Una política fueguina que ya es marca nacional

Este domingo, el diario Clarín publicó una entrevista a la gobernadora de Tierra del Fuego. No es la primera vez que Rosana Bertone brinda sus opiniones a un medio nacional. A comienzos de 2016, había conversado con el diario La Nación mostrando el mismo perfil que en esta última oportunidad: un estilo concreto, sencillo y directo.
Quizá sea una cualidad que hoy se destaque como un activo importante en esta Argentina atosigada por las irracionales grietas maniqueas y las estafas electorales del “Cambio” tejidas con mentiras de campañas.
Sobrepasando el mediocre y piadoso manto de los filtros que los asesores de imagen suelen imprimir a la política actual, Bertone se confiesa como una gestora de beneficios para su provincia. Tan simple como eso.
No todo está perdido entonces para la política. A veces, a la luz de los resultados, se descubre que es muy triste que un publicista le diga a un gobernante lo que tiene que decir o hacer. Bertone tiene los anticuerpos necesarios para combatir esa lamentable tendencia de los tiempos actuales. Y lo hace diciendo lo que piensa.

Una presencia nacional ininterrumpida

Con una constante presencia en el Congreso Nacional desde el año 2001, Bertone es la legisladora fueguina que más años ininterrumpidos repitió una banca en el Congreso Nacional: tres periodos consecutivos como diputada y uno como senadora, hasta que el triunfo de 2015 le otorgó la responsabilidad de guiar los destinos provinciales. Un tesoro invalorable a nivel personal para cualquier carrera política, pero también un activo social, político y jurisdiccional para la provincia que con el constante voto ciudadano ha sabido sostener a una persona para que adquiera la experiencia suficiente sobre una materia que no se enseña en ninguna academia oficial.
Gracias a este hecho, quizá fortuito pero también merecido, Rosana Bertone, además de ser gobernadora, es la marca inconfundible de la política fueguina y lo que no es menor, una referente política nacional, fuente de consulta obligada como necesaria de sus compañeros justicialistas con las máximas responsabilidades ejecutivas y legislativas; y una instancia de negociación obligada del Gobierno de Cambiemos.

La importancia de contar con un liderazgo regional indiscutible

En este sentido, hubo sobradas demostraciones de la posición de fortalecimiento que ha adquirido Tierra del Fuego en el tablero de la política nacional desde que Bertone es gobernadora. Se han logrado detener medidas que eran nocivas para los intereses industriales y laborales de la región, se han podido defender las conquistas impositivas adquiridas antaño, se ha logrado un compromiso importante de la Nación con obras de Infraestructura y niveles de inversión nunca antes vistos.
Y esto fue así porque si bien Tierra del Fuego es la provincia que menor peso electoral detenta en la Argentina, su gobernadora tiene una ascendencia política sobre muchos legisladores de otras regiones que entienden su gravitación nacional y de este modo, brindan su apoyo para defender los intereses de todos los fueguinos.
En estos momentos, ningún otro referente político de la provincia puede ni podría suplir el rol que la gobernadora Bertone cumple en la política nacional. Este es un capital político que los fueguinos deben ponderar a la hora de concebir el liderazgo regional que ha sabido labrar su gobernadora.

Una dirigente que se proyecta en tiempos de crisis

La política nacional está dando signos de un cambio de paradigma en el futuro cercano. Con la crisis económica desatada, se van poniendo en descubierto aquellos dirigentes que perfilan la capacidad de conducir proyectos que imprimen un rumbo claro a la gestión.
Esto es lo que se ha logrado en Tierra del Fuego: una provincia fiscalmente ordenada, donde no se despilfarran los recursos y se gobierna con la verdad en base a un proyecto que sobrepasa el corto plazo porque entiende que sólo agrandando la economía mediante el crecimiento genuino, se contará con riqueza para mejorar el nivel de vida de todos los fueguinos.
Cuando hay remanente de caja se reparte, cuando no hay, se cuidan los dineros públicos para que su mal gasto no afecte a futuro la estabilidad del sistema estatal del que, en definitiva, usufructúan todos los ciudadanos fueguinos.
No es difícil comprender la diferencia abismal que separa el estilo y el rumbo que Bertone le imprime a su gestión, si se lo compara con lo que ocurre a nivel nacional.
Es por eso que en tiempo de vacas flacas, es cuando se visualiza mejor al buen administrador, algo que el país necesitaría imperiosamente en estos tiempos de galopante recesión, inflación desbocada y desidia fiscal.



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