La tragedia que significó el artero hundimiento del ARA Crucero General Belgrano se produjo un mes después del ingreso de las fuerzas militares argentinas a las Islas Malvinas.
Partió del puerto de Ushuaia el 24 de abril de 1982. 8 días después y en plena navegación fue cobardemente torpedeado por el submarino nuclear HMS Conqueror de la Royal Navy. Allí se produjo casi la mitad del total de bajas argentinas en todo el conflicto bélico contra el Reino Unido. Con los años, diez de sus sobrevivientes se radicaron en Ushuaia.
El 16 de abril de 1982 a las 11.50, el buque con 1.093 tripulantes zarpó de la dársena de la Base Naval Puerto Belgrano rumbo al puerto de la capital del por entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego. Ocho días después, el 24 de abril, fue la última vez que soltaría amarras desde el puerto de Ushuaia, en donde compartió el muelle con los destructores ARA “Piedrabuena” y ARA “Bouchard” y el petrolero “Puerto Rosales”. Tenía como misión custodiar la soberanía, manteniéndose fuera del área de exclusión pero vigilando las intenciones de las fuerzas enemigas. Así, el 1° de mayo, en momentos que navegaba hacia el este, ya iba escoltado sin saberlo por el submarino nuclear HMS Conqueror, que se había posicionado debajo del casco, esperando el momento para atacarlo con sus poderosísimos torpedos. Fue el 2 de mayo a las 16.02 cuando el primer impacto fatal hizo blanco en la sala de máquinas, el segundo le destruyó la proa y el buque comenzó a irse a pique. A las 16:23, el comandante dio la orden a la tripulación, de abandonar el buque.
El coloso tardó una hora en irse a pique a 4.200 metros bajo el mar, en el fondo de la cuenca de Los Yaganes, al sur de las Islas Malvinas. Fue la mayor tragedia naval de la historia de la Armada Argentina. Casi 300 hombres murieron en el primer instante del ataque mientras que el resto falleció en las balsas por las heridas, el frío o el oleaje que se los llevó a lo profundo. El crucero ARA General Belgrano estaba a 210 millas al sur de la isla Gran Malvina. Y allí se quedó como guardián eterno.
Varios sobrevivientes, por las vueltas de la vida y con el correr de los años, decidieron radicarse en la misma ciudad de la que un día partieron sin saber que la embarcación gigantesca y de apariencia invulnerable en la que viajaban sucumbiría a consecuencia del proceder malvado de las fuerzas británicas.
Los registros cuentan que se quedaron en Ushuaia Julio Ernesto Córdoba, Carlos Romelio Battiato, Orlando Salvador Catáneo, Rafael Ferreyra, Raúl Rafael Avalos, Juan Vera, Roberto Romero, César Ernesto Alvarez y Rubén Javier Cazón. Hoy algunos de ellos ya han fallecido y viven en el recuerdo de sus hijos, nietos y de todo el pueblo argentino, mientras que otros continúan trabajando incansablemente en la divulgación del legítimo reclamo de restitución de las Islas Malvinas.
Otra herida abierta
Cualquier similitud con el caso del ARA General Belgrano podría no ser considerado una casualidad a la hora de formular la pregunta todavía sin respuesta ¿qué pasó con el submarino ARA San Juan?. Como se recordará, la nave sumergible partió del puerto de Ushuaia el 8 de noviembre de 2017 de regreso a su asiento, en Mar del Plata. El 15 de noviembre pareció esfumarse con sus 44 tripulantes – 43 hombres y 1 mujer – al dejar de ser detectado por los radares y de emitir señales a la altura del Golfo de San Jorge, frente a Comodoro Rivadavia, uno de los puntos más cercanos del continente argentino a las Islas Malvinas. Vale destacarse lo que pocos saben y que es que antes de la guerra de 1982 existían hasta vuelos regulares de LADE que trasladaban desde esa ciudad chubutense a docentes y otros trabajadores a las Malvinas y en sentido opuesto, de pobladores malvineros a centros de salud o comercios argentinos.
Recién un año después, el ARA San Juan fue encontrado a 600 km de Comodoro Rivadavia y a 907 metros de profundidad. Su desaparición y la pérdida de vidas se constituyó en un misterio que hasta hoy no ha sido esclarecido. Inclusive en noviembre del año 2020 el contralmirante retirado Luis Enrique López Mazzeo, ex comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada argentina, quien está además imputado en la causa por el hundimiento del ARA San Juan, reveló ante la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia que el gobierno argentino a cargo del presidente Mauricio Macri en ese entonces, habría conocido la ubicación del submarino al menos 20 días después de su desaparición, reservándose la novedad del hallazgo inexplicablemente. La posición, dijo, la había revelado el buque chileno Cabo de Hornos, información que fue ratificada por el capitán en retiro de la Armada Chilena, César Miranda, quien era comandante de la nave en noviembre de 2017.
El año pasado, al cumplirse 5 años del hecho, los familiares de los submarinistas sostuvieron ante cuanto medio quisiera escucharlos que “los chicos estaban defendiendo la soberanía. Murieron en un acto de defensa de la patria”. El familiar Carlos Rodríguez declaró a su vez a la prensa que “hay muchos que creen que lo hundieron, que tiraron una bomba cerca y que por eso el submarino se hundió, pero hasta hoy solo tenemos puras teorías”.
La causa está en manos actualmente de la jueza de Caleta Olivia Marta Yáñez quien debió investigar, por orden de la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia en 2020 al ex presidente Mauricio Macri; al ex ministro de Defensa de la nación, Oscar Aguad y al jefe de la Armada Argentina entre 2016 y 2017, Marcelo Srur, quienes al parecer se guardan mucha más información que la que cuentan.
El 15 de noviembre de 2023 serán 6 los años transcurridos desde que desapareció el ARA San Juan con sus 44 ocupantes. 6 años de preguntas que no tienen respuestas.
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