrero y su familia, pero tengo el deber como juez de decirle a la sociedad que sabía que tenía que poner una custodia 24 horas y que no existía otra versión autorizada. A pesar de eso, hizo otra cosa. Eso es el dolo”, concluyó.


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