Maiztegui Marcó defendió su derecho a concursar por una banca en el Superior Tribunal de Justicia

Maiztegui Marcó defendió su derecho a concursar por una banca en el Superior Tribunal de Justicia

Luego de la impugnacion realizada por las multisectoriales de Derechos Humanos ante el Consejo de la Magistratura, cuyos integrantes pidieron que se la excluya del concurso.

 

En referencia a las críticas a sus dichos sobre la gestión de las Fuerzas Armadas entre 1976 y 1983, la jueza fijó su postura al respecto: “Creo con sinceridad, que las Fuerzas Armadas no supieron enfrentar desde la ley a su adversario, llevándolo a privilegiar su individualización y su ubicación por encima de la dignidad humana a través de la obtención de información por métodos ilegítimos, llegando inclusive a sembrar la muerte confundiendo el camino que lleva a todo fin justo y que pasa por el empleo de medios justos y legales. Ningún fin puede justificar la utilización de medios atroces que destruyan una vida humana”.

Luego de la impugnación presentada por las multisectoriales de Derechos Humanos de las dos principales ciudades fueguinas, la jueza Felicitas Maiztegui Marcó elaboró una carta explicando su pensamiento sobre el accionar del Gobierno de facto ejercido por las Fuerzas Armadas en Argentina entre 1976 y 1983.

Como se recordará, la magistrada se había referido al tema hace algunos meses atrás, sosteniendo en esa oportunidad que no era taxativo el número de 30 mil desaparecidos que esgrimen las organizaciones de Derechos Humanos como un dato inobjetable, según sus integrantes.

De esta manera las multisectoriales promovieron una acción para impedir que la jueza Maiztegui Marcó pueda acceder a concursar por una de las dos bancas que se ampliaron en el Superior Tribunal de Justicia, dado que consideraron que la jueza “expresó su total defensa a la dictadura militar”.

En la nota que dirigieron al Consejo de la Magistratura, consignaron:  “Vemos con extrema preocupación que una magistrada que hizo públicas, en reiteradas oportunidades, sus manifestaciones negacionistas respecto del genocidio que concretó la última dictadura militar en nuestro país, pueda tener un lugar en el máximo tribunal de la provincia.  Maiztegui Marcó expresó y ratificó, una y otra vez, su negación a la existencia de 30 mil desaparecidos, despreció el concepto de terrorismo de Estado como tal,  salió en defensa de los genocidas, intentó justificar el accionar de la última dictadura y relativizó las consecuencias que tuvo una de las más oscuras etapas vividas en nuestro país.  Ésta postulante a un cargo en la Corte provincial, además, cuestionó a incuestionables organizaciones de defensa de los Derechos Humanos como lo son las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, pilares fundamentales para el retorno a la democracia y para avanzar en la posibilidad de sostener valores como lo son la verdad, la memoria y la justicia, que sirvieron para avanzar con el histórico juicio a las juntas militares, del cual nos enorgullecemos y es ejemplo para el resto del mundo como forma de respuesta al accionar genocida de la dictadura.  Tenerla como uno de los miembros del máximo organismo de nuestro Poder Judicial dejaría en un lugar de extrema indefensión a quienes comprendemos que lo que sucedió en ese periodo de nuestra historia fue un genocidio, a quienes rechazamos el terrorismo de Estado, a quienes defendemos los Derechos Humanos y repudiamos el accionar de la última dictadura militar”.

La postura de la jueza

“En virtud de las impugnaciones y objeciones recaidas sobre mi postulación para cubrir el cargo de juez del Superior Tribunal de Justicia, las que son de dominio público, es el propósito de esta presentación aventar cualquier tipo de duda sobre mi posición sobre la dramática violación a los Derechos Humanos que durante la dictadura militar azotó a la sociedad argentina en el periodo comprendido entre 1976-1983

A pesar de la búsqueda de quienes procuran que la comunidad argentina inicie un diálogo constructivo sobre tan luctuoso pasado, parece que a pesar del transcurso del tiempo, inexplicablemente, las heridas nunca terminan de sanar y la temática siga agitándose sobre la conciencia colectiva

En rigor, nadie puede poner en duda que nuestra República Argentina vivió en la década del 70, un amplio segmento de tiempo signado por la violencia y que desató una represión que hasta hoy estremece.

En la historia de las civilizaciones aún de las más cultas, existieron épocas duras en sumo grado, oscuras, casi, podria decirse, inexplicables.

Nosotros tampoco fuimos ajenos a tan nefasto destino que tantas veces parece alejar a los pueblos de lo digno y ancumbrado

Ese pasado de lucha entre argentinos, de muerte fraticida trajo consigo víctimas y victimarios, y por cierto, manos de familiares que quedaron vacias por la ausencia de sus seres queridos

En ese espiral de macabra violencia se creó una crisis sin precedentes en nuestro pais, tomando el poder las Fuerzas Armadas y abandonando el sendero de la legitimidad constitucional

Creo con sinceridad, que las Fuerzas Armadas no supieron enfrentar desde la ley a su adversario, llevándolo a privilegiar su individualización y su ubicación por encima de la dignidad humana a través de la obtención de información por métodos ilegítimos, llegando inclusive a sembrar la muerte confundiendo el camino que lleva a todo fin justo y que pasa por el empleo de medios justos y legales. Ningún fin puede justificar la utilización de medios atroces que destruyan una vida humana.

Han pasado muchisimos años de hechos tan tristes y dolorosos, y considero que ha llegado la hora de empezar a mirarlos con otros ojos y confluir armónicamente, lo cual es lo que nos hará realmente crecer humanamente, mientras que si seguimos sembrando discordia, nos destruiremos a nosotros mismos.

En puridad, el ser humano necesita estar a gusto consigo mismo, pero

respetando al que piensa distinto, toda vez que lo fundamental radica en cobijar espacios amplios donde todos tengamos cabida.

Tal vez el primer paso para el sosiego, sea caminar juntos hacia delante siempre pues hasta el agua estancada es la primera que se corrompe.

Un compromiso de todos para iniciar un largo camino, un futuro que no repita el pasado y sobre todo respeto por aquellos que no han podido enterrar a los muertos que no están y que aún no han podido encontrar un lugar donde puedan rendirles un homenaje.

De poco serviría un mínimo sinceramiento si al empeñamos en revisar el pasado, como enfatizó el fiscal Julio César Strassera, no aprendiéramos para no repetirlo “nunca más» en el futuro.

En definitiva, una Argentina madurada en el dolor, que pueda llegar algún dia a unirnos en abrazo fraterno”.


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