UN HOMBRE DE 62 AÑOS DE EDAD, COPROPIETARIO DE UN LABORATORIO DE ANALISIS CLINICO DE USHUAIA Y DE MUY BUEN PASAR ECONOMICO, APROVECHO EL DESCUIDO DE LA CLIENTA DE UNA FARMACIA PARA APROPIARSE DE SU BILLETERA, LA QUE ARROJO DESPUES EN UN TACHO DE BASURA EN SAN MARTIN, SIN LOS 2 MIL PESOS QUE CONTENIA, DOCUMENTOS Y UN PAR DE AROS DE ORO.
El hombre quedó filmado en las cámaras de seguridad del local, logrando la Policía pocas horas después dar con él, secuestrarle la ropa que llevaba al momento de cometer el ilícito y notificarlo de derechos y garantías.
Un hecho insólito tuvo lugar el pasado viernes en la sucursal de avenida Magallanes 856, de la farmacia “Farmatotal”, alrededor de las 11 de la mañana, en el sector de despacho de medicamentos, ubicado en los fondos del local comercial.
En ese lugar, una clienta se encontraba comprando cuando por un momento se alejó del borde del mostrador, en donde había apoyado su billetera rectangular de color claro, para buscar otra mercadería en una góndola próxima. En ese momento se acercó al mismo mostrador otra persona, un hombre calvo, con lentes, vistiendo una campera azul que se distingue por poseer vivos blancos en los hombros, borde del cierre y en otras costuras. Solicitó Ibuprofeno y Milanta. Mientras el propietario del local iba a buscar los artículos, el hombre tomó la billetera y se la introdujo en un bolsillo interior de la campera, continuando la compra como si nada hubiera ocurrido, ignorando que las cámaras instaladas sobre su cabeza habían registrado todos sus movimientos. Cuando le entregaron los dos medicamentos de venta libre, se encaminó hacia la parte anterior del establecimiento, pasó al lado de la dueña del elemento que acababa de sustraer, pagó y se retiró rápidamente. Cuando la damnificada se percató del faltante de su billetera el hombre ya se había retirado del local, dirigiéndose Gisela Loreley Meurzet, de 45 años de edad, a la sede de la Comisaría 1era, sita a una cuadra de distancia de la farmacia.
LA INVESTIGACION
El primer elemento que resultó crucial para el esclarecimiento del ilícito, fue la filmación que la farmacia pudo proporcionar a la Policía, en donde se vé claramente al hombre parado al lado del mostrador, tomando la billetera e introduciéndosela entre sus ropas.
El trabajo de relevamiento de otras cámaras de seguridad instaladas en comercios de la zona, permitió identificar el vehículo en el que el sujeto se desplazaba y con ese dato, se pudo llegar hasta su domicilio.
APREHENDIDO
Informada la Justicia sobre lo acontecido, inmediatamente el titular del Juzgado de Instrucción Nro 3, el juez Federico Vidal, ordenó que la Policía se dirigiera al domicilio del sospechoso, en el Dpto “A”, 1er piso, Tira 3, del barrio 640 Viviendas, a fin de proceder al allanamiento de la morada y también a la requisa del automóvil en el que se movilizaba, además de la revisación personal de quien fue identificado como Maximino Antonio Sánchez Torrado.
En el marco de la causa sustanciada bajo la carátula “Sánchez Torrado Maximino Antonio sobre hurto en perjuicio de Meurzet Gisela Loreley”, el imputado vio agravada aún mas su situación personal dado que los efectivos policiales encontraron en su poder una campera azul con vivos blancos coincidente con la que se ve vestir a quien hurta la billetera, en las cámaras de seguridad de la farmacia.
A raíz del hallazgo, la magistratura interviniente dispuso que a Sánchez Torrado se lo notificara de Derechos y Garantías, que se le informe formalmente que se encuentra incurso en una causa penal por el delito de hurto y que debía someterse a la toma de huellas dactilares, a fin de proceder a la actualización de su prontuario.
INEXPLICABLE
Aunque los delitos contra la propiedad no tienen ningún tipo de justificativo, el caso particular que protagonizó el sexagenario, no dejó de ser motivo de infinidad de comentarios en las redes sociales, habida cuenta que el imputado es un viejo poblador de la ciudad, copropietario con su esposa de un histórico laboratorio de análisis químico y acreedor de una vida holgada económicamente que le ha permitido viajar a ignotos puntos del planeta, según se puede ver en su cuenta de Facebook.
El autor del inexplicable proceder – se pudo saber – no padece trastornos ni invalidez mental de ningún tipo que lo situé en la condición de inimputable.
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