Crítica situación educativa en la provincia.
Tierra del Fuego continúa padeciendo la intransigencia de un gremio que ha tenido una presencia mínima en las aulas en lo que va del año. En contraste, y ante la imperiosa necesidad de cambiar la matriz productiva, desde el Estado provincial se intenta impulsar una transformación educativa de fondo que brinde herramientas a las generaciones en formación.
En lo que va del año, el ciclo lectivo en Tierra del Fuego se ha visto gravemente afectado por las constantes medidas de fuerza del sindicato docente SUTEF, que continúa alternando paros con “desobligaciones”, una argucia que permite a los educadores no impartir clases sin que eso implique descuentos salariales. Este proceder se remonta a más de diez años atrás, periodo en que el dirigente sindical Horacio Catena protagonizó graves atentados durante la gestión de la ex gobernadora Fabiana Ríos en 2013 —por los que fue condenado en 2015—, un acampe violento y el cierre del único acceso a Ushuaia en el mandato de Rosana Bertone en 2016, y la reiteración de una actitud de renuencia al trabajo que se mantiene hasta la actualidad.
La situación genera un estado de literal desesperación en las familias de toda la provincia, que expresan su malestar en los medios de comunicación, las redes sociales y en encuentros presenciales, ante lo que consideran una pérdida irreparable de tiempo educativo vital para sus hijos. La impotencia frente a la gran cantidad de tiempo ocioso de los chicos —que no pueden tener una vida organizada en el marco tradicional y que bollan de la casa de vecinos a la de amigos o familiares— comenzó a traducirse en reacciones como las tomadas el lunes último en Río Grande. Ante el envío de notas en los cuadernos en las que los docentes informan a los padres que deberán retirarlos antes de la finalización del horario escolar por adherirse a desobligaciones, varios progenitores acordaron por grupos de WhatsApp no hacerlo. De esta manera, obligan al docente a permanecer en el establecimiento escolar, aunque con un tratamiento incierto hacia los niños y en un marco al menos incómodo para ellos.
En forma coincidente con este escenario, el Gobierno provincial anunció el lanzamiento de un plan de “transformación educativa”, con el objetivo de repensar el sistema actual y encarar un proceso de mejora estructural, de cara al futuro de una provincia que se encamina a perder su perfil industrial.
Entre las primeras voces que respaldaron esta iniciativa se encuentra la del decano de la Facultad Regional Tierra del Fuego de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Mario Ferreyra, quien afirmó que “la educación es la base de toda actividad social, económica y de producción”, y llamó a los docentes a involucrarse: “El gobernador está poniendo en juego algo que todos los educadores de la provincia tenemos que evaluar positivamente”.
Ferreyra agregó que “el proyecto de crecimiento económico de la provincia debe pasar por la formación del recurso humano bien preparado para los desafíos que nos plantean los nuevos conocimientos”, y remarcó la necesidad de avanzar con autonomía y capacidad de decisión. “Si nuestros niños y jóvenes aprenden lo que deben aplicar y cómo vivir en el futuro, la vida de la provincia será de crecimiento”, concluyó.
También se sumó con su opinión el vicerrector de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), Juan Ignacio García, quien consideró que “encarar una transformación educativa es una de las cuestiones centrales que requieren un debate y un trabajo muy profundo”. El catedrático señaló, asimismo, que “la educación está atravesando un momento complicado” y que “aprovechar esta crisis para discutir calidad es lo mejor que se puede hacer y es absolutamente necesario”.
García también vinculó el debate educativo con el futuro económico de la provincia, en un contexto de incertidumbre por los anuncios del Gobierno nacional formulados el pasado 13 de mayo. “Tenemos que pensar en una educación que articule y brinde respuestas a las necesidades de los sectores productivos y a una estrategia productiva”, afirmó. “Cuando se habla de ampliar la matriz productiva, estamos pensando en desarrollar nuevas actividades, nuevos oficios y requerimientos profesionales. Esto, sin el compromiso del sistema educativo, es imposible”.