Suplantación de identidad: cuando del otro lado no está quien uno cree…
En las últimas horas se han registrado numerosos casos de vecinos que han recibido mensajes por Whatsapp, supuestamente de familiares, amigos o conocidos que piden que se les transfiera dinero para afrontar una emergencia o el pago de dólares. Se trata de ciberdelincuentes que se apropian de perfiles de la plataforma de mensajería, de Facebook e Instagram para estafar a víctimas que creen que del otro lado hay un ser querido en apuros.
Varias personas domiciliadas en nuestra provincia han estado recibiendo en las últimas horas, mensajes de quienes creen son familiares, amigos, conocidos o compañeros de trabajo. En tono coloquial les solicitan dinero aduciendo que están en apuros económicos o de salud, que necesitan resolver con urgencia, u ofrecen dólares a la venta. En la pantalla de los celulares aparecen las fotos y los números telefónicos de quien uno cree que es un ser querido, con la característica de Ushuaia o Río Grande, según el lugar de residencia que se trate. Los mensajes siempre comienzan con el nombre de pila y un tono casual y afectuoso.
“Hola Marta. ¿Cómo estás?. Soy María. Te paso mi nuevo número para que me agendes. Estoy vendiendo 1.900 dólares ahorrados porque tengo que pagar urgentemente una deuda. ¿Te interesan?. Me harías un gran favor. Están a $210.- Te paso mi CBU. A la tarde paso a dejártelos” – Este es uno de los textos que se repiten en la plataforma de mensajería, entre un receptor que cree que del otro lado de la línea está esa persona que forma parte de su agenda personal de contactos y un emisor que lo está tratando de estafar. Y lo que es peor: el ciberdelincuente está valiéndose de sentimientos como el afecto, la confianza y la solidaridad, para obtener ilícitamente dinero. Y que le ha robado la identidad a nuestro familiar, amigo o conocido.
¿Y cómo hacen?
Los tecnologizados cacos suelen realizar un exhaustivo trabajo de lo que se conoce como “ingeniería social”, contactándose a veces al azar y otras a través de bancos de datos que adquieren en el mercado negro, con usuarios de la plataforma Whatsapp. Les anuncian que ganaron un premio, un televisor, un viaje u otro beneficio, sonsacando en la charla importante información como nombre y apellidos completos, DNI, domicilio, etc. Luego les dicen que Whatsapp les enviará un código que deberán darles en una segunda llamada. Ellos mismos solicitan con los datos obtenidos un “código de verificación” ante la empresa, el que llega directamente al titular de la plataforma. Vuelven a llamar, se lo piden argumentando que de ese modo “verifican identidad” y ya está: lograron apropiarse de la cuenta y operar con ella a partir de ese momento, como lo haría el verdadero titular. Entonces, con la agenda de contactos a disposición, comienzan a mandar mensajes con toda una variedad de planteos, que en todos los casos son para hacerse de plata… de mucha plata.
Con el control de nuestra cuenta, solo les queda empezar a enviar mensajes como el descripto más arriba, o mucho más efectivos, apelando a inventadas desgracias o necesidades urgentes de salud.
“Carlos. Soy Raúl. Me da vergüenza pedirte esto pero necesito que me ayudes con algo de dinero porque tengo a mi vieja internada. En unos días cuando cobre te lo devuelvo amigo. Este es mi CBU…”, escribió quien Carlos creyó que era su compañero de trabajo y no dudó en transferirle 5 mil pesos. Transcurridos los días y sin que Raúl, el verdadero Raúl, no le mencionara nada sobre la salud de su madre ni sobre el préstamo hecho, lo abordó y le preguntó: “¿Y tu mamá mejoró?. Recibiendo como respuesta una cara de asombro: “Mi vieja falleció hace 10 años”.
El cuento del tío está recrudeciendo por estos días en las cuentas de los usuarios de Whatsapp de Tierra del Fuego, con denuncias policiales de personas que fueron advertidas de que sus cuentas fueron robadas y también por quienes, de buena fe transfirieron dinero para falsas necesidades a más falsos destinatarios, o compraron dólares que nunca nadie les entregó.
Diario Prensa
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