Turismo fueguino: ¿objeto de recaudación?

Turismo fueguino: ¿objeto de recaudación?

Turismo fueguino: ¿objeto de recaudación?

Julio Cesar Lovece

La afluencia turística a Ushuaia, aunque con algunos altibajos producto de cuestiones externas ingobernables desde el destino, no ha parado de crecer. Con ello ha aumentado exponencialmente la infraestructura turística local y si bien se exponen algunas falencias en sitios estratégicos que impiden mejorar la oferta de atractivos y, por otro lado, no se termina de tomar conciencia respecto de la importancia de proteger determinados bienes naturales y culturales, podríamos decir que a la actividad le aguarda un futuro óptimo.
Para aquellos que hemos vivido el proceso de las últimas cuatro décadas, recordamos lo complejo y frustrante que resultaba hablar de la importancia del turismo a políticos y gobernantes por los años 80´. Por eso sorprendió la propuesta de algunos convencionales, que se hallan trabajando en la reforma de la Carta Orgánica, de implementar una “tasa turística”.
Pero independientemente de la discusión que, afortunadamente, ha llevado a desistir de esa pretensión, que hubiese significado un enorme error por cuanto es obvio que debe llevarse al ámbito del Concejo Deliberante, deberíamos proponer y extender a otra instancia dicha posibilidad con un profundo análisis que exponga las ventajas, desventajas y, sobre todo, el cómo se implementaría el cobro de ese impuesto.
Uno no puede evitar preguntarse si quienes han propuesto este proyecto, han llevado a cabo estudios, evaluaciones serias y, sobre todo, estrategias de implementación profundas. Ni hablemos de las consultas a las que deberían obligarse, aunque más no sea, por cuestiones éticas. Este no debe ser un proyecto que se deba discutir a puertas cerradas y sólo con una opinión política, como mínimo consultar a las cámaras que nuclean a los diferentes sectores, a la Universidad, a los titulares de las áreas de turismo, a organizaciones afines, etc.
Es verdad que muchos lugares del mundo ya implementan una tasa o impuesto de estas características, incluso hay en Argentina lugares como Bariloche, por ejemplo, que han decidido su creación, pero también es cierto que ha generado duras controversias, críticas, dificultades en su implementación e incluso, hasta se ha judicializado.
Conforme buceamos en estas experiencias, no podemos menos que preguntarnos:
¿Serán las líneas aéreas o los hoteles los que recauden? ¿Acaso una plataforma de “e-pago” que igualmente reclama un sector “fiscalizador”?.
¿Lo recaudado será destinado a Rentas o a un fondo específico? ¿El Municipio se apoyará en ese impuesto para luego reducir la partida presupuestaria asignada a la Secretaría de Turismo?
¿Quién decidirá luego el destino de esos fondos?
¿Será para promoción, para diversificar el producto o para barrer las calles? Porque convengamos que las tareas hoy desempeñadas por la Municipalidad son obligatorias y destinadas prioritariamente a los residentes.
En caso que sean los hoteles quienes recauden ¿se cobrará la misma tasa en un hotel de 5 estrellas que en un humilde alojamiento?.
¿Cómo se pretende manejar la problemática de los alojamientos clandestinos o departamentos en alquiler temporario que no se hallan registrados? ¿Acaso se generará una nueva ventaja para quienes trabajan por fuera de la ley?. En este sentido, ¿de qué manera congeniará el Municipio las tareas de fiscalización que hoy son responsabilidad de organismos provinciales?.
¿El sector privado podrá opinar respecto del destino de esos fondos?.
¿Los cruceristas pagarán?. Y de éstos.. ¿los que ascienden a un colectivo y se van directo al Parque Nacional o solamente los que se quedan a caminar por la ciudad?
No podemos negar que el estado de veredas y calles en determinados sectores, aún se encuentra al margen de lo óptimo. ¿Cuál puede ser el humor del visitante, al que el Municipio le cobra un impuesto, si al salir a caminar por el centro de la ciudad se encuentra con las veredas destruidas?
Este tipo de procesos deben ser fruto de la experiencia y de la planificación, no por determinación política simplemente. No es bueno que se tomen medidas de esta naturaleza sólo con fines recaudatorios.
Se deberían analizar las ventajas y desventajas respecto que un destino como Ushuaia, distante, con costos aéreos entre los más altos del país, de servicios también entre los más elevados del país, genere una instancia que pueda afectar a la competitividad del destino.
En muchos destinos turísticos el cobro de este impuesto encuentra su justificación en mejorar o recuperar sitios degradados o impactados por una afluencia turística mayor a la capacidad de carga de dichos destinos. Si éste fuera el caso, la tasa debería compartirse con la provincia, por cuanto los sitios que hoy corren más riesgo en este sentido se encuentran también fuera del ejido urbano. Vale mencionar que esta premisa es objeto de duras críticas ya que se asemeja a la política que autoriza a contaminar o degradar un determinado lugar, siempre que se pague por ello.
No guarda esta nota el objeto de oponerse a la implementación de una nueva tasa o impuesto, pero imponer este debate como si ya la actividad turística en su conjunto no tributara parece por lo menos injusto. No obstante se reconoce que el impacto que genera la visita de cientos de miles de personas durante todo el año, implica también mayor esfuerzo y presupuesto de parte de los organismos públicos.
En todo caso nos debemos el debate, serio, responsable, profundo y considerando todas las opiniones y alternativas para que el cobro de este nuevo tributo, sea parte de la solución no de un nuevo problema.


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