Ushuaia antes de Ushuaia

Ushuaia antes de Ushuaia

Un nuevo aniversario de nuestra ciudad motiva una reflexión que posiblemente resulte inapropiada para algunos o poco grata para otros. Pero es bueno generar cierto debate y que miremos este tipo de fechas desde otras perspectivas.
Pese a la importancia de lo que podríamos describir como el nacimiento institucional de Ushuaia, obviamente fruto de la mirada oportuna y trascendental de quienes ordenaron y ejecutaron dicho acto, no podemos ignorar que se suele observar a estos aniversarios desde la mirada del “conquistador”. Como aquellos que creen que antes de 1492 América no existía o que la civilización, es decir “el conjunto de costumbres, ideas, creencias, cultura y conocimientos de un determinado grupo humano”, fue traída recién por Cristóbal Colón y su séquito de depredadores.
Es como pensar que las montañas que rodean a nuestra ciudad, nuestra bahía o los bosques nativos, no existían antes de nuestro arribo. ¡Claro que sí!. Quizás con diferentes topónimos, con otros usos o miradas, pero ya estaban ahí mucho antes que nosotros existiéramos siquiera.
El Canal Beagle era el Onachaga, el Murray era el Yagasagha y Ushuaia era Ushuaia. Quizás escrito de otra manera, pero ya era Ushuaia mucho tiempo antes de nosotros.
Esa mirada eurocentrista que también embargaba a los gobiernos nacionales, alimentó aquellas políticas que facilitaron la entrega de tierras, otrora ocupadas por los indígenas, dando por hecho que nadie vivía en ellas.
Y como es cierto que “la historia la escriben los que ganan”, aceptamos el origen étnico de la palabra Ushuaia, como si sus autores hubiesen otorgado el nombre y luego dejaran de estar, sin más ni más. Pero no fue así.
Adoptamos la toponimia porque, a decir verdad, se trata de una “bahía que penetra hacia el oeste o hacia el poniente”, pero luego de ello o desde algunos años antes, desde el primer contacto del blanco con el nativo, enfermamos, atropellamos, desplazamos a quienes fueron los primeros ocupantes de Ushuaia.

Ushuaia antes de Ushuaia
Grupo étnico yámana. Ocupaban la parte norte de la isla de Tierra del Fuego. Archivo Museo del Fin del Mundo.

Para diferenciar a quienes vinieron antes de los que vinieron después a poblar estas tierras, hecho que se respeta y aplaude, se utiliza el término “pionero”, describiendo a “quien empieza a poblar o explorar un territorio hasta entonces virgen”, como si hasta ese momento nadie efectivamente hubiese habitado o explorado estos australes territorios.
Es bajo esta premisa que los pueblos originarios, quienes habitaron Ushuaia y Tierra del Fuego, mucho antes de que nosotros llegáramos, se transformaron en un “problema” de poco fácil solución ya que, de otra forma, deberíamos haber respetado las antiguas presencias.
El 21 de septiembre de 1889, Juarez Celman firma un decreto a través del cual se fomenta la inmigración de europeos con la entrega de tierras, en diferentes provincias y territorios de Argentina, incluido Tierra del Fuego. En el Art. 2º se expresa: (sic) “Destínase para ser colonizadas, por familias de ingleses, ocho mil leguas, italianas ocho mil, españolas cuatro mil, francesas dos mil, suizas mil y belgas mil. Art. 3º Para la enajenación de las tierras mencionadas, se establecerán oficinas dependientes del Departamento de Tierras y Colonias, en Londres, París, Barcelona, Génova, Basle, Bruselas, y en algunas otras ciudades de Europa que se creyera necesario.”
Un decreto nacional de fecha 30 de octubre de 1895 expresa: (sic) “Autorizase a la gobernación de Tierra del Fuego para conceder permisos de ocupación de fracciones que no excedan de 10.000 hectáreas en los terrenos situados al sud del Río Grande, sin que esta concesión importe acordar a los ocupantes otros derechos que los establecidos en las leyes generales sobre la materia.” Se debe aclarar que la entrega de tierras superior a las 10.000 ha. era potestad del gobierno nacional.
En una resolución de fecha 12 de diciembre de 1898, firmado por Julio Roca, se expresa que: (sic) “Visto lo expuesto por la gobernación de Tierra del Fuego, respecto de la conveniencia de establecer en los puntos del territorio que indica un servicio de Policía, a fin de defender a los pobladores contra las invasiones de indios onas, a cuyo efecto solicita se la autorice para proceder a la construcción de los edificios correspondientes”, refiriéndose a destacamentos de Policía en diferentes puntos de la isla.
El 8 de febrero de 1897 se otorga, mediante resolución “una partida de 400 pesos moneda nacional mensuales, para racionamiento de indígenas en el Territorio Nacional de Tierra del Fuego”.

Ushuaia antes de Ushuaia
Grupo étnico shelknam. Ocupaban la parte sur de la isla de Tierra del Fuego. Archivo Museo del Fin del Mundo

En resolución aparte con la misma fecha, se determina que “la Gobernación de Tierra del Fuego elevará mensualmente la planilla respectiva, acompañando los nombres de los indios que se racionen, y no pudiendo en ningún caso excederse de la suma autorizada…”
Pocos días después, el 27 de febrero de 1897, José Evaristo Uriburu firma una nueva resolución mediante la cual determina: “Hacer saber a la Gobernación de Tierra del Fuego, que el racionamiento que puede proveer a las familias indígenas, debe limitarse en el corriente año a la suma de cuatrocientos pesos m/n mensuales ($ 400) …” y “Hacerle saber igualmente que debe tratar de utilizar los servicios de los indios sometidos en las diversas industrias que se explotan en el territorio, proporcionándoles de esta manera trabajo para su subsistencia, siempre que garanta a los industriales de los temores que abrigan respecto de los indígenas…”.
Estos documentos oficiales exponen la problemática que, por esos años, significaban las políticas imperantes respecto de los nativos, a quienes se los había expulsado de sus zonas de caza, a fuerza de represión y fuego. Solamente les quedaba trabajar por la comida en las estancias de los grandes terratenientes o, como en este caso, entregarse a las autoridades para, impedidos de su libertad, recibir un plato de comida.
Como para que no queden dudas respecto de la situación legal de los mencionados nativos, en estos u otros documentos se hace referencia a los detenidos como “presos indígenas”.
No se pretende, en esta nota, profundizar mucho más sobre la mortandad de nativos, sea por las enfermedades traídas por los blancos o por la matanza organizada. En todo caso se cree propicio en esta fecha, más allá de recordar la creación legal e institucional de nuestra querida Ushuaia, que era necesaria y los tiempos así lo reclamaban, no olvidar que antes había pobladores, habitantes, nativos y pioneros que caminaron cada rincón de estas tierras, navegaron sus aguas, impusieron nombres a cada lago, río, canal y montaña, y que pescaban, cazaban y habitaban este hermoso paraje al que ellos denominaron Ushuaia.
Nosotros llegamos después.


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Diario Prensa
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