Qué sería de la tierra sin semilla, y qué, de la semilla sin tierra…

Qué sería de la tierra sin semilla, y qué, de la semilla sin tierra...

Escribe- DR. RUBÉN RAFAELSin importar la década de arribo, muchos de nosotros somos fruto de semillas venidas de otras latitudes, germinadas en esta generosa tierra de nuestra patria.
Algunos llegamos buscando desarrollo y tranquilidad, al fin y al cabo, buscando una vida mejor.
Otros, llegaron corridos por las necesidades, o en pos de hacer diferencias económicas y pensando siempre en volver después al lugar que no las ofrecía.
En nuestro equipaje trajimos nuestros saberes, nuestras experiencias, pero también nuestros defectos, dolores y frustraciones. Tanto las cosas buenas como las malas se derramaron sobre la tierra que habitamos.
Ushuaia fue siempre muy generosa, dando oportunidades a todo aquel que tuviera ansias de crecer. Otros nunca se hallaron bien aquí. Algunos de ellos con el tiempo partieron, y otros decidieron quedarse con un dejo de enojo y desagrado que, como un veneno, también cayó sobre nuestra tierra.
Muchos encontramos nuevos amigos y se forjaron nuevas familias. Algunos al reconocerse como migrantes arroparon al recién llegado recordando sus propios primeros pasos. Otros al cabo del tiempo creyeron que su antigüedad en el lugar les daba derecho a pedir que los nuevos pagaran “derecho de piso”.
En síntesis la sociedad es como somos los que la conformamos, y tiene su propia impronta del ser fueguino todavía en construcción, no tan homogénea ni tan definida como nos gustaría.
El crecimiento sostenido y a veces descontrolado impone desde hace mucho llegar a acuerdos sociales que puedan mantenerse en el tiempo, con el fin de lograr una ciudad y una provincia que esté a la altura de las expectativas de la mayoría.
Es momento de no solo vivir nuestro tiempo, si no tratar de imaginar el tiempo que les tocará vivir a nuestros hijos.

Qué sería de la tierra sin semilla, y qué, de la semilla sin tierra...
No se puede ni se debe vivir como si fuéramos la última generación de humanos en el planeta. No se trata sólo de quien se hace cargo de lo ya hecho, si no de lo que se hará en el futuro. Tenemos la obligación de escribir el capitulo que nos corresponde de la historia fueguina.
El cuidado de nuestro entorno natural y la diagramación de una provincia y una ciudad con proyección al futuro, son condiciones que no deberían ser olvidadas y menos negociadas.
El hogar es mucho más que nuestra morada. El hogar es el lugar común, el hogar son valores compartidos que deben establecerse como políticas de Estado.
Las conducciones, tanto en los estamentos públicos como privados, tiene responsabilidades indelegables en función de lo antes expuesto, y todos aspiramos a que no sean eludidas. Deseamos que no se dediquen solo a los problemas del día a día, si no que lleguen a acuerdos que permitan establecer objetivos compartidos mediante políticas públicas que todos (le toque a quién le toque conducir) respeten a rajatabla.
Debemos contemplar que vivimos en un mundo amenazado por grandes riesgos como el calentamiento global, las catástrofes climáticas, la contaminación ambiental, las posibles guerras atómicas y muchos etc. Estamos en un mundo en donde cada vez más rápido se acercan cambios que incluirán en la cotidianeidad, la manipulación genética, la inteligencia artificial y la robótica.
Los adultos de hoy estamos procrastinando nuestra responsabilidad. De esta forma trasladamos injustamente las decisiones de fondo a las generaciones futuras.
Hoy, en un nuevo aniversario de nuestra ciudad, es buen momento para reflexionar sobre cuál debe ser el rol a cumplir para honrar nuestra existencia. Un buen punto de partida es considerar que nuestras decisiones no deben estar sustentadas en la conveniencia, si no en la responsabilidad y la convicción.
Nos queda por delante el desafío de saber si estaremos a la altura de la historia y seremos buenas semillas de una rica cosecha, o tendremos que resignarnos al rol de malezas que nada bueno le dejan a la tierra que brindó su abrigo y cobijo.
Nos hace falta un salto de calidad que creo que estamos preparados para dar. Sólo es cuestión de tener una mirada más amplia y menos mezquina. De nosotros depende.


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