Reflexiones en cuarentena

Encerrados - vos y yo - en la misma cuarentena

Encerrados – vos y yo – en la misma cuarentena

Reflexiones en cuarentenaDe repente nos encontramos otra vez solos, o quizá no tan solos, pero otra vez ante la presencia del otro, sin la intermediación de las actividades de siempre, las rutinas, las excusas… Todo lo que teníamos naturalizado se eclipsó y nos encontramos encerrados en la misma cuarentena… ¿y ahora?.
Pensé en “las cuarentenas” de los inicios de una relación, cuando esos dos cuerpos se empiezan a conocer, a explorar con fascinación un territorio hasta ahora inédito. Y que si todo va bien, esos momentos se convierten en semanas, que pasan a ser meses, que se transforman en años, hasta que en algún momento puede ocurrir que esa presencia cambie, ya no nos sorprenda de la misma forma, hasta llegar a sentir que aquella magia quedó relegada a una “unión convivencial”.
Pero a veces el mundo se sacude y literalmente nos sacude, se transforma y condimenta con azar nuestras cotidianeidades. Ese entorno que puede parecer ajeno, no lo es tanto, porque al mismo tiempo nos constituye; forma parte de nosotros, un adentro y un afuera en constante interjuego y determinación. Ahí es donde apareció “Alberto” contándonos que por un tiempito, nos debíamos guardar todos adentro de casa y entonces volvimos a vernos. Casi como una película en la que el mundo se detiene y quedan los protagonistas enfrentados, observándose. Así nos miramos.
El aislamiento nos desafió, pero no solo con los cuidados por el coronavirus, eso quizá fue lo más sencillo, porque con solo prender la TV alguien nos decía cómo hacerlo. Pero para los vínculos no hay recetas, nadie nos puede decir cómo se hace, porque ahí las reglas no existen. O en todo caso las reglas son las que se construyen en el choque de esos mundos singulares. Un acontecimiento que crea una visión descentrada de uno mismo. Lo que Alain Badiou llamó “la escena del Dos”, la experiencia del mundo desde el punto de vista de la diferencia. En ello, dirá, consiste la construcción amorosa.
Se escucha en una canción: “… pero después de haber comido en tantos restaurantes… después de viajar por los sitios más extravagantes, descubrí que tu cuerpo es mi lugar favorito y tu boca mi comida favorita. Porque tú eres lo que yo necesito, porque yo soy lo que tu necesitas.”
En el instante de ese encuentro o reencuentro, pueden pasar muchas cosas. Pero una de las más interesantes es cuando nos dejamos sorprender. Aceptamos el reto de volver a mirar (nos) y descubrir (nos) al otro y en el otro, haciendo que lo intempestivo, se convierta en una oportunidad para la creación de algo diferente. En este sentido, una de las formas privilegiadas de crear es a través del juego, permitiéndonos hacer un “como si”, que nos saque de aquellos lugares comunes.
Por supuesto que esta no fue la realidad de muchas relaciones, personas a quienes el aislamiento las sorprendió en pleno trabajo de duelo por una separación y tuvieron que sostener una convivencia forzosa, hasta tanto el otro pudiera buscar un alquiler y mudarse. En estos casos la búsqueda de tolerancia fue la estrella de la casa, junto con la difícil tarea de forjar una distancia estando físicamente juntos.
Para otros se dio completamente a la inversa. Estando separados desde hace tiempo, el aislamiento fue una invitación para acercarse. Excusa mediante, se permitieron compartir sus días, en una apuesta por revincularse de nuevas formas.
¿Será como en Las Vegas que “lo que pasa en la cuarentena se queda en la cuarentena”?, y esto lo pienso en relación a que sin duda estamos ante una situación extraordinaria y en consecuencia las respuestas que cada uno puede dar a ello, también lo serán. En esta línea, puede ser que dos personas que en algún momento fueron pareja decidan “juntarse” por un tiempo, por este tiempo, y no necesariamente implica una vuelta, sino más bien un hacer de a dos en medio de una crisis que, en mayor o menor medida, nos afecta a todos. Y después se verá…
No nos olvidemos también que el ser humano es ante todo un ser social, vincular, característica que toma aún mayor énfasis en tiempos de emergencia (emergentes), ya que es a partir del fortalecimiento de nuestras redes, que algo de lo insoportable, tiene la posibilidad de comenzar a tramitarse. Este es un hecho que nos convoca a pensar estrategias de las formas más creativas, en el intento de sostener nuestros vínculos, aislamiento mediante.
Por otro lado, ese mismo otro, que puede funcionar como posibilitador de una trama que no nos deje a la intemperie, es al mismo tiempo, depositario de nuestra hostilidad y nuestros impulsos agresivos, generándose un “combo” complejo. Y ni que hablar, si lo pensamos en relación al virus, en el que el otro es también un posible transmisor, una amenaza. Estar advertido de las tramas que se tejen tras nuestros pensamientos, nos ayuda a relativizar y repensar las posiciones que tomamos frente a la situación y con nuestras relaciones.
Como sea que nos haya encontrado la cuarentena puertas adentro, no descartemos que también en terrenos inestables, pueden construirse respuestas singulares e ingeniosas. Habrá quienes tengan más herramientas, quienes sepan de construcción, quienes consigan materiales a menor costo… cada uno desde su lugar, aperturar caminos posibles.


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