«ME SIENTO CALUMNIADA Y USADA»

Carta Abierta a la Comunidad

Hace unos 6 meses autoridades públicas de Familia y Minoridad me convocaron pidiendo que junto a mi pareja nos hagamos cargo de la guarda simple de la sobrina de éste, de 2 años y medio, y colaboremos en su bienestar instalando hábitos y rutinas propias de la dinámica de cualquier familia normal.
Con toda nuestra buena fe y nuestro espíritu solidario, asumimos la responsabilidad y trabajamos en ello desde el 7 de septiembre de 2018 hasta el 9 de enero de 2019.
Nuestros esfuerzos fueron muchos y sacrificados, física y moralmente, pues la niña carecía totalmente de hábitos y al momento de recibirla se encontraba en pésimo estado general en cuanto a cuidados básicos de higiene, irritación de piel, una especie de psoriasis nerviosa con aureolas escamosas, manifestaciones similares en el cuero cabelludo y súbitos desórdenes de conducta que la llevaban a autolesionarse.
La madre de la menor (que había arrastrado a su propia hija a una vida signada por las adicciones e inconductas graves), usó las “visitas” a su hija para interferir sistemáticamente en el proceso de recuperación de la niña.
Como consecuencia de ello, –tras cada visita de madre a hija que, se llevaban a cabo en el ámbito de Minoridad— la niña intensificaba su tendencia a autolesionarse e involucionaba respecto de cada progreso que en mi hogar habíamos logrado.
De repente, hubo UNA DENUNCIA, CALUMNIAS y TODO VOLVIO PARA ATRÁS.
Mi familia y yo habíamos puesto toda nuestra solidaridad y buena fe, nuestro trabajo, responsabilidad y esperanzas en hacer una obra de bien.
Nosotros NO HEMOS FALLADO, ni como familia, ni como personas.
Entonces, pregunto: ¿Qué o quiénes fallaron en todo ese proceso? ¿Por qué una mentira, una calumnia, mata así porque sí, la solidaridad y la buena fe de quienes estamos dispuestos a colaborar en temas tan sensibles como los que rodean la calidad de vida de un menor?.
¿Por qué el sistema nos expone injustamente al escarnio en las redes sociales de personas malintencionadas que nunca fueron solidarias en nada…? Esa gente solo está dispuesta a propalar injurias y calumnias, sin importarles el daño que causan.
Con gran pena, veo que cada uno atiende su juego, como en el “Antón Pirulero”. So pretexto de actuar “responsablemente”, se sacan los temas de encima exponiéndonos a los comentarios crueles de los difamadores que lamentablemente abundan.
Y, mientras tanto, el tan declamado “interés superior del niño” se convierte en una simple expresión vacía de contenido. Y precisamente el niño a quién se debería proteger resulta arrojado a un rincón y abandonado a su suerte.
Créase o no, hoy el Estado NO tiene a la niña bajo su custodia, protección y resguardo. Hoy, la niña está bajo la “guarda” REAL de su madre, que es precisamente la persona responsable del penoso peregrinar de su propia hija. Eso es así, pues su guarda FORMAL (en los papeles) le fue entregada al abuelo materno, con quien precisamente vive… SI, AUNQUE PAREZCA INCREIBLE… la madre de la niña.
A causa de esas calumnias, tanto mi pareja como yo, HEMOS PERDIDO NUESTROS TRABAJOS. Sencillamente nos dijeron: “Están fuera”. Y ahora, ¿quién se hace cargo de que nos devuelvan nuestros trabajos, únicos ingresos que tenemos para sostener a nuestros tres hijos?
Y finalmente, ¿quién se hace cargo del vaciamiento de esperanzas y espíritus solidarios que, gracias a estos perversos e inauditos procesos, padece la sociedad?.

Alejandra Paola Ruiz Leiva


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