Emergencia Ígnea
«Son los encargados de conservar los reservorios de agua dulce. Al ser menor la cantidad de precipitaciones a lo largo del año, la estacionalidad y el estrés hídrico que sufre la vegetación es mayor. Esas características que presentan las temporadas hacen que los incendios tengan cada vez mayor ocurrencia, mayor complejidad y menor control», dijo el Director Provincial de Manejo del Fuego.
En diálogo con la prensa, indicó que «lo primero que hay que destacar es el cambio de paradigma. Hace un tiempo dejamos de hablar de incendios forestales y empezamos a hablar de manejo del fuego. Se creó una estructura específica. Y un pilar fundamental es que la sociedad adoptó esas prácticas como propias. Cambió el paradigma y empezamos a gestionar el riesgo. No solo atendemos la emergencia, sino que gestionamos los indicadores y evitamos la crisis».
Asimismo, señaló que «por una cuestión de ciclo natural, hay más material caído que está seco. Antes esto era menor, por lo que la capacidad de controlar inmediatamente el fuego era más accesible. Ahora eso no ocurre, por lo que necesitamos una gestión del fuego más efectiva. Pero además, necesitamos difundir y explicar qué ocurre. Acá nunca se dan los fuegos por causas naturales, sino por causas humanas».
Sobre la incidencia humana en la generación de focos incendiarios, explicó que, como variantes de análisis «una cosa es el incremento en la ocurrencia y otra son los lugares donde se desarrolla la mayor cantidad de fuegos. La mayor concurrencia ocurre en bosques degradados. Sitios donde se hicieron cortes y hubo actividad forestal. Queda material caído. Esto puede ser por actividad humana o por actividad del castor».
Además, Pérez Lindo manifestó que tratan de «estar a la altura de las circunstancias. Para marzo del año pasado nosotros declaramos la veda total para prender fuego, cuando años anteriores estábamos cerrando la temporada. Se ha extendido la estacionalidad del estrés hídrico. En cuanto al año que viene, los pronósticos empiezan a analizarse en áreas técnicas a nivel nacional para después del invierno, al inicio de la temporada. La tendencia es a que tengamos veranos más prolongados. Viene acompañada con déficit en las precipitaciones y marcados aumentos de temperaturas».
Finalmente, precisó que «hay dos variables meteorológicas que inciden en el manejo de los incendios que son la temperatura y la frecuencia de precipitaciones. En Tierra del Fuego, si tomamos la estadística, la temperatura promedio era de 6 grados. En los últimos 6 años superó los 10 grados en promedio, por lo que el incremento es muy marcado. Esto se ve acompañado de un déficit en las precipitaciones. Si bien se dan jornadas, la estacionalidad se ha ido modificando con un déficit de precipitación año a año».
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