Una pregunta sustentable para Ushuaia

Una pregunta sustentable para Ushuaia

Por Virginia Rizzo Lic. en Ciencias del Ambiente. Directora del Observatorio Socioambiental – Instituto de Estudios Fueguinos (I.E.F.)

 

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Virginia Rizzo Lic. en Ciencias del Ambiente. Directora del Observatorio Socioambiental – Instituto de Estudios Fueguinos (I.E.F.)

Muchas veces los conceptos y nociones que maneja el campo académico y científico están sujetos a debates y constantes revisiones y esto es así porque una parte muy importante del campo científico toma como objeto de estudio al ser humano como un ser social, sujeto a las leyes de la naturaleza, pero también en su capacidad transformadora del mundo en el que vive y al mismo tiempo, como la entidad más disruptiva y creativa de la relación vida-medio natural.
No fue hasta hace muy poco que se extendió en las agencias multinacionales la noción de impacto ambiental y entonces el mundo percibió que esa relación “natural” entre el ser humano y su medio físico, merecía una redefinición de paradigmas.
Primero llegó el turno a la forma en que se explotaban los recursos y acto seguido la agenda se ocupó en los grandes desequilibrios planetarios y sus componentes como el clima y los denominados recursos no renovables, hasta que finalmente las miradas viraron hacia la cuestión urbana, concibiendo todos aquellos trastornos que atentaban contra la calidad de vida de la gente.
En este último punto, no es difícil imaginar el universo de problemáticas ambientales que se desplegó en el tablero de alarmas de las grandes ciudades, las que debieron comenzar a incluir en sus agendas de gestión pública, soluciones, o propuestas novedosas, para lograr disminuir el impacto que causaba un crecimiento constante, muchas veces carente de cualquier tipo de planificación urbana.

Sustentabilidad Urbana

A la luz de los avances y el desarrollo que van experimentando las Ciencias del Ambiente y aguardando aun arribar a un significado uniforme, hoy son muchas las dimensiones que se incluyen dentro del novedoso concepto de sustentabilidad urbana, variando su interpretación con arreglo al entorno al que se aplica, en relación a las características ambientales y a las condiciones culturales, sociales y económicas de cada ciudad.
Se trata de una noción que cada vez escuchamos más asiduamente porque es justamente en las ciudades donde se producen infinidad de impactos ambientales que afectan la calidad de vida de la población. Y además, existen porciones de la sociedad ideologizadas ambientalmente que reclaman el tratamiento de esas problemáticas con el fin de mitigar los efectos comunitarios que producen, involucrándose, de este modo, en los juegos de poder del fenómeno de lo local.
En esta intersección de situaciones y posicionamientos a veces espontáneos y coyunturales y otras direccionados y conducidos previamente, se hacen necesarias mediaciones que ponen a prueba constantemente el sistema de préstamo o concesión del poder de la ciudadanía hacia su dirigencia y, por otra parte, el nivel y calidad de las instituciones públicas en su función de administrar y (particularmente en los tiempos que corren) de planificar estratégicamente.
El tráfico vehicular, la polución atmosférica, los residuos sólidos urbanos, la contaminación de los cursos de agua, la falta de espacios verdes, entre tantas otras componentes, son algunos de los parámetros en los que se pondera el impacto ambiental en una ciudad. Existen muchos más y sus variantes se relacionan de una forma diferente en cada localidad analizada.

Una pregunta sustentable

Visto entonces que la sustentabilidad urbana admite una multiplicidad de componentes que hacen al impacto ambiental en las ciudades, parámetros necesarios para ponderar dentro de todos estos componentes, en que estadio se encuentra la gestión de dispositivos de saneamiento y mitigación (destinados a solucionar un problema heredado que persiste en la actualidad); o por el contrario, qué tipo de política pública se ha desarrollado para planificar estratégicamente el conjunto del universo del impacto ambiental local a través de la planificación estratégica (esto es, prevenir y adelantarse a una posible generación de un problema ambiental), la sustentabilidad urbana se debate entonces entre una dimensión del pasado y otra del presente, en relación a la calidad de vida de la población que vive en las ciudades.
Y este es un punto de inflexión para este moderno concepto: ¿Puede una ciudad que cuenta con un bagaje histórico de déficits ambientales que afectaron y aún afectan la calidad de vida de la población allí establecida, iniciar un tránsito hacia la sustentabilidad mitigando y remediando en forma paulatina los problemas heredados y contraponiendo otras variables de concepción más moderna y que hacen a las novedosas tendencias de la planificación urbana estratégica?
El peso específico de esta cuestión debería obligar a fijar un posicionamiento político intelectual que muchos prefieren evadir a la hora de concebir y aceptar que la sustentabilidad urbana debe ser un concepto necesariamente polisémico y situado a nivel territorial.

Una pregunta sustentable para Ushuaia

Replicar la pregunta del apartado anterior debería ser también un disparador de inquietudes para quienes cultivamos las Ciencias del Ambiente o para aquellos que por precedencia académica, relación institucional, áreas de gestión pública, participación civil o militancia partidaria se encuentran en relación con las cuestiones ambientales locales y contemporáneas de la ciudad.
Pensemos en Ushuaia, la ciudad Capital de una Provincia muy joven, que durante la época del Territorio experimentó la explosión demográfica sobre fines de siglo XX, la forma muchas veces intempestiva en que creció, sin planificación y en la gran cantidad de problemas ambientales que sumó en el siglo actual, con la afectación de sus cursos de agua, con el déficit de sus obras sanitarias, con los trastornos del tránsito, con la vulnerabilidad de su infraestructura vial dada las características del territorio, con el avance de la mancha urbana sobre el bosque nativo, etc.
Y contrapongamos a la Ushuaia actual, que ha logrado mitigar muchos de aquellos impactos ambientales negativos, sumando un activo tratamiento sobre los espacios públicos (recreativos o verdes), a los que además de la visiones tradicionales aportadas por la arquitectura y el urbanismo, las Ciencias del Ambiente han complementado con enfoques socioambientales concebidos para plantear con esta componente particular, un tránsito efectivo hacia la sustentabilidad urbana.
Demás está aclarar que la producción de espacios públicos verdes y recreativos en un ciudad conlleva los beneficios ambientales de contribuir a la salud física y mental del ciudadano (sobre todo, niños y ancianos), fortalece la relación e identificación entre los vecinos, mitiga la contaminación atmosférica por la multiplicación de vegetación en diferentes lugares de la ciudad, permite la relajación de la dinámica social laboral y familiar al proporcionar espacios preparados para la apertura y redefinición vincular en contextos específicos diferenciados.
No serían entonces las políticas públicas direccionadas a la planificación, generación, gestión y recuperación de los espacios públicos verdes y recreativos la componente principal por donde está pasando la sustentabilidad urbana en Ushuaia. Y gracias a esto, aún con los problemas ambientales heredados de la ciudad histórica: ¿estaríamos en condiciones de afirmar que Ushuaia se encuentra en tránsito hacia la sustentabilidad Urbana?
Una muy buen pregunta para comenzar un debate que seguramente ayudará a definir la sustentabilidad urbana situada en nuestra ciudad, que claramente excede el concepto académico, porque constituye ya una tendencia de gestión pública en gran parte de América Latina.


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