“Tango”, el perro que venció a la muerte y a la montaña

“Tango”, el perro que venció a la muerte y a la montaña

Desde siempre, el mejor amigo del hombre…

Cuando parecía que la suerte estaba echada, de su helada sepultura de casi dos metros de profundidad, el noble can “olfateó” y presintió la vida y salvó al esquiador Gastón Corradini de una muerte segura. Tiene 10 años de vida y está entrenado en el rescate de víctimas de avalanchas y derrumbes.

“Tango”, el perro que venció a la muerte y a la montaña

Resulta dificil imaginar que en la vasta superficie de la zona del glaciar, cubierta de nieve y hielo hacia los cuatro puntos cardinales, pudiera encontrarse – como una aguja en un pajar – a una persona, además sepultada a casi dos metros de profundidad. En medio de la oscuridad, sin huellas que seguir, sin rastros en la superficie y sin más referencias que las brindadas por el esquiador sobreviviente a la avalancha que borró de la superficie de la tierra a su amigo Gastón Corradini, había que intentar encontrarlo contra todo pronóstico adverso. Y si había una posibilidad en un millón de encontrar al esquiador devorado por la montaña, esos cálculos no estuvieron en la cabeza de “Tango”, el manso perro labrador que puso en acción su instinto y su olfato y sin considerar estadísticas de probabilidades, se dispuso a hallarlo.
«Estábamos en medio de una cena. Yo siempre tengo la mochila preparada. La familia ya sabe. Uno te pasa el pantalón de invierno, otro las linternas. Tango se pone a saltar porque para él esto es un juego», contó el padre humano del héroe perruno, Julián Elizari en diálogo con la prensa.
«Cuando el muchacho que pidió auxilio me marcó el lugar, Tango empezó a hacer su trabajo. Recorrió unos 10 metros y empezó a ladrar y a rascar la nieve. Lo había encontrado», relató el bombero de 57 años, oriundo de la ciudad bonaerense de Olavarría y radicado en Ushuaia desde 1987.

“Tango”, el perro que venció a la muerte y a la montaña
«Empezamos a escarbar con cuidado, con palas y con las manos, mientras Tango ayudaba con las patas. La nieve estaba muy compacta y húmeda. De repente encontramos una mano. Estaba quieta y temimos lo peor», continuó diciendo el rescatista.
Sin embargo, cuando los miembros de la Comisión de Auxilio lograron destapar el cuerpo que estaba a casi dos metros enterrado en la nieve, vieron que el joven movía los dedos, y a partir de allí se desató una verdadera carrera contra el tiempo para ponerlo a resguardo y trasladarlo de urgencia al hospital.
«La verdad es que no sé cómo sobrevivió. Fácilmente estuvo más de una hora enterrado hasta que lo encontró Tango. No había una burbuja de aire con el exterior y calculo que la nieve que tenía encima pesaba unos 200 kilos», rememoró finalmente Elizari.
El equipo humano – can, fue felicitado por los integrantes del Cuartel de Bomberos 2 de Abril, al que pertenecen, por el heroico trabajo realizado.
Y aunque en tono de rock nacional el grupo “Pastoral” afirme en la letra de “El Hospicio”, que “me apena saber que el perro es perro y nada más”, los 47 años transcurridos desde su lanzamiento siguen demostrando – como desde el comienzo de los tiempos – que el perro es el más fiel y noble compañero de los humanos, capaz de los actos más abnegados y de arrojo y a quien la humanidad no reconoce y valora como merece.


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